Vacío en Globovisión
En estos once años de Hugo Chávez, “ciudadano Comandante Presidente y camarada”, y según Evo Morales “Comandante en jefe de las fuerzas libertarias de la humanidad”, los venezolanos hemos vivido lo que nunca imaginamos ser capaces de soportar. Si nos remontamos a los primeros hechos que nos obligaron a abrir la boca de sorpresa, hasta la última vez que cerramos los ojos con lágrimas de indignación, tal vez sufriríamos una descompensación que nos llevaría al hospital. Porque estas páginas que hemos escrito con coraje y sangre, decepciones y heroicidades, conforman una cruenta y desigual lucha , que ha agobiado nuestra inteligencia y voluntad, herramientas que necesitamos para aprovechar la energía herida para abrir a los sordos y ciegos que aún quedan las puertas y ventanas de la luz y la paz. Pero también a nosotros, los que estamos inmersos en la angustia y en la rebeldía, unas veces silenciosa, otras ruidosa y retadora, reactivar nuestra capacidad de comprensión y solidaridad. Éste es un camino difícil. Pero no imposible.
Esto puede ser “la patria” que sueña un militarcito tropical fuera de tiempo, pero no la Venezuela de nuestros hijos y nietos, de nosotros los que entendemos la libertad y la democracia como derechos que no pueden nunca considerarse privilegios. Y cuando toco la necesidad de la comprensión lo hago pensando en el ánimo de esa Venezuela ante lo que está sucediendo en Globovisión. En la salida del canal de Alberto Federico Ravell, en las palabras de Guillermo Zuloaga quien, con marcado hermetismo dijo, Alberto se fue. Los empleados del canal lo despidieron con frases , testimonios hermosos de apoyo, reconocimiento y lágrimas. Guillermo dio la cara declarando que diferencias entre los dos había provocado el hecho. Los rumores, las conjeturas trabajadas en las sombras, las insinuaciones perversas, caldeaban el ambiente. Lo más escuchado: el gobierno en la persona del inefable José Vicente Rangel ( que supongo vería su sueño cumplido: presidirlo) presionaba para comprarlo. Uno de los socios estaba dispuesto. Uno, que conoce a Alberto, que sabe que entre su vida como periodista y ser millonario la selección es tan obvia que resulta tonto perder tiempo razonándolo, jamás se rendiría. Como capitán de nave lo entierran con ella. Y Guillermo asegura en su sobrio comunicado, contenido, tenso, que “globovisión ni se compra ni se vende”. Entonces, no es esa la diferencia. ¿Tranquiliza eso el ánimo nacional?. El gobierno tiene en la mira al canal. Es lo único que nos queda para saber lo que siempre nos ocultan. ¿Cuántas multas tiene Globovisión? ¿Cuántos equipos les han robado? ¿Cuántas humillaciones, amenazas e insultos han aguantado juntos Ravell y Zuloaga? Ellos son hoy como han sido en estos once años, el más indomable y trascendente ícono de la lucha democrática. El corazón de Venezuela late dolorosamente. ¿Qué puede ser más fuerte que la confianza de Venezuela, que su necesidad de Globovisión? ¿Qué amenaza, qué expediente se está escribiendo que pesa sobre esto?. Unidad, juntos, todo. ¿Separados? El vacío. El abismo.