Opinión Nacional

El caso Econoinvest

Faltarán días, meses o años para restablecer el imperio de la justicia en Venezuela. Pero como bien dice el refrán: tarda, pero llega. Que no sea tan tarde como para encarcelar el esqueleto putrefacto  del único y verdadero culpable.

No está preso el culpable por el asesinato, mediante el probable uso de un lanzallamas, de dos soldados en Fuerte Mara. Y ya han pasado años de años de uno de los hechos más vergonzosos ocurridos en un cuartel durante el gobierno de un soldado venezolano. Para deshonra de nuestras fuerzas armadas. Testigos: toda una guarnición. Silencio uniformado. El general Usón, la máxima capacidad moral e intelectual de su promoción, pagó con cinco años de cárcel, mientras se le enjuiciaba,  por haber explicado cómo funciona uno de esos artilugios. Nadie le devolverá esos años de vida perdidos en una prisión. Digno de Franz Kafka.

De los homicidas de 150 mil venezolanos – la inmensa mayoría de ellos jóvenes humildes con una vida por delante – no han dado cuenta ante la llamada justicia venezolana más del 10%. El restante 90% – ¿cuántas decenas, cuántas centenas de miles de asesinos? – sigue cometiendo sus fechorías bajo el amparo del régimen que mayor impunidad le ha garantizado al crimen.

¿Cuántos oficiales de la Guardia Nacional, cuántos uniformados, cuántos empresarios del régimen, cuántos comisionistas, cuántos “hombres de negocios” enquistados en la cancillería que sirvieron de mediadores para la compra de millones de toneladas de alimentos a países “aliados”, cuántos funcionarios del gobierno serán investigados y puestos tras las rejas el mismo día de su encausamiento por la fiscalía a causa de haber abusado del hambre de nuestro pueblo negociando, importando y dejando pudrirse cientos de toneladas de pollos, de huevos, de leche, de carne?

Deambulan libremente por nuestras zonas fronterizas altos mandos de las narcoguerrillas colombianas, provistos de pasaportes venezolanos y suficientemente registrados por el CNE para votar rojo-rojito, fichados a su aire por un registro civil en manos de funcionarios del G2 cubano. ¡En un gobierno presidido por un militar que juró defender nuestra soberanía! Mientras, Venezuela sigue siendo el corredor preferido por los narcotraficantes. La justicia no los persigue, pero encierra dos meses a uno de los más ilustres venezolanos de la república civil por hacerse eco de serios y documentados informes de la justicia española: Oswaldo Álvarez Paz.

Franklin Brito ha sido secuestrado por órdenes de nuestro Juez Supremo. Se le ha encerrado en el pabellón psiquiátrico del Hospital militar. Y se le empuja a la muerte, como se hiciera en Cuba con Zapata Tamayo y se pretende con Fariñas por órdenes de Raúl Castro. ¿Fue él quien recomendó  instruir la orden de asesinar a Franklin Brito?

Ésa es la “justicia” venezolana. No están presos quienes se robaran dos mil millones de dólares mediante el manto del llamado Plan Bolívar 2000. Tampoco quienes se robaran, por lo menos, ochocientos mil dólares de las arcas de PDVSA para regalárselos a la mujer de Néstor Kirchner. Tampoco quien ha malversado 53 mil millones de dólares para regalárselos a sus sátrapas y aliados. Nos hemos olvidado de que Carlos Andrés Pérez fue defenestrado y puesto preso por regalar 17 millones de dólares al gobierno de  Violeta Chamorro. Del regalito a la Kirchner abundan las pruebas: fue investigado y aireado hasta las náuseas por una impoluta justicia como la norteamericana. Mayor escándalo, imposible. Mayor complicidad que la de nuestros “diputados”, mayor silencio que el del presidente de la república y su delfín Rafael Ramírez, el culpable directo, imposible.

Pero he aquí que cuatro honorables venezolanos llevan días y noches encarcelados para servir de cabezas de turco de una crisis financiera de estricta responsabilidad presidencial. ¿Quién inventó los bonos? ¿Quién los puso a correr? ¿Quién propició la existencia de decenas y decenas de Casas de Bolsa? ¿Quién de haberle comprado papeles basura a Kirchner, el amigote? ¿De qué se acusa a Hermann Sifontes, a Ernesto Rangel y a los otros directivos de Econoinvest? ¿Por qué aherrojados? ¿Habrán cometido algún crimen de esos que corren por los mentideros del mundo de las finanzas y tienen como principal protagonista al teniente Diosdado Cabello, según se señala uno de los hombres más ricos del presidente? Un billonario en dólares que llegara al Poder con el sueldito de un teniente en retiro?

Faltarán días, meses y años para restablecer el imperio de la justicia en Venezuela. Pero como bien dice el refrán y esperemos que sea cierto: tarda, pero llega. Que no sea tan tarde como para encarcelar los esqueletos de los verdaderos culpables.

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba