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Pierre Reverdy (1889-1960)
“No tengo bastante sitio para morir
Dónde van los pasos que se alejan de mi y que escucho
Allá lejos muy lejos
Estamos solos mi sombra y yo
La noche desciende”.
Pierre Reverdy.
LA VOZ DEL MÁS PURO DE LOS POETAS FRANCESES
Decía Luis Cernuda, a la muerte de Pierre Reverdy, que era “el más puro de los poetas que ha tenido Francia en lo que va de siglo”, y añadía: “Le estimo como poseedor de un don raro aún entre los poetas mejores, el de guiar, señalar rumbo a los poetas más jóvenes que vienen tras de él. Es decir, ser un maestro”.
Pierre Reverdy nació en Narbona el 13 de septiembre de 1889 y falleció en Solesmes el 17 de junio de 1960. Procedente de una familia dedicada a la escultura y la talla de piedras para iglesia, aprende en su ciudad natal las primeras letras para continuar sus estudios en Toulouse. En 1910 se estableció en París, donde trabajó como corrector de imprenta, frecuentó las tertulias literarias y entró en contacto con círculos pictóricos y literarios vanguardistas (Matisse, Picasso, Braque, Jacob, Gris, Apollinaire, Aragon, Bretón, Tzara, Leger…). En 1915 publicó Poemas en prosa, inspirado en el cubismo que le convierte en uno de los precursores del surrealismo poético. Acuñó, con el chileno Vicente Huidobro, el concepto “creacionismo” con el fin de equiparar la creación poética a los procesos generativos de la naturaleza, y en 1917 fundó la famosa revista literaria Nord-Sud. Convertido al catolicismo, en 1926, se retiró a las cercanías de la abadía benedictina de Solesmes, donde vivió hasta su muerte.
Su poesía se caracteriza por una búsqueda incesante de un lenguaje depurado y eficaz y de una imaginería clara y precisa. Sus poemas tienen “carne y alma”. “La poesía no se encuentra en la realidad –escribía el poeta francés- sino en el sueño y la ilusión del hombre. La vida para el hombre sería insoportable sin ella. Por eso, buenos o malos, no hay épocas sin poetas”.
En su producción destacan además los siguientes títulos: Tragaluz oval (1916), Los despojos del cielo (1924), Espumas del mar (1926), Guante de crin (1927), Chatarra (1937), La mayor parte del tiempo (1945), Mano de obra (1949) y Mi libro de a bordo (1948), libro de memoria. Y como dijo el poeta francés: “Volvimos a encontrarnos cara a cara / Mirándonos sin decirnos nada / Y ya no tenía bastante sitio para irme de nuevo / Quedé mucho tiempo amarrado contra un árbol / Con tu amor terrible ante mí / Más angustiado que una pesadilla”.