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Tradición y modernidad: Películas sobre Vendas y Wayúus en la Berlinale 2013

La presencia del cine de Africa negra y de América Latina desde la perspectiva de sus pobladores aborigenes es una verdadera excepción en la mayoría de las carteleras cinematográficas europeas y de sus festivales de cine internacional.

Es por eso que la nueva sección temática de cine aborigen de los pueblos indigenas de todo el mundo que se ha mostrado por primera vez en la Berlinale 2013 bajo el nombre de NATIVe – A Journey into Indigenous Cinema con una selección de 12 largometrajes y 12 cortometrajes sea de gran valor político y cultural. Ojalá que esta sección persista en las siguientes ediciones del festival.

Entre otras películas de Australia, Nueva Zelandia, Oceania, Canadá y EEUU destacan dos películas mostradas en la sección Forum con Elelwani del director surafricano Ntshavheni Wa Luruli y en la sección Generation Kplus/14 plus con La Eterna Noche de las Doce lunas de la directora colombiana Priscilla Padilla.
Elelwani (en el rol la actriz Florence Masebe) protagonista de la película de igual nombre acaba de concluir sus estudios universitarios y regresa junto con su novio Vele a la comunidad rural de su familia en el interior de Surafrica. Ella y su familia pertenecen al pueblo Venda, una minoría étnica en ese país, en la cual las mujeres no tienen el derecho de disponer de su vida y casarse con el hombre a quién aman.  Poco después de su llegada se entera de que está predestinada a ser casada con el rey de la comunidad a quién ya ha sido prometida. Ella rehusa vehemente a aceptar esa decisión paterna y se mantiene apostada en un cautiverio elegido declinando la oferta de casorio. Sus padres optan por decidir dar en prenda a la joven hermana. Aquí Elelwani decide salvarla de ese martirio y opta por ir al pueblo del prometido, donde es esperada.  Allá pasarán una serie de acontecimientos del realismo mágico, de tal forma que  Elelwani deviene absoluta reina de la región y en su posisión de poder puede no solamente casarse con el hombre que ama sino también transformar las condiciones de vida de las mujeres de la comunidad. Lo último se deduce de la última escena de la película.

Elelwani está basada en la novela de igual nombre publicada a mediados del siglo pasado en venda, como idioma original. La película muestra por un lado las tradiciones de esta cultura y el otro lado un cuestionamiento de las tradiciones patriarcales de sus propios integrantes desde la perspectiva de una educación occidental emancipatoria.

Con la película-documental La Eterna Noche de las Doce lunas de la directora colombiana Priscilla Padilla nos adentramos en una tradición de dos siglos del pueblo Wayuú de la peninsula de la Guajira. La película ha sido filmada en territorio colombiano, pero la cultura de los Wayuús no se diferencia en territorio venezolano.

Se trata de la tradición del Encierro, en la cual jóvenes adolescentes que están a punto de tener su primera menstruación, se les prepara en una linea matriarcal, para ser encerradas entre nueve a doce meses en un rancho de bahareque y techo de zinc. En ese encierro no pueden ser vistas por hombres y solo son atendidas y lavadas por mujeres muy cercanas, o en especial por la madre y la abuela.

Esta tradición tiene el sentido de preparar emocional y psicologicamente a la joven a su rol como futura madre y como mujer en la comunidad. Mientras más largo sea su capacidad de tolerar el encierro más valor moral y material tiene para el hombre que dará la dote en el ceremonial de casamiento.

La película que cuenta con una fotografía impecable y con una música wayuú muy hermosa es protagonizada por Pili y los familiares más cercanos de esa comunidad y está fundamentada en un largo proceso de investigación y acercamiento personal de la directora con sus integrantes. Solo asi pudo obtener la directora el consentimiento para filmar semejante proceso personal de Pili.

Durante los preparativos para el encierro, se le preguntó muchas veces a Pili si tenía miedo a ese proceso, y siempre dijo que no. Porqué habría de tener miedo de un proceso que para ella era de gran importancia.

Para los Arijunas, las personas no-Wayuú, es una tradición dura e inhumana que no debería existir. Para Priscilla Padilla fue, sin embargo, importante mostrar a lo largo de esta bella película de paisajes únicos la cosmogonía y la filosofía wayuú. Desde esa perspectiva es para esta minoria étnica colombo-venezolana de importancia existencial mantener el enciero como centro fundamental de sus tradiciones.

Página oficial del festival: www.berlinale.de

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