Friederich Dürrenmatt (1921-1990) La voz de un humorismo cínico
En la línea de Brecht, aunque con notables diferencias, hay que situar a los autores suizos, de habla alemana, Dürrenmatt y Frisch, autores de teatro y novelistas que, con Heinrich Böll y Günter Grass, son los más representativos de la literatura alemana de los últimos años.
Las diferencias entre Dürrenmatt y Brecht parten de la postura de ambos frente al mundo. En cuanto Brecht aspira, por medio de su procedimiento de “distinción” a romper el ilusionismo para hacer un teatro científico, apto para la crítica y, en su consecuencia, la modificación social, Dürrenmatt considera que esto es inútil. Según él, el propósito de escribir la verdad implica plantearse cuál es la verdad, con lo cual el problema viene a resultar prácticamente insoslayable. En cambio, cuando el escritor no se preocupa de la verdad, es imposible, que pueda dejar de escribirla.
Sin embargo, también Dürrenmatt se sirve de los efectos de la distanciación aunque no con el rigor y la motivación de Brecht. Asimismo, sus temas suelen ser de actualidad, y en todos ellos intenta la crítica social, aunque no siempre con acierto. Su dominio para conducir la acción dramática, su habilidad para mantener el suspense –es autor de varios relatos policíacos- y su humorismo cínico, han hecho de él unos de autores dramáticos más influyentes de nuestros días. Es, junto a Frisch, uno de los dramaturgos más importantes de la posguerra alemana.
Friedrich Dürrenmatt nació en Konolfingen, Berna, el 5 de enero de 1921 y falleció en Neuchâtel el 14 de diciembre de 1990. Hijo de un pastor protestante, estudió filosofía y teología en Berna y Zurich. En 1945 se casa con la actriz Lotti Geissler, y, en 1983, a la muerte de su primera esposa, contrae segunda nupcias con la actriz Charlotte Kerr. Obtuvo numerosos premios y reconocimientos, entre los cuales, citaremos: Premio de la crítica del teatro de Nueva York (1959), Premio Schiller en Mannheim (1959), doctor honoris causa de Temple University de Filadelfia (1969) y doctor honoris causa de la Universidad de Neuchâtel (1981) y Premio Nobel de Literatura (1984).
Las constantes de su obra, sobre todo dramática, se orientan hacia la renovación de la expresión teatral, experimentando nuevas fórmulas, para conseguir un teatro que permita la crítica de la sociedad contemporánea con la destrucción de los mitos de la cultura burguesa y científica actual, todo ello enmarcado en situaciones dramáticas agobiantes, con cortes súbitos de la acción y cambios de decorado, así como con el desenmascaramiento de los buenos sentimientos. Su escepticismo le hace considerar la farsa como el medio más adecuado para expresar la terrible conflictividad de la existencia, aunque no cree que el teatro pueda provocar cambios.
Sus tres obras más representativas son: Proceso a la sombra de un burro (radiocomedia), La visita de la vieja dama (1956) y Los físicos (1962). Otros títulos: El matrimonio de Sr. Misisipí (1952), Un ángel llega a Babilonia (1953), Rómulo el grande (1949), La promesa (1958), Los anabaptistas (1967), Retrato de un planeta (1971), El participante (1973), El plazo (1977) y Justicia (1985). Entre 1966 y 1972 se editaron sus Textos y conferencias sobre el teatro. Como novelista, hay que destacar La sospecha (1952) y Griego busca griega (1955), novela pesimista, pero realista, en la que expone, con la culminación del amor, la destrucción de la personalidad individual.
Dürrenmatt gusta de la parodia, del humor absurdo y de la inversión de las situaciones como medio más eficaz de crítica; en este sentido se encuentra próximo, por una parte a los surrealistas y, por otra, al acre humor de cabaret. Y como dijo el dramaturgo suizo: “El mundo no ha cambiado por la política sino por la técnica”.