Opinión Nacional

Conclusiones graves y claras

Ya es fácil determinar la verdadera naturaleza del régimen que gobierna. No es una democracia, ni tiene a la libertad como valor fundamental. Los tipos son socialistas a la cubana, comunistas tropicales del siglo XXI. Autoritarios que aceleran el propósito de concentrar y controlar todos los centros de poder político y económico, públicos y privados, o destruir a quienes no se sometan. Los públicos van desde las fuerzas armadas, devaluadas con la creación de las milicias mercenarias, hasta PDVSA convertida en instrumento que financia ineficacia y corrupción y los afanes expansionistas del Presidente. Los privados se refieren a los organismos empresariales y laborales, gremios profesionales, universidades y centros culturales y artísticos, medios de comunicación y paremos de contar. Algunos de ellos son de carácter público, pero con grados de autonomía que les daban independencia suficiente para no depender exclusivamente del gobierno. Están bajo control, o reducidos por la creciente asfixia que sufren. Totalitarismo puro. Todo esto y mucho más es ampliamente conocido. Pero a conciencia de cuanto significa mucha gente se acostumbra, se resigna en actitud pesimista o, simplemente, busca acomodarse a esta realidad. Cuanto señalamos dejó de ser tema de discusión. Lo asume el gobierno y, medido por el silencio ante lo básico, lo tolera buena parte del país y no pocos dirigentes tenidos como opositores. Venezuela y Cuba “somos la misma cosa”, dijo Castro II. Para el general Rivero, la presencia y actividades cubanas es inaceptable, afecta la seguridad de la nación. Se trata de un alto oficial que participó activamente en los sucesos de 1992 y tuvo posiciones relevantes en el régimen actual. Rompemos con Colombia, no por haber bombardeado a Ecuador, como dicen farisaicamente los gobernantes, sino por haber destruido el campamento clave de los narcoterroristas de las FARC, conducido por (a) Raúl Reyes, segundo al mando, para quien el Presidente pidió un minuto de silencio. Se levanta un busto en plaza del 23 de enero en honor a Marulanda y se le da ese nombre a la biblioteca de una escuela pública en Aragua. En la frontera, zona de operaciones calientes, se pretende levantar –quizás ya lo hicieron- bustos de Hugo Chávez, Fidel Castro, “Tiro fijo” Marulanda y Simón Bolívar. Significativo el rechazo de Fidel al busto que se colocaría a la entrada de la Asamblea Nacional de Venezuela. Homenaje demasiado baboso para su gusto, pero propio de los apóstoles criollos. Qué más se necesita. La lucha, no es que menosprecie lo electoral, pero tiene que trascenderlo, se trata de mucho más que eso. Independientemente del número de diputados que se obtengan, ojalá y sea el mayor posible, necesitamos candidatos convertidos en verdaderos guerreros por la liberación de Venezuela. Estamos atrasados.

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