Chávez: eres un héroe de humo
Agazapado en tus temores, defiendes lo indefendible. Te cubres con el humo.
Todavía en la noche arden los tanques y el alma de Amuay y a los muertos aún no se les escapa el calor de sus rendidos cuerpos. Todavía ruedan las lágrimas de las familias que perdieron a sus seres queridos.
Amuay no fue un campo de batalla, ni un lugar forjador de héroes de la revolución, tampoco un motivo para tratar de escurrir la responsabilidad ante un hecho que debe ser investigado. Malo cuando fijas posición y como siempre amarras a tus palabras la verdad que quieres vendernos. Malo cuando afirmas la imposibilidad de encontrar un viso de negligencia en una instalación que según tus palabras esta automatizada y llena de técnicos muy profesionales. En Amuay todavía hay mucho que hacer y para tu pesar, Amuay despertará de este susto y hablará sobre lo que no quieres hablar.
Una misa para los militares y sus ascensos postmorten no le dan vida a los cuerpos que hoy yacen dentro sus cajones de madera. Los muertos de Amuay –también los civiles- acompañarán a los muertos que no podrán dormir más nunca a un lado de una refinería que cobró la vida de medio centenar de personas. Por un par de muertos de una empresa privada, se ponen presos a sus dueños. Primero disparan, después averiguan. Por todos los muertos de Amuay, no hay un sólo gerente investigado. Ahora los gerentes se defienden en pantalla de televisión, sin fiscales y sin jueces. A eso lo llamas gobernar con justicia. Ellos ahora son héroes apagafuegos defendiendo rodilla en tierra tu revolución de pacotilla.
A nuestros muertos de hoy, no los consuelan los muertos de ayer en algún lugar que no pudiste recordar. Reabrir operaciones, sin entender que sucedió allí, es un acto de irresponsabilidad para con todos los trabajadores de la refinería. Hablarán, no tengo duda.
En cualquier lugar del mundo, el presidente de la industria que cada vez produce menos petróleo, pero más derrames y accidentes mortales, habría sido “promovido” al mercado laboral para buscar otro trabajo. En la Venezuela de Chávez probablemente le prendan una medalla al pecho por haber apagado el fuego en menos de una semana.
Paraguaná y Venezuela conservarán en su memoria a los venezolanos que perdieron la vida en ese lugar. A Venezuela le toca investigar las responsabilidades –si las hay- y encontrar las soluciones adecuadas para impedir que esto vuelva a ocurrir.
La Venezuela que escucha y ve actuar al presidente saliente, le prepara una factura para cobrar en votos su actuación de las últimas horas.