La candidatura democrática
La alternativa democrática en Venezuela ha avanzado considerablemente, en estos últimos años. Recordemos que después del referéndum revocatorio del mandato de Chávez en el 2004, la división y la atomización de los sectores democráticos alcanzaron niveles espeluznantes. La oposición se dividió sobre tres “ejes”, que se basan en diferentes lecturas de la realidad.
El primer “eje” fue entre “participacionistas” y abstencionistas. Los segundos, apoyados por algunos medios de comunicación, crearon una matriz de opinión mayoritaria que obligó a los partidos políticos, en ese momento sumamente debilitados, a no participar en las elecciones parlamentarias del 2005. El segundo “eje” es el que dividía a la oposición entre “novólatras”, aquellos que asumieron la tesis chavista de la descalificación absoluta del pasado y la veneración de lo nuevo y los “históricos”, que entendían que, con todos sus errores y limitaciones, los 40 años (1958-1998) de la República Civil fueron años de avance en la “civilización” del país.
La tercera división se daba entre los seguidores de la “antipolítica” y los partidos políticos. La “antipolítica” es una posición política, generalmente no democrática. Recordemos lo que tres “animales políticos” relevantes dijeron al respecto:1) Fidel Castro: “No somos políticos, hicimos la revolución para echar a los políticos”;2) Hitler: “¿Política? Yo ya no hago política. Me repugna”;3) Francisco Franco: “Haga como yo, no se meta en política”.
Afortunadamente, a partir del 2006, se ha hecho un encomiable esfuerzo para reducir las diferencias. Los resultados están a la vista. Chávez ganó las elecciones presidenciales del 2006 con el 63% del voto, en las elecciones regionales del 2008 el voto chavista desciende al 54% y en las parlamentarias del 2010 al 48%. Con todas sus precariedades, hay que reconocerle a la Mesa de Unidad Democrática (MUD) la hazaña de haber logrado acuerdos fundamentales entre las decenas de partidos, grupos y personalidades, que integran la oposición. Hay que seguir construyendo sobre los logros de la MUD.
Frente al caudillo carismático y mesiánico, con petróleo, la Unidad es indispensable. Afortunadamente los abstencionistas, en la oposición, se han reducido a una ínfima minoría, pero siguen haciendo algún daño, predicando que Chávez no va a aceptar un resultado adverso en las elecciones. Nadie sabe realmente cuál será la reacción del Chávez perdedor de las elecciones del 2012. Junto con el Chávez dogmático y de mentalidad totalitaria, que no concibe entregar el poder, está también el Chávez pragmático del 4 de febrero 1992 y del 11 de abril 2002, que aceptó retirarse, aunque sea “por ahora”.
Pero es indispensable entender que el proceso electoral puede no ser suficiente, pero es absolutamente necesario, en el camino de construir una alternativa creíble capaz de separar a Chávez del gobierno. La base fundamental del poder del caudillo es el residual apoyo popular que mantiene. Si en el 2012 optara por el desconocimiento de la voluntad popular, iniciaría un nuevo juego político, que sería el inicio del fin del régimen. Los casos de Marcos en Filipinas, de Fujimori y el de la revolución naranja de Ucrania son claros al respecto. El tema que ahora divide a los demócratas es la candidatura presidencial del 2012. Un sector solicita que la fecha de las primarias para elegir al candidato sea lo más pronto posible y otros que quisieran postergarlas para el 2012.
Es evidente que aquellos cuyos candidatos ya tienen un reconocimiento relevante en la opinión pública, gracias a sus cargos, están a favor de unas primarias tempraneras, mientras que los demás prefieren tener más tiempo para hacer conocer a sus candidatos. En realidad no hay que magnificar las diferencias, ya la decisión está entre diciembre del 2011 y la primera quincena de febrero del 2012. En ninguno de los dos casos sería un desastre. A los que piden primarias inmediatamente, con el argumento que el candidato ganador debe tener tiempo para hacerse conocer en todo el país, les recuerdo que la campaña para la primarias, que ya está empezando, es el inicio efectivo de ese trabajo. Dentro de la Unidad: todo, fuera de la Unidad: nada.