Opinión Nacional

Se le pone la cosa árabe a Hugo Chávez?

Las rebeliones de Túnez y de Egipto son esencialmente populares, espontáneas, sin un liderazgo aparente, lo cual no quiere decir que no sean aprovechables por grupos políticos que actuan en ambos países. El extremismo de izquierda y las fuerzas democráticas tratarán de capitalizar estas rebeliones para consolidar su presencia. Dos ingredientes importantes en estos eventos han sido, (1), los medios electrónicos y, (2), la actividad desplegada por El Jazeera, la agencia de noticias enfocada en asuntos árabes, la cual ha estimulado con su cobertura a los rebeldes y ha transmitido a miles de televidentes el deseo de actuar.

Los analistas apuntan a tres causas principales para las rebeliones de Túnez y Egipto: la carencia de oportunidades de trabajo, especialmente para los sectores jovenes de la población; la demanda insatisfecha de alimentos y servicios; y, la permanencia excesiva en el poder de líderes autoritarios como Ben Alí, quien ya huyó de Túnez (23 años en el poder) y Mubarak en Egipto (30 años en el poder).

Además de estas causas ha existido un componente que no ha sido frecuente en otras regiones del planeta: la inmolación de ciudadanos, quienes están dispuestos a ofrecer sus vidas por la protesta.Hay mucha gente decidida a correr los riesgos que sean necesarios para impulsar un cambio.

Muchos venezolanos quienes desean ver el final del desastre chavista se preguntan si estas rebeliones pueden impulsar protestas parecidas en Venezuela. No es fácil pronosticar si ello es posible pero si es posible comparar lo que está pasando en los países árabes y lo que ha sucedido y está sucediendo en Venezuela. En Venezuela hay desempleo, insuficientes alimentos y baja calidad de servicios públicos y el líder político es autoritario, incompetente y amenaza con quedarse en el poder de manera indefinida. Las condiciones estarían dadas para una explosión de protesta, la cual, por otra parte, ya se dió en 2002, generando la salida del mandamás, aunque los militares y las torpezas de la oposición terminaron por llevarlo de nuevo al poder.

En este momento todas las condiciones objetivas para que Chávez sea objeto de una protesta popular generalizada están dadas: hay escasez de alimentos, hay corrupción de alto nivel, asalto a la propiedad privada, entrega de soberanía a países extranjeros, fastidio con el payaso, sub-empleo, crimen y abuso de poder. El ingrediente que no existe es el fósforo que prenda la mecha. No se advierte una decisión por parte del pueblo a correr riesgos personales para expulsar a Chávez por la vía de la protesta. A diferencia del mundo árabe el latinoamericano muestra más apego por cuidar el físico y no parece interesado en el sacrificio individual, sobretodo si el individuo no estará alli para “cobrar”. Por ello, muchos compatriotas prefieren esperar a hacerlo por la vía pacífica electoral, a pesar del horroroso desgaste que sufre cada día la sociedad venezolana y los odios que se van acumulando, día trás día.

Francamente no sé si la espera sea buena estrategia para los venezolanos. Pero, no estamos viviendo en el siglo y en la región de los principios sino en el siglo y en la región del cinismo y del acomodo.

Lo que si es cierto es que todos los déspotas del planeta deberían entender que sus pueblos no los quieren y que los círculos de aduladores les ofrecen una ilusión de ser amados, cuando apenas son temidos y oodiados.

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