El 26 Venezuela debe jugársela
El director del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) en la frontera con Colombia asegura, en recientes declaraciones, que Chávez provoca tensión en la frontera para desviar la atención de los problemas que tiene en Venezuela. Debe ser verdad. Es difícil que alguien lo niegue porque eso es lo que ocurre y, además, esa es su estrategia: provocar.
Es verdad que tiene problemas aquí y muchos. Sabe que nada es igual y sólo falta que este país se lo demuestre el 26 de septiembre. Los votantes irán a las urnas, directa y honestamente, para castigar a Chávez, porque desde que mintió a los venezolanos con sus promesas, el Presidente quedó en deuda con el pueblo. Muchos votamos llevados por la rabia y la decepción con los políticos del momento y, por eso, él ganó. Él fue un “encantador de serpientes”: ofreció, ¡y ofreció de todo!, ¡pero nunca habló de socialismo! Mintió asegurando que llamaría a los hombres más capaces sin importar su postura política. Desde allí comenzó el rosario de mentiras y atropellos a la Constitución y a los derechos de los ciudadanos. Fue el voto castigo lo que le llevó al poder, y será de esa misma manera que Chávez dejará Miraflores.
Venezuela se merece no votar por rabia, por “cobrar” deudas perversas, y estas perdurarán mientras se atente contra la democracia. Son once años escuchando lo mismo, aceptando corrupción, insultos, humillaciones, inseguridad, desatinos, atropellos, violación de la Constitución y derechos ciudadanos. ¡Este país no aguanta más! No podemos olvidar todo lo que hemos vivido. Basta ya de creer que Chávez está engañado o que esto cambiará con el socialismo, que es simplemente su creación enloquecida para permanecer en el poder.
La tarde en que se conformó el Consejo Federal de Gobierno lo vimos, otra vez, con su piel de cordero, irradiando cinismo, enloquecido. Mientras impedían la entrada de Ledezma, él proclamaba bondad y comprensión. Chávez sabe que se agotó el tiempo, que sus fechorías hartaron la paciencia nacional. Venezuela ve con rabia como, mientras se regala dinero, los nuevos ricos disfrutan, como nadie, con el dinero mal habido. El odio incitado desde el discurso violento, a través de 11 años de gobierno, sólo ha generado escozor y enemistad. El nigérrimo panorama nos dibuja, además, una invasión de cubanos que despoja espacios venezolanos, mientras que Chávez lo permite, pues se cree dueño de tierras y almas. El 26 de septiembre la voluntad humana de una Venezuela desgarrada tiene que decir “presente”. Eso o morir de impotencia. El país se jugará la democracia ese día.–