¿El juego está trancado?

Pero contra toda lógica puede ganar las elecciones adelantadas a septiembre 2012., de efecto transitorio, que genere un pico de placebo colectivo de repartos de real, pero que sin poderse sostener en el tiempo, se agote apenas pasen las elecciones. 

, de un demagogo y su corte en plena faena de destrucción nacional, para continuar siendo ellos una casta depredadora masiva de dineros públicos, puede aún continuar por cuanto: para una nación no hay límites para el progreso, así como tampoco lo hay para hundirse en la barbarie, como es nuestro caso actual. 

, de un sector consciente de la sociedad, pero al propio tiempo iluso. 

. Lo opuesto es por cierto también imaginable. Si quisiéramos y así lo planificare una nueva dirección para el país, podríamos convertirnos en un país de primerísimo mundo. 
Contra este último optimismo conspiran hasta tesis racistas, olvidándose que quienes pueblan hoy las naciones más equilibradas son descendientes de hordas salvajes. 

Se me dirá: “pero tardaron siglos”. Eso es cierto. Pero en Venezuela si usted suma los 5 mejores años de Pérez Jiménez y los 20 mejores de la democracia adeco-copeyana, tendría por resultado un país sacado del atraso y llevado a un intenso progreso material y social. 

Si nos ponemos mas acuciosos, buscando modelos de orden y seriedad conseguimos también aspectos del modelo gomecistaque nos conformó como Estado Nacional, o en contraposición a este, bajo Medina Angarita, donde por primera vez en un siglo se logró un régimen de tolerancia y porque no, tomemos, aunque sea una vez en serio, el intento en algunas medidas del propio chavismo, de interesarse en la suerte de los excluidos de siempre: No hay nada que inventar. 
No deben existir peros. Se trata de sumar nuestros propios activos históricos, para hacer revertir el desastre en que dejará Chávez al país. 

Ahora bien con sinceridad les digo: que con estos jóvenes que administran mediocremente algunos de los estados, arrancados al control burocrático central del régimen chavista, no llegamos ni a la esquina. Con ninguno se derrota a Chávez. 

Y si las encuestadoras y medios pretenden “atapuzarnoslos” mediante cuñitas publicitarias, como si fuesen la solución de liderazgo que puede emprender la tarea de darle vuelta a este país, sepan que ese esfuerzo de manipulación ofende la inteligencia de decenas de miles de compatriotas, que están preparados para no verse resignados a creer en las pendejeras y generalidades que nos proponen desde ese liderazgo, como fuente de inspiración y de plan de lucha. 
Porque el parloteo pre candidatural ha consistido hasta ahora, salvo honrosas excepciones, en decirnos generalidades y postergar todo para la fecha mágica de ganarle a Chávez con sus propias reglas, su propio CNE, su propio registro, sus propios gestores de maquinaria de fraudes y captación de votos a punta de billetes… POR FAVOR ¿En cuál limbo andan? 

El arma casi invencible de Chávez es una capacidad financiera y de manipulación institucional de TODO EL ESTADO puesto en disposición de fraude por ventajismo oficialista. 

Y siguiendo esa maldición bíblica de “dios ciega a quien quiere perder” le ha dado a la gente por no preferir a quienes obviamente podrían ser un liderazgo maduro, con la experiencia suficiente para reencausar este país en un periodo de transición, por definición CONVULSIVO. 

Hablo de personas como Diego Arria, Henrrique Salas Romer, Henry Ramos Allup, Eduardo Fernandez, Antonio Ledezma, Oswaldo Alvares Paz, Gustavo Tarre, Alejandro Peña Esclusa, Teodoro Petkof, y otros cien, que son mejores que los favoritos de encuestas generalmente fabricadas, por no decir compradas. 
Puse candidatos de todos los colores, para todas las simpatías ideológicas, solo con el fin de pretender hacer entender que necesitamos EXPERIENCIA de alguien que no se deje quitar a lo macho el poder por Chávez y que de la talla, para sacarnos de la tronera político-militar que está en juego para poder iniciar la transición. 

Ni siquiera me detuve en el hecho que algunos de esos nombres son considerados pavosos, o de reputación cuestionable, por sus ejecutorias políticas del pasado. Me importa un pito. Estamos hablando de un gobierno de transición, dispuesto a caerse a tortazos o a NEGOCIAR. 

Déjenme ponerlo en mayúsculas y repetirlo: NEGOCIAR, la salida en orden y sin gran costo de violencia desatada por la banda que rodea al señor Chávez. 

Estoy hablando de alguien que pueda hasta comprarle a los Castro, la salida de sus miles y miles de efectivos de personal militar y policial de Venezuela y hasta de lograrlo sin un trauma mayor, dejando a los civiles, no espías ni burócratas del Mininterior y G2 cubano, que quieran quedarse, para seguir trabajando en los planes médicos, para los que se suponen preparados. 

¿Quieren disputar el voto de los barrios, entonces pongan una persona suficientemente sensata como Jesús Chuo Torrealba (el de radar de los Barrios) ampliamente popular en esos sectores y capaz de asesorarse con un equipo de primera. ¿Quieren al venezolano de mayor experiencia para abrirnos paso en la comunidad internacional y devolver en tiempo record al país a grandes corrientes de inversión privada? Nadie mejor que Diego Arria, que ha presentado un mensaje claro, lleno de razones y de soluciones de absoluta radicalidad contra los males que heredaremos de la banda en el poder. 

El que crea que sacar al chavismo del poder, es cuestión de unos votos más que los que obtenga esa maquinaria infernal de ventajismo oficialista, entonces no ha entendido nada. 

Por eso creo que ese CNE de oposición, en que quedó convertida la MUD, sencillamente está ocupando un lugar muy por debajo de las expectativas del país. 
Si lo de ustedes es medir quien tiene más maquinaria clientelar, evítense los gastos: todos sabemos que Pablo Pérez la tiene, si quieren un encanto de persona, con carisma y representante de la mujer, pues pongan a María Corina, si quieren al fabricador de encuestas milagrosas pongan a Capriles, si quieren algo de dignidad, decídanse de una vez por oponerle al régimen a Leopoldo López, el inhabilitado por Chávez pero no para el país. 

Pero sepan que sabemos que todos estas nuevas caras de aspirantes tienen en común un grave problema: no tienen la menor idea de lo que significa lidiar con lo que viene. Esto no constituye un juicio de valor a las personas. Es sencillamente una constatación por la calidad de su mensaje absolutamente inútil, anodino, fútil, frívolo, etéreo, asexuado, gaseoso, melindroso, melifluo, denodadamente empaquetado y perfumado, tanto que repugna. 

¿Saben que pueden existir más de cien sinónimos, para caracterizar ese lenguaje? Son mensajes buenos para todo, buenos para nada, recomendados por los famosos estudios de opinión y generación de matrices, a los cuales propongo sencillamente defecarles encima. 

¿Cómo encontrar nuestros pasos perdidos? ¿Cómo recobrar nuestra sindéresis, si es que alguna vez la tuvimos? ¿Quieren la clave, para empezar a descubrir quién puede representarnos mejor, no para una candidatura, sino para el liderazgo que debe enfrentar las convulsiones que se avecinan? 

1) No le hagan caso a los que viven de fabricar “imagen” a cambio de mucho dinero. 
2) busquemos entre los que tengan experiencia, quien pueda decir y asumir: solo gobernaré dos o tres años para enderezar esto.
3) Evítenle al país esas primarias mediante un gran acuerdo, esa es una rochela de dinero malbaratado, para esculpir más aun egos, en promoción para concursos y no para dirigir un país al borde de un grave colapso. 
4) Estén dispuestos tras ese nombre de gran consenso político, a lanzar un gran plan de lucha para imponer el cese al ventajismo electoral del CNE chavista y la burla sistemática a los derechos ciudadanos, y especialmente a los del pueblo pobre mediante toda clase de abusos de poder. 

El juego está trancado porque así lo queremos o a ello nos resignamos. Porque es en eso que consiste la crisis de liderazgo.

No hay quien destranque nada, salvo las grandes urgencias que nos impondrán, querámoslo o no, un cambio drástico para entonces valorar la experiencia como la mejor de las cualidades sustantivas de quien aspire dirigirnos.