¡Presidente, sea un varón!
La sombra de la Comisión perseguirá a Esteban incluso si se va de la OEA. Que Esteban desprecie los mecanismos de observación internacional de las democracias y los derechos humanos, a nadie le sorprende!. Aparte la vergüenza que sufrimos los venezolanos al escuchar sus expresiones escatológicas contra todo mandatario extranjero que no es de su agrado y esta vez las autoridades -que llama excrementicias- de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, lo que importa es el fondo del Informe de este organismo sobre el estado de la democracia en Venezuela.
Ojalá le sirva de algo a quienes aún tienen dudas acerca de la peligrosa personalidad de Esteban y para que decidan a tiempo lo pertinente y conveniente. Es una memoria incontrovertible de agravios -ya habituales- a los derechos humanos y libertades fundamentales de nuestros compatriotas.
En 1998 suman 4.500 las víctimas de homicidio en todo el territorio nacional. Para 2009 la cifra supera los 16.000 homicidios. Entretanto, si al principio eran detenidas más de 5.000 personas para averiguaciones hoy no pasan de 1.200 los investigados. Y la democracia, no lo olvidemos, es respeto a los derechos humanos, en especial a la vida y a la justicia.
En contrapartida, a propósito del Informe, la Presidenta del Tribunal Supremo, la Defensora del Pueblo y la Fiscal General corren presurosas y en comandita en defensa de Esteban, para sumarse al coro de sus infamias.
¿Puede hablarse entre nosotros, pues, de separación e independencia de poderes, que es cuanto demandan los Comisionados de la OEA? ¡La democracia deja de ser tal, cabe reiterarlo, sin la autonomía de aquéllos!
Democracia es Estado de Derecho, en otras palabras respeto a la Constitución. Y vale preguntar si Esteban respetó la ley cuando desconoció la elección de Ledezma como Alcalde Mayor o al crearle un «gobierno paralelo» al gobernador Pérez Vivas, o al enviar a la cárcel a la juez Affiuni por decidir reconocerle a un procesado- otro preso del Presidente- su derecho humano a un juicio en libertad.
Si algo aprendimos los venezolanos es que democracia equivale a libertad de ideas y su confrontación a través de manifestaciones partidarias o no. Lo cierto es que al día más de 2.240 venezolanos se encuentran sometidos a juicio penal por manifestar y varias decenas de ellos están presos; así Esteban diga que se trata de políticos presos y no de presos políticos. Y además, ¿es o no verdad que fueron clausuradas 38 emisoras radiales y dos canales de televisión -que Esteban califica de golpistas- por tener líneas editoriales independientes?
El origen de la democracia reside en el acto electoral, que para ser democrático ha de ser justo y equitativo. Elecciones a cualquier costo se hacen en la Cuba de los Castro como se hacían en el Irak de Saddam. ¿Puede algún venezolano desconocer que Esteban ejerce presiones y condiciona ayudas para obligar a sus funcionarios y a quienes no lo son para que voten por sus fórmulas? ¿Es imparcial el CNE? ¿Está o no integrado sólo por militantes «socialistas» ?
De modo que, ante el Informe de la CIDH, que describe las graves falencias de nuestra muy «debilitada» democracia, Esteban no puede tener más respuesta que la vulgaridad, al mejor estilo de sus procónsules cubanos. Y en sus arrestos famosos de pandillero sobrado, es que cabe su última amenaza: ¡Me voy de la Comisión!, como también se fue del Pacto Andino, y como asimismo mandó al carajo al presidente Uribe para no enfrentar «su» verdad, ante lo cual éste hubo de espetarle ¡Presidente, sea Usted un varón!
El problema de Esteban ahora es mayúsculo. No podrá irse de la CIDH con solo decirlo u ordenarlo. Necesita reformar la Constitución de 1999, que integra al bloque de la constitucionalidad los tratados de derechos humanos, entre éstos la Convención Americana de Derechos Humanos de 1969. Y si lo logra -ojalá se mida en otro referéndum constitucional- no podrá quitarse de encima a la Comisión Interamericana que ésta crea. La denuncia de dicho tratado tendría efectos hacia el futuro y no con relación a lo ocurrido en los once años de su ominosa «demoautocracia» . Su calvario, en suma, continuará
Y si abandona los predios de la Convención tampoco podrá divorciarse Esteban de la Comisión, pues ella es, a la par, órgano de la Organización de los Estados Americanos, obligada a aplicar supletoriamente -como lo hace con Estados Unidos, que no es parte de la primera- las reglas de derechos humanos adoptadas en 1948.
La sombra de la Comisión perseguirá a Esteban incluso si se va de la OEA, y el Informe de marras será su dedo acusador hasta el final de los días.