Opinión Nacional

Potencia turística

Lo dice a cada rato el candidato eterno. Haré de Venezuela una potencia mundial en… agricultura, ciencias, energía, educación, turismo, deportes. La promesa varía según el ámbito en que se encuentre el líder intergaláctico y está determinada por el público oyente. Es parte del antiquísimo cuento revolucionario.

Pero, el candidato eterno, como buen encantador de lombrices, sabe perfectamente cómo marear a la gente y cómo pintar unas realidades mediáticas que no existen. Y logra que le crean. Al menos hasta el año 12 de su reinado era así. En este su año trece en el trono no marchan bien las cosas en términos de credibilidad para micomandantepresidente. Ocurre que con casi tres lustros montado en el coroto, ejerciendo un mandato que se fundamenta en generar esperanzas, incurre en algo que para los políticos es normal: promesa incumplida.

Pero si usted es un candidato eterno, del tipo que se eterniza en el poder, pues sufrirá el fenómeno que convierte la promesa en mentira. En efecto, al primer año prometió que Venezuela sería una potencia en turismo, solo por citar un renglón. Lo repitió en el quinto año. En el 2006 se cansó de decirlo. En las siguientes elecciones también. Promete que promete. Coba tras coba. La promesa dejó de ser promesa hace rato. Ahora es una mentira gigantesca. Por eso Chávez no tiene nada que ofrecer. Ya lo ofreció todo. Y en todo mintió.

Basta hacer un recorrido por la potencia turística que somos para que la realidad convierta en embuste lo que para Chávez fue y sigue siendo una oferta electoral inacabable.

Maracaibo rodeada de secuestros, atracos, vacunas para contra robo de vehículos, sin luz y ahora con el chip socialista para racionar la gasolina que ya no produce Pdvsa. Por algo aumentan las compras de combustible a Estados Unidos. El Táchira, igual. No le falta nada. Los Andes, aparte de la inseguridad, no hay inversión suficiente en hotelería o atracciones.

El control de cambio, la red de líneas aéreas, el estado de las carreteras y autopistas, los inseguros e incómodos aeropuertos, las peligrosas zonas fronterizas y la inseguridad son una barrera que genera la incapacidad chavista por razón natural: se gastan los reales en otra cosa, en otros países.

Lara es la tierra de Drácula. A las 7 de la noche no hay un alma en las calles. Vargas, a pesar de todos los proyectos invisibles de rescate de Chávez, es un asco. Todo el estado está como las playas sucio y contaminado. Caracas, la capital, es un caos absoluto con una red de transporte inexistente. Morrocoy y Mochima con los mismos zancudos de hace 30 años. Margarita en temporada no cabe un carro más. La Gran Sabana en proceso de desmadre.

Aplausos de pie.

 

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