La involución espiritual de Hugo Chávez

Un Dalai Lama hecho en La Habana

El dictador venezolano, siempre obsesionado por su notoriedad y por revelar detalles íntimos de su anatomía (los retortijones de La Cabrera) o su psiquis, ahora le dice a un país fastidiado: “en los últimos años, meses, he sufrido una involución espiritual”.

Fíjese, Chávez, que ya nos habíamos dado cuenta. Desde sus años de sencillo y humilde vendedor de arañitas en Barinas, desde sus años de recitador cursi pero inofensivo de la Academia Militar, desde que comenzó a recibir las malas influencias de Adán, de Ceresole, de Arcay, de Muller Rojas, de Harnecker, de Izarra y de Monedero, usted inició un viaje a las regiones más malignas y tenebrosas de su alma, hacia las malolientes profundidades de la siembra de odios, del narcisismo y del machismo. Por culpa de esta involución se convirtió, de tímido y desgarbado joven, de fracasado pelotero, en sociópata que le pegaba a sus infortunadas amigas y cónyuges. Al quedarse solo, sin mujer que agredir o darle lo suyo, usted se ha concentrado en Venezuela y a ella le ha dedicado su reconcentrado sadismo. Usted la ha violado, golpeado, humillado, vendido, prostituído y entregado a los chinos, a los cubanos, a los iraníes, a los vietnamitas y a los rusos. Todo para alimentar ese resentimiento que le dicta su declarada involución espiritual contra todos quienes no se dobleguen rapidamente a sus deseos. Para reforzar y alimentar ese proceso de involución usted decidió rodearse, única y exclusivamente, de gente inepta, servil y adulante y se ha unido al club de los déspotas forajidos del planeta. O es que usted piensa que es fortuita su extraña relación con Fidel Castro? O que no significa nada que se sienta hermanado con Gadaffi, con Mugabe, con Ahmadinejad, con Lukashenko, con Ortega? Esa gente es la hez del planeta! Y usted las ha elegido como sus camaradas. Ayer, acompañado de los cabeza rapadas dominicanos y de sus aduladores, todos tomados de la mano, rezando de la boca para afuera, protagonizando una vergonzosa parodia de espiritualidad, usted quiso decirnos que ha retomado el camino de la evolución espiritual que abandonó hace “años”. Aún cuando su declaración fuera sincera, vendría bastante tarde. Pero es que sospechamos que no lo es. Si esta promesa es igual de falsa y demagógica a la de las refinerías a ser construídas por usted, de las 300.000 casas a ser inauguradas cada año por usted, de la universidad en Miraflores, del gran Parque de La Carlota o de la solución de la miseria de los niños de la calle, ello significaría que usted seguirá siendo el mismo paracaidista ignorante, carcomido por sus malos humores, que ha servido de instrumento de destrucción nacional por los últimos trece años.