Ledezma retoma las banderas
El corazón de la militancia de Acción Democrática presente en el acto de presentación de su proyecto de país por parte del Alcalde Metropolitano Antonio Ledezma latió aceleradamente y rompió en emotivos aplausos y vítores cuando al culminar su discurso, además de pedirle a Roberto Enríquez, Secretario General de COPEI, las lanzas simbólicas de su partido para conquistar la presidencia de la República y reclamar respetuosamente pero con firmeza el respaldo de todos los partidos de la oposición, se le quebró la voz por la emoción al pedirle al viejo partido de sus querencias en el que naciera a la política y con el que conquistara sus grandes éxitos que no lo dejara solo en esta auténtica cruzada en que está empeñado, “por devolverle al país la seguridad, la paz, la concordia y la esperanza”. La Quinta Monteverde, llena a reventar y copada por fervorosos seguidores hasta en las aceras y calles adyacentes, se vino literalmente abajo. El acto por cuya culminación había esperado una sala abarrotada de personalidades de todos los ámbitos nacionales y de todas las tendencias democráticas, llegaba a su fin.
Debo confesar que su discurso, de altísimo contenido político, tan perfectamente estructurado, tan impecable y de tanta garra que parecía estar siendo leído, me conmovió. Es y de lejos uno de los mejores discursos que le he escuchado a un político venezolano. Más que el discurso de un aspirante, fue el discurso de un hombre de Estado en el mejor momento de su carrera. Hilvanado de principio a fin, en un ascenso creciente, sólido, argumentado, esclareciendo e ilustrando sobre la inmensa gravedad de la crisis que vivimos y de la insoslayable necesidad de ser resuelta con la férrea unidad de todos los partidos y sectores bajo la conducción de un estadista: “me he preparado y estoy perfectamente consciente del desafío que implica gobernar un país en bancarrota. Por eso quiero ser y seré el futuro presidente de Venezuela”.
No hubo un solo momento en que la sala interrumpiera sus palabras, salvo con los aplausos que acompañaron sus afirmaciones y propuestas. Fue un discurso escuchado en profundo silencio, por una asistencia igualmente consciente del momento histórico que vivimos. Vi lágrimas en muchos rostros. Y una emoción contenida a punto de estallar. Más de un Secretario Regional del partido blanco no tuvo empacho en dejar correr sus lágrimas, como la Secretaria de AD del Estado Monagas. Tras de mí, Marco Tulio Bruni Celli, Octavio Lepage y Carlos Canache Mata lucían hondamente conmovidos. De pronto, tras dos décadas de tribulaciones, acorralamientos e incomprensiones la dirigencia de Acción Democrática veía una luz surgida de las profundidades de una historia que es su historia y la de nuestra democracia.
La misma conmoción la vi reflejada en otros rostros de otros partidos. A mi izquierda se encontraban Eduardo Fernández y Oswaldo Álvarez Paz, dos amigos entrañables y líderes indiscutibles de esas generaciones que levantaran y pusieran a valer a la Venezuela salida de la dictadura y construyeran todo lo que Venezuela aún sigue siendo, a pesar del esfuerzo denodado de la regresión y el golpismo por hacerla añicos. A mi derecha Héctor Alonso López, tan conmovido como todos nosotros. En la sala se hallaban dos grandes aspirantes de las nuevas generaciones: María Corina Machado y Leopoldo López. Sobre la tarima, además de importantes dirigentes del CEN de AD, de COPEI, de UNT, el gobernador de Falcón y figura señera de la disidencia, Henry Falcón. Pues en ese acto, Antonio Ledezma fue más allá de los terrenos en que solía moverse: puso su pica en Flandes y se asomó como el mejor de los candidatos. Tal cual lo señalara en una breve pero irrebatible reseña Juan Carlos Zapata: “el mejor Ledezma”.
A la salida, Arnoldo Gabaldón me resume en pocas palabras el hondo significado de ese acontecimiento: “es el inicio del reencuentro de Acción Democrática”. Blas Bruni Celli me escribe: “Debo confesarle que el discurso de Antonio fue sencillamente impactante. Creo que supera a muchos discursos de aspirantes presidenciales que he oído en mi larga experiencia desde Gallegos hasta ahora. Era de esperarse por un candidato que se ha venido formando y fortaleciendo. Pienso que es la mejor opción para el país en las difíciles circunstancias en que nos hallamos.”
Para Antonio Ledezma, para Acción Democrática y puede que para el país, desde este martes 6 de septiembre nada será como antes.