Sicad 2: garrote sin zanahoria
Connoisseurs algunos, hablaron sobre sus bondades, parecían asesores de Maduro, Ramírez y Giordani, pero olvidaron lo elemental, una devaluación aunque puede tener impacto positivo, por realineación de precios, depende si es acompañada de la eliminación de los controles sobre la moneda, de los precios de bienes y servicios, ambos requeridos para alcanzar un fuerte envión en la inversión privada, que permita acomodar los flujos de bienes y capitales en la balanza de pagos.
Los apologetas también olvidaron lo fundamental, que el gobierno no quiere nada de eso, que su interés en acabar con la economía privada y empobrecer a la gente descansa en los controles, estos tienen marca política, por ello la matriz de empobrecimiento priva, es el objetivo central del gobierno transformar en serviles del Estado alcanzado el mantra igualitario, sin importar si Ud. amigo lector es médico o recoge-latas. Hay quienes en quince años, aún no comprenden ese fenómeno político, quizás por nostalgia del pasado. Por ello el Sicad 2 llega como extensión del control de cambio y racionamiento de divisas y que la mega-devaluación le establecía piso al dólar paralelo. La gente no traerá sus ahorros para que los administre quien por sus manos paso un trillón de dólares, dejando derroche, corrupción y empobrecimiento.
El Outlook de esa nueva devolución será el de siempre: contracción, desempleo, inflación, con la escasez racionamiento, lo cual ocurrirá electrónicamente; un burócrata planificador decidirá el número de arepas que Ud. amigo lector tendrá derecho a consumir por semana, como los cubanos lo hacen desde hace 50 años. El desempleo, resultante, aderezado con la Ley del Trabajo hará que los pobres extiendan la mano al Estado y éste les corresponda con bolívares inflacionarios sin contraparte de valor, una moneda de cuenta que pagara los bienes que el «dictador benevolente» decida «subsidiar». Tampoco se retornará a la normalidad, el pan como el dólar escasearán orgánicamente, la escasez de ambos llegó para quedarse.
¿Qué nos trajo hasta acá? Las distorsiones, monetarias y financieras, tienen un historia nada extraordinaria; dos crisis; balanza de pagos por agotamiento de reservas internacionales y la fiscal, por caída del ingreso fiscal petrolero; es decir, la relación entre ingreso fiscal, renta del petróleo y reservas internacionales. Si la renta del petróleo cae, el impacto negativo sobre las reservas es inmediato, el déficit fiscal explota, el gobierno lo financia desde el BCV, el bolívar se devalúa y la hiperinflación se come los salarios.
La crisis fiscal desmorona la capacidad de pagos del gobierno de pasivos externos, Venezuela es el país de mayor riesgo en el mundo, ¡con petróleo a 90 dólares por barril! Entrando en cesación de pagos, tomamos la ruta de default en los próximos meses, debido a que la expansión del gasto financiado con inflación, derroche, corrupción y caída de la renta petrolera, es el costo de la política para sostenerse en el poder. Debido a ello, las finanzas públicas arrastran un colosal e insostenible déficit fiscal, de 24% del PIB, fenómeno que en el actual esquema económico no tendrá remedio ni solución, el trade off del socialismo es empobrecimiento, las colas estarán allí mientras dure este esquema económico, por ejemplo, a una tasa de cambio promedio de 30 Bs/$, el PIB es apenas 200 MM de dólares; es decir, un 60% menor que el estimado a 6.3 Bs/$, la tasa de ficción del acto de ilusión del cajero de Miraflores. Este fenómeno no pudo ser divisado por el análisis «macroeconómico» convencional, sus diagnósticos, que sólo sirvió para crear una ruta errática de la disidencia a la hora de enfrentar el camino a la pobreza.
La devaluación de 800% en Sicad 2 habla por sí misma, la astringencia cambiaria producida por caída de valores de exportación y producción de petróleo la paga el mercado, hoy en relación 8:1, lo cual desde luego no termina, y como el control de cambio se mantiene, presenciaremos devaluaciones sucesivas, las hemos visto desde enero. Para ello, el gobierno ha decidido envilecer la moneda financiando el 45% del déficit fiscal con inflación monetizada desde el BCV. La gente seguirá pagando por un dólar libre-el paralelo- un precio que le permita detener la depreciación de sus activos en bolívares, pagando seguridad jurídica, el ahorro y tranquilidad.
El Sicad 2 no es percibido como autónomo y la desconfianza en las instituciones del gobierno y el Estado es tal que la demanda en el Sicad por los escasos dólares que pone el BCV es enorme, su precio es una fijación unilateral del BCV, por lo cual nadie traerá sus dólares. En el mercado del dólar libre –paralelo – demanda y oferta son infinitas, los precios buscan su equilibrio, ajustado por el riesgo político y por el conocimiento que el gobierno ha entrado en una vorágine de cesación de pagos.