Opinión Nacional

La densa sensación de naufragio

Vivimos en  medio  de  una espesa  sensación  sobre que  algo importante  tendrá que suceder, para  vislumbrar  un cambio drástico en la situación política, institucional, social, militar, policial del  país. El Estado nacional, expresado en las instituciones  del  régimen y del  gobierno,  da la sensación de  estar naufragando. El  marasmo gana terreno,  la divisa americana dispara su valor especulativo en el  mercado paralelo, se vive  a la espera de grandes episodios,  así  sean  desgracias  y estas efectivamente  no  faltan.

 Las elecciones dentro de contados días presagian que una inmensa mayoría quiere  mandar al cipote al déspota,  pero este se quedará  en la presidencia,  mientras tenga vida, si o si, por decisión o de una mayoría idiotizada, comprada, chantajeada  y  podemos contar  hasta la seducida por el encantador de serpientes que funge de primer mandatario, pero también puede  seguir en su presidencia vitalicia  por su manipulación manifiesta  de su  CNE,  dotado de la más sofisticada  maquinaria  ventajista  y  fraudulenta que se  haya conocido.

El candidato déspota quiere su  reelección,  haciendo tragar por anticipado que “el árbitro”, es decir sus conmilitones  de ese organismo, darán su veredicto sin apelación alguna,  en la noche del  7-O.

 Casi que equipara  la  venta de su continuismo,  con la del enaltecimiento machacón del  famoso árbitro,  delatando que  serán  finalmente  estos  quienes lo harán presidente,  así  no tenga los votos  de mayoría.

El CNE chavista, además de sus atributos tecnológicos ponderados  por una legión de medios de comunicación, personajillos, charlatanes, políticos cómplices de la llamada oposición, gobiernos,  etc,  que reciben en pago grandes  sumas  o solicitados favores  del  gran mecenas petrolero venezolano, han sembrado en el mundo entero la  leyenda  que  Chávez , es  invencible y se reelegirá  otra  vez  legal y “legítimamente”  tras sus ya 14 largos años en el poder.

La sensación espesa,  como  la  del  fuete  olor a gas de la refinería de Amuay,   que se sentía dos días antes de la gran explosión,  nos hace percibir un país donde hace  pocos días,  se recibe la noticia que TODAS  las empresas  de industrias básicas están quebradas,  y cuyo  fabuloso mantenimiento  parasitario,  cuestan  al  contribuyente  el  abandono inmisericorde de la seguridad, salud,  educación,  vías carreteras  etc  y  se constata, sin consecuencia alguna,  que están siendo  saqueadas  por sus directivos  incompetentes y  ladrones  y  abandonadas a su suerte por la desidia general  de su personal,  que les hizo perder  hasta  tres cuartas partes de su potencial  y volumen de producción…

Ahora se sabe, gracias a los resquicios de libertad  informativa, defendidos  a dentelladas por  los medios independientes,  que la  principal de “nuestras” industrias, PDVSA,  ha  envenenado masivamente con derrames  de crudo,  a  ríos y  lagos y  deja explotar  por falta de mantenimiento  o  simple  brutalidad  y  crasa ineptitud  el  principal complejo refinador, causando 40 muertos y otro centenar  de quemados…

Supimos 3 días antes que  en una de las principales cárceles  se entremataron  decenas de presos (nadie sabe cuántos fueron) en una “riña” dirimida con armas de guerra y  hace pocas semana otra matanza en La Planta, y la noticia  que  aguas  con  eses  fecales  son bombeadas a nuestros acueductos como “potable”  

¿Qué falta para determinar que este gobierno nos ha llevado a una cadena de calamidades, que quieren  disimular  en las cadenas  mediáticas repetitivas, fastidiosas, injuriantes, como fórmula milagrosa aconsejada por Fidel,  para mantener  la omnipresencia  de control  y  omnisciencia del dictador, generando  su  supuesto carácter  de ser  imprescindible  en  nuestra  vida cotidiana?

Nos enteramos  sin embargo que  se caen  los puentes sin mantenimiento ni  prevenciones,  como el  de  Cúpira, por hacerles  soportar 5 veces el peso que podían tolerar  y al colapsar aíslan a una miríada de ciudadanos,  arruinándoles  de  paso sus comunicaciones  físicas, familiares, laborales, comerciales etc. 

¿Cómo no sentir que estamos en la inminencia de  episodios políticos inéditos de gran alcance y repercusión sobre años futuros,  si  ya se hizo habitual  ver  traer a las morgues un centenar de asesinados  cada  fin de semana,  rompiendo  records  de las tasas de criminalidad más altas del mundo, salvo la de países  que estén en medio de guerras civiles?

¿Es normal entonces  que discurran ante nuestros ojos  situaciones donde miembros uniformados de distintas policías se maten entre ellos a balazo limpio en medio de la calle?

¿Puede concebirse que hacer  los trámites  de un simple documento termine constándote  10, 15 ó 30 millones?

Y  pensar que todo descansa sobre una rebatiña,  que mientras dure deberá seguir sumándose  en la columna del  DEBE, porque  todo lo que hoy se despilfarra, habrá que pagarlo porque se regala endeudando  el país y  las generaciones por venir. Porque  si vas a los  mercados  del gobierno, te subsidian  hasta el  80% de la dieta popular de los productos básicos (cárnicos, lácteos y cereales)  importados… y  mientras tanto la deuda crece  al  punto que  ya economistas  muy serios la cuantifican en 220.000 millones de dólares. Y la sola PDVSA ya debe más que el valor  de todos sus activos..

La espesa sensación  es  sobre   inminencias  de cualquier tipo,  entre ellas  la de ver desnuda   ante nosotros,  la voluntad  de  fraude electoral  masivo del  gobierno y el PSUV,  o  la nueva capitulación en  grande de nuestro nuevo mesías  conciliador,  como aquel  que dijo  que perdía por una  “burusa”,  a la media hora de  conocer  los resultados manipulados  de forma  pestífera  por el CNE.

La  desestabilizante  sensación,   nos  viene  dada  por estar  hablando de una nación en manos de locos  enceguecidos  por  su  ideología  del  saqueo de burócratas,  prevaricadores,  abusadores y  mandones,  que hasta  tienen  el tupé de creerse  su propio cuento,  sobre que serían salvadores  del  país y no se rían… ser también “salvadores de la humanidad  toda”.  

Para  serles sincero,  lo que menos soporto de los rojitos,  es ese maldito fariseísmo según el cual  se consideran  moralmente superiores,  cuando  son solo parte  de  la gentuza  que “se ha vivido” este país  hasta convertido,  al  igual que  el  paraíso castrista del que le mantenemos  dos millones de vagos del  Partido Cubano,  en  un cementerio de ilusiones  y de futuro…

…Aunque creo firmemente  que antes de cumplirse los peores vaticinios sobre llevarnos a un totalitarismo que se eternice, como el de la peste castrista,  vendrán tiempos de cólera y de redención.   Ello ocurrirá  en plazos  que no son los de Chávez,  o  los de los opositores ilusos,  ni menos los de los cínicos,  fanáticos de  los calendarios electorales del  régimen,  porque intuimos que éste  va al despeñadero,  incluso causado desde  un  evento lectoral como el del  7-O,  pero del  que nadie, en su sano juicio,  puede creer que  nos  depare   una  victoria reconocida por los rojos  y  se inaugure entonces  con ellos  una quimérica  alternancia en el poder.

 El  “corazón de mi patria” está  lleno de odios y  generó  tantas divisiones y factores de crisis que no tienen más alternativa  que  explotar como Amuay.  Lo que viene luego es para bomberos políticos de alto calibre.

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