El costo de la unidad
La unidad ha sido costosa, ha planteado sacrificios para algunos sectores en aras de preservarla, pero la unidad es necesaria e imprescindible y eso lo comprendemos.
Se dice que en las listas faltan artistas, científicos, juristas y representantes de otras importantes disciplinas. Pero bueno señores esos ilustres venezolanos escogieron una profesión para la cual se capacitaron y que nos es la política, precisamente.
Muchos aplaudirían la unidad siempre y cuando ellos, personalmente, estuvieran en las listas y hablan en nombre de otros pero parlamentan pos sí mismos.
Los políticos escogen una ideología, la estudian, la pregonan y estructuran un partido político, se adiestran para el duro oficio de convencer y buscar, mediante métodos democráticos, una representación popular que les permita poner en práctica un programa de acción.
No vamos a negar que algunos de los que incursionan en esta peligrosa actividad, en la cual a veces se juega hasta la vida y la libertad, se transformen en mercantilistas de la política y en negociadores de los dineros públicos; pero estos pronto son reconocidos por las colectividades y sufren el más riguroso de los desprecios. Afortunadamente no son todos ni representan mayoría.
Que los políticos son luchadores empedernidos y duros, que tratan de beneficiar en las luchas por el poder a sus parciales, que utilizan como en la guerra y en el amor el principio de que todas las armas son validas sin traspasar los limites de la ética. Esto es cierto.
Pero también en cierto que otros campos de la actividad humana, y no voy a mencionar ninguna en particular, existe la competencia y que estas se practica tan duramente como en la mencionada en el párrafo anterior.
En el trabajo unitario han participado políticos de oficio, que no han desdeñado a representantes de otras especialidades, inclusive sin experiencia política, en aras de la búsqueda de una inclusión que satisfaga las aspiraciones del colectivo democrático.
Clara que se han quedado sin ser incluidos muchos aspirantes a una curul parlamentaria con méritos suficientes para ello. Los que opinan como oficio, analistas políticos y sectores importantes de la sociedad, mencionan nombres que de verdad pudieran estar en las listas de candidatos de la alternativa democrática.
Pero no son ellos los únicos que expresan disconformidad. Muchos de los partidos políticos que participaron en la confección de la unidad se quedaron sin una representación equilibrada para sus justas aspiraciones.
Hemos comprendido que la suerte esta echada, que aun pueden hacerse ajustes que consideramos necesarios; pero el grueso de la decisión esta tomada y esos son los recursos humanos con que tendremos para buscar una salida parlamentaria. La unidad vencedora, total o parcialmente, será un paso ineludible que tendremos que dar los venezolanos democráticos como prolegómeno para nuevas batallas.
Venezuela no se acaba el 26 de septiembre del 2010, afortunadamente aun quedan caminos por recorrer para superar esta nefasta etapa de nuestra historia. Ya existirá, para quienes pretenden cargos de representación popular, nuevas oportunidades. Pero si no superamos esta con éxito, el futuro será aun más dificultoso que el presente.