La renuncia como opción
El primer ministro de Japón, Yukio Hatoyama, anunció su decisión de renunciar al cargo. Entre las razones esgrimidas fue su imposibilidad de cumplir la promesa de retirar una base militar estadounidense en Okinawa (sur). Sin duda, otra razón para esta decisión es la brutal caída de su popularidad y una serie de escándalos financieros en su Gobierno.
Sin duda que no somos japoneses, o como dijo Manuel Peñalver “no somos suizos”. Aquí los políticos no renuncian- “ni renuncio ni me renuncian”- ni los héroes mueren; aún agónicos lanzan sus últimas proclamas, para la posteridad.
No se trata de llegar a la racionalidad de no saberse útil, o dar paso a otros, y renunciar, pero eso de sentirse indispensable y no quererse ir es otra cosa. Nuestro personaje, que a prometido hacer y cambiar tantas cosas que no ha logrado, al menos no debería pensar en perpetuarse. Recordemos que juró dejarse de llamar Hugo Rafael sino eliminaba los niños de la calle y nada de esto ha sucedido.
No es que no haya renunciado, todos sabemos de la famosa carta, cuya existencia ahora se niega. Pero, todos oímos el famoso “ se le pidió la renuncia, la cual aceptó”, y el que informó esto no está en la cárcel, por mentir, crear pánico en la población o inducir al odio, sino que usa más estrellas que la bandera y disfruta de un retiro dorado, oyendo dulces Fados.
Ya reconoció alguna vez su derrota, aunque fue “por ahora”, pero el poder crea, en quienes se creen poseídos por el destino o continuadores de proyectos históricos inconclusos, la ilusión de ser indispensables. Sin duda esto está reforzado por el carácter vertical de su formación castrense. ‘Yo mando ellos obedecen, sin mi ellos están perdidos’.
No sólo no somos japoneses ni suizos, sino que tenemos un gobierno que no está orientado a resolver los problemas de Venezuela sino a hacer un revolución. No hay fracaso, pues el objetivo de la revolución es cambiar los actores sociales, económicos y culturales, la destrucción de lo viejo y la eterna promesa del advenimiento de lo nuevo. Y en esto han triunfado. Vivimos en tiempos de destrucción y promesas de “vamos a hacer”. Renunciar no es una opción, pero como él mismo dijo, por ahora.
Hay que ir a votar y reconquistar la AN. La MUD ha hecho un excelente trabajo, pero no hay que olvidar que en esta locura, un día nos levantamos y él no está allí; quizás un rayo de racionalidad lo hizo irse. No es que estemos desvariando, hay que estar preparados, esto ya pasó y no supimos aprovecharlo.