Luigi Pirandello (1867-1936) La Voz del teatro disfrazdo de teatro
Pirandello fue el primer dramaturgo italiano del periodo de entreguerras, su obra Seis personajes en busca de un autor, obtuvo en todas partes un excelente éxito. Pirandello, que comenzó su carrera literaria como narrador, cae en la cuenta más tarde de la mayor riqueza de matices del género dramático, en el que creó escuela por la especial construcción de sus piezas teatrales, su teatro disfrazado de teatro, el teatro que se hace teatral, sus trucos escénicos, la complejidad de los personajes y la originalidad de las tramas y los problemas planteados. Una de las ideas fundamentales del tema pirandelliano es la crisis de identidad del ser humano: “El drama del ser y el parecer”. Es significativo que de las 43 obras teatrales estrenadas por Pirandello entre 1910 y 1936, 28 al menos sean adaptaciones dramáticos de relatos anteriores. Si en sus primeras obras teatrales acepta las convenciones heredadas, poco a poco se va desprendiendo de ellas –Esta noche se improvisa (1930)- en su deseo de hacer visible la esencial contradicción de la condición humana, atormentada siempre entre dos deseos distintos. Esto ha llevado a considerar a Pirandello como escritor filosófico, pero él es sobre todo un agudo realista, que descubrió muy pronto el componente absurdo que aparece en toda existencia humana. Su influencia en el teatro posterior ha sido enorme y fue, indudablemente, uno de los autores que mejor interpretó la crisis de valores de la burguesía de entreguerras.
Luigi Pirandello nace en Agrigento, Sicilia, el 28 de junio de 1867. Estudia en las universidades de Roma y Bonn. Una tesis escrita en alemán sobre los dialectos romances le vale el doctorado de Filosofía y Letras de la Universidad de Bonn. De allí regresa a Roma como profesor. Fue profesor de estilística y de literatura italiana y comenzó su carrera literaria colaborando en diversos periódicos con artículos, poesías, cuentos y novelas. Con los cajones llenos de manuscritos, luchó mucho –más de seis años- para encontrar un editor. En 1894 contrae matrimonio con María Antonietta Portulario, que al poco tiempo se volvió loca. Pirandello sólo aceptó ingresarla en una clínica en 1918, cuando su agresividad la hacía peligrosa para los hijos de ambos. Esta tragedia familiar le proporcinó tema para su obra narrativa, cuya mayor parte estaba escrita en esa fecha. Aparecen libros que pasan desapercibidos hasta que en 1904, se publica El difunto Matías Pascal, la más famosa de sus novelas, y en 1908 su Humorismo. En 1915 le lleva el destino hacia el teatro y estrena La razón de las otras. Sus Seis personajes en busca de un autor será lo que le hará célebre en 1921. Su estreno ya se sabe que fue un escándalo. “Una de las novedades que he aportado al teatro moderno –nos dirá Pirandello- es convertir la inteligencia en pasión, haciendo que el público, que sólo se apasiona en las obras de pasión, se apasionase en las de inteligencia”. Es ya Premio Nobel en 1934, y nos cuenta como nacieron sus obras: “Cosi ès se vi pare nació de un sueño. Había soñado una noche con un patio angosto; veía en una galería, y pendiente de ésta, una cesta fija a una soga y una vieja que se empeña en tirar de ella, como si quisiera sacar un balde de un pozo. Cómo, después de esto, surgió la comedia, no podría decirlo. Lo cierto es que yo siempre parto de una imagen y no de un concepto para crear la obra de arte”. Luigi Pirandello muere en Roma el 10 de diciembre de 1936.
Entre su producción narrativa se cuentan La excluida (1901), El difunto Matías Pascal (1904), Los viejos y los jóvenes (1904), Su marido (1911), ¡Acción! (1915), que volvería a aparecer en 1925 con el título Cuadernos del operador Serafino Gubio y Uno, ninguno y cien mil (1926). Como poeta, publicó Mal jocundo (1891) y Elegías renanas (1895). Entre sus obras teatrales merecen citarse: Así es (si así os parece) (1917), Seis personajes en busca de un autor (1921), Enrique IV (1922), Cada cual a su manera (1924) y Esta noche se improvisa (1930). Y como nos dijo Pirandello: “Es justamente en el trabajo en lo único en donde no encuentro motivos de arrepentimiento”.
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