La gripe del comandante
Esta semana las muertes violentas en nuestro país pasaron de las 40. A mi particularmente me provoca una gran angustia hurgar en los sucesos porque me resulta inevitable escapar al dolor que cada caso provoca en su familia, en sus seres cercanos y en el ánimo de esta Venezuela que sufre las consecuencias de esta ineficiencia y hasta indolencia del gobierno para dar respuesta a este drama cotidiano.
Mientras más prepotencia y más abuso de poder lastiman ese ánimo nacional, la juventud se pierde en muchachos y muchachos que son líneas de terror en la información en los diferentes medios. Y agregado al hecho mismo de la violencia, es ese deleite mismo del victimario que pasa en moto o en carro y dispara a diestra y siniestra, o el mercenario que apunta a lo señalado, o los drogadictos que asesinan ancianos a cuchilladas o el “hampa política” disfrazado de “común” que tiene en su propio barrio el poder de las armas concedidas sin conciencia y si por intención, o el secuestro que ruletea y cobra en dólares y no se denuncia porque se teme que la propia policía sea protagonista, esas deudas terribles del miedo que provoca la barbarie cuando la permisología cómplice lo ampara.
Este 4 de febrero, el chavismo conmemoró el frustrado golpe de Estado de Hugo Chávez contra Carlos Andrés Pérez, presidente constitucional de Venezuela. Una conmemoración ligera, cerrada, muy distinta a las provocaciones anteriores. Y este domingo no hubo “Alo Presidente” porque el “mandatario” sufre de gripe. Por supuesto que yo no tengo ninguna autoridad médica para decir o escribir que provoco este cambio de estilo….o la gripe misma. Hay una por allí que llaman “la expropiada”. Pero fue, si, un alivio no tener aviones sobrevolando sobre nuestras cabezas, y descansar un domingo de esas apariciones con la figura gorda y uniformada instalada, colmando aire y espacio con payasadas y manipulaciones siquiátricas acostumbradas. A lo mejor el mismo Fidel le recomendó contenerse.
Lo de Cavim, el arsenal que explotó sin que pareciera importar mucho, inició un lapsus de interrogantes. Con un récord de hechos erráticos sobre su cabeza, la jueza Afiuni, el diputado de Yaracuy, los estudiantes en la indiferente OEA, los diputados que aunque frenados en sus derechos hablan y reclaman, las protestas indetenibles, los estudiantes y trabajadores, los expropiados y hasta los policías denunciando más corrupciones y servilismo, los desastres naturales, hasta el “350” de los egipcios… todo eso parece haber bajado las defensa de Hugo Chávez. El tiene una caracteristica : cuando alguno le molesta, le pregunta lo que no quiere oir, se toma tiempo para fraguar mentalmente la respuesta esquivándolas para ganar tiempo. Eso puede ser. Está ganando tiempo para recolocar las fichas que se le mueven en el tablero.Comienza a darse cuenta que no juega solo.