Opinión Nacional

Hoja de ruta electoral

Chávez tiene una idea fija: Ser Presidente vitalicio, al igual que Fidel Castro.  Todas sus acciones están motivadas por esa obsesión, que no lo deja dormir, que no lo deja reflexionar, que no le permite desempeñar con aplomo y sensatez sus funciones como Presidente de la República.  Las consecuencias de tal situación, como ya lo estamos viendo, son y serán catastróficas.  No se crea que dramatizamos. Un rápido paneo por nuestro Continente, permite apreciar mejor la insensatez y el anacronismo del proyecto chavista.

En América del Sur, el Presidente Lula, de Brasil; Tabaré Vásquez, de Uruguay y la Presidenta Bachelet, de Chile, concluyeron sus periodos presidenciales con altísimos niveles de popularidad.  Ninguno de ellos tuvo la ocurrencia de buscar la reelección.   En  Paraguay, el Presidente Lugo inicialmente se mostró deslumbrado por la labia y la generosidad del Presidente Chávez, con indicios de que podía seguir su ejemplo.  Se tranquilizó, cuando el Senado paraguayo le asomó veladamente la posibilidad de un juicio político, si pretendía desconocer la Constitución.  Tampoco buscará la reelección el Presidente Alan García del Perú.

Néstor Kirchner, con vocación autocrática inocultable tampoco buscó la reelección, aunque la tenía asegurada.  Le hizo reconocimiento formal al principio democrático básico de la alternabilidad o alternancia en el poder.   Por tal razón, su consorte, Doña Cristina, es hoy Presidenta de Argentina.

En Colombia se despejó la incógnita, Uribe tenía todo a su favor para salir victorioso en una segunda reelección.  Como consideraba inconclusa su misión de derrotar por completo a la narcoguerrilla (todavía tiene 8.000 hombres y mujeres bajo las armas) se sintió obligado a continuar en la Presidencia de Colombia.  Sin embargo, sin pensarlo dos veces, Uribe anunció que acataba la decisión de la Corte Constitucional de considerar improcedente una segunda reelección.  Uribe ya no será candidato.  Funcionó el estado de derecho.  Se respetó la separación y autonomía de los Poderes.  Me cuento entre quienes consideran que este desenlace conviene al fortalecimiento de la democracia Colombiana; y conviene igualmente al Presidente Uribe, que de esa manera se salva para la historia. ¡Que diferencia con la Venezuela chavista!  Recuérdese la reacción del Presidente Chávez ante aquella decisión del Tribunal Supremo de Justicia, favorable a los militares relacionados con los sucesos del 11 de Abril del 2002: “Ese tribunal es una plasta”, y ha continuado pisoteando su independencia y majestad.  Hoy en día, el TSJ no es un poder autónomo, es una dependencia oficial. 

Al norte de la costa atlántica de la América del Sur está Guyana, antigua colonia Inglesa, que desde su independencia viene funcionando como democracia alternativa en la que se han turnado en el poder los partidos fundados por sus dos grandes líderes: Burham, del partido de los negros y Jagan, del partido de los descendientes de hindúes.  En Surinam, después de manifestaciones iniciales de autoritarismo, ha empezado a operar la alternabilidad democrática.

Con  excepción de Costa Rica, los países de Centroamérica padecieron prolongadas y sangrientas dictaduras.  En la actualidad, todos los presidentes, incluido Daniel Ortega, de Nicaragua, han sido electos por voto popular.  Zelaya, en Honduras pretendió reelegirse, con desconocimiento de la constitución y se sabe lo que le sucedió.

En América del Norte, en México, la no reelección es dogma constitucional.  Nadie se ha atrevido a quebrantarlo.  En Estados Unidos, la Constitución, permite la reelección por una sola vez.  Canadá tiene un régimen parlamentario al estilo europeo occidental.

En la América Caribeña, la República Dominicana, después de la larga y tenebrosa tiranía de Trujillo, magistralmente reflejada por Vargas Llosa en su novela de imprescindible lectura “La Fiesta del Chivo”, ha venido funcionando la democracia electiva, con alternancia en el poder.  Haití sigue siendo un país muy atrasado políticamente, con instituciones tambaleantes, pero ningún Presidente, después de los Duvallier, ha logrado eternizarse en el poder.  Trinidad-Tobago, y Jamaica tienen gobiernos de inspiración europea, básicamente democráticos.  Y en cuanto a las numerosas repúblicas minúsculas que pululan en el Caribe, se desenvuelven en atmosfera democrática.

Como puede apreciarse, en el Continente Americano, la excepción a la regla democrática son Cuba y los países del ALBA (Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua). Cuba, que copió al carbón el esquema del Estado Soviético es en la actualidad un país más pobre y dependiente que en 1959, cuando Fidel Castro entró a la Habana al frente de sus guerrilleros victoriosos.  Más que un fracaso de Fidel Castro y de su equipo es un fracaso del modelo.  El comunismo marxista-leninista, como forma de Estado y sistema de organización política y social, no funciona en la práctica.  Es un esquema teórico inaplicable a la realidad.  Esa es la razón por la cual se desplomó la Unión Soviética, no por invasión, no por bloqueo, ni por un acto de fuerza armada. Cuba no se ha desplomado todavía, por la ayuda ilimitada y sin control que le ha venido suministrando Chávez desde hace once (11) años.  Este es el modelo que Chávez está tratando de imponer en Venezuela a las guapas ¿lo logrará? Está por verse.   Correa y Ortega, que funcionan más que todo gracias a la petrochequera, es muy difícil que pueda hacer realidad el sueño inducido de gobernar ilimitadamente.  Quizás Evo Morales, por razones telúricas y de la durísima historia boliviana, pueda lograr estabilizar una especie de “incanato” siglo XXI, si la impaciencia e hiperkinetismo de Chávez, no lo empujan al precipicio.

Chávez tiene ya once (11) años en la Presidencia.  De todos los presidentes en el continente americano es el que ha gobernado por mayor tiempo, seguido por Lula (8) años, Uribe (8) años, Busch (8) años.   Cuando termine su periodo presidencial, en 2012, habrá gobernado durante catorce (14) años, un verdadero record.  Solo Juan Vicente Gómez lo supera. Pero su hambre de poder parece no saciarse nunca, con el agravante de que ha fracasado por completo como gobernante.  No se trata de una apreciación sectaria.  Es una apreciación objetiva.  En once (11) años de gobierno absoluto, autocrático, habiendo manejado presupuestos elevadísimos, Chávez ha hecho muy poco.  En infraestructura, apenas el segundo puente sobre el Orinoco, y la terminación y puesta en servicio del ferrocarril del Tuy, con el agravante de que ni siquiera ha hecho mantenimiento a la infraestructura heredada de gobiernos anteriores.  Por ejemplo, el problema del Guri, no es por el fenómeno de El Niño, ni por la sequía, es falta de mantenimiento.  ¡Como será!, que el inefable Marco Aurelio García, canciller paralelo de Brasil y enlace directo entre los presidentes Lula y Chávez, en visita reciente a Venezuela, con la misión brasileña que Chávez trajo para asesorarlo sobre el grave déficit de electricidad, opinó públicamente lo siguiente: “ …Hay cosas que pueden solucionarse con mantenimiento, dado que el sistema venezolano está bastante deteriorado”, (El Nacional, 31-01-2010).  También por ausencia de mantenimiento está en serios problemas el Puente sobre el Lago. 

 En otros ámbitos, también el Presidente Chávez en sus once (11) años de poder total y sin control, ha hecho muy poco.  Es más, Venezuela ha retrocedido visiblemente, Caracas se ha vuelto la ciudad más violenta del mundo y el número de asesinatos cada semana es superior a las bajas en Irak y Afganistán.  Hay apagones diarios en toda Venezuela y al mismo tiempo fallas en el servicio de agua.  El sistema de salud ha colapsado.  Las universidades a punto de paralizarse por falta de presupuesto, la producción industrial en franco descenso, generando desabastecimiento y el incremento desproporcionado de las importaciones.  Una ola indetenible de expropiaciones ilegales, que más bien son confiscaciones, puesto que no las paga.  Por otro lado, se ha colocado totalmente al margen de la Constitución, haciendo aprobar leyes y decretos que violentan totalmente el orden jurídico existente.  En fin, un panorama realmente desolador. 

 En lugar de estar empeñado en perpetuarse en el Poder, en un momento de lucidez y desprendimiento patriótico, Chávez debería tomar la decisión de entregar el Poder, de renunciar a la Presidencia de la República a fin de facilitar un retorno no traumático a la democracia.  Eso es mucho pedirle.  No renunciará jamás, habrá que esperar hasta el final de su periodo en 2012, para despedirlo.  Será una espera activa, combatiente, que pasa por triunfar en las elecciones del 26 de Septiembre, logrando mayoría en la Asamblea Nacional, la que deberá transformarse en la base de operaciones legales para la recuperación de la democracia en Venezuela.

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