Capriles Gobernador Recargado
Soy de la opinión que debemos, sin ninguna duda, ayudar a Enrique Capriles a continuar como gobernador del Estado Miranda.
Abstenerse en la elecciones regionales, por la rabia que nos genera el haber sido víctimas de fraude continuado o “triquiñuelas”, como se le llama eufemísticamente en el PJ, a la estafa de las presidenciales, no puede llevarnos a la conclusión que a Elías Jaua pueda dársele luz verde para ser el gobernador chavista de esa entidad, si la abstención se hiciera masiva, contra nuestro candidato.
Al volver a redimensionarse el señor Capriles, como administrador de un estado bajo el régimen de migajas reservadas para quienes son cuentadantes de Chávez, pero electos con nuestros votos, en un acto de rechazo al hegemonismo político del PSUV y su déspota mayor; permite que no facilitemos que ese hegemonismo se haga aún más asfixiante.
Lo que vale para Capriles es también valedero para Enrique Salas Feo y Pablo Pérez y porque no, para otros liderazgos de reciente “oposición” de otros estados.
Como se sabe el gobernador Pérez Vivas por derecho propio, en ese rebelde estado Táchira donde se derrotó a Chávez, tiene por supuesto más que merecida la reelección.
Aun luego de explicar personalmente por años y sustentar que a Chávez no se le podía derrotar con su CNE y su sistema electoral en las presidenciales, sigo creyendo útil constatar, que por las razones de méritos propios de los liderazgos de oposición o por la aplastante mayoría anti-gubernamental como en Táchira o el Este de Caracas , o por el cálculo ladino del gobierno despótico, que en ocasiones no hace fraude masivo y se deja ganar, por gobernadores y alcaldes de oposición, es por lo que Chávez puede decir, como argumento de oro, que aquí si hay democracia.
Lo más triste sin embargo es que también ese es el “argumento de oro” más socorrido de la imbecilidad sostenida por gente nuestra, incluso como maraquita repetida en su chin chin chin, en los grandes espacios de opinión parcializada a favor de los “representantes de la casa”.
“Si se pudo ganar decían, en Alcaldías y Gobernaciones, y si pudimos ganar más votos en diputados, aunque con menos electos, entonces podemos quitar a Chávez de la presidencia.
Y hete allí que la “victoria perfecta” de la que siempre habla Chávez es la de mantener incólume su régimen despótico, dando a cambio algunas concesiones clientelares a los mas ávidos de la oposición, sobre todo a quienes le garanticen el apaciguamiento de la decisiva y rebelde opinión de la clase media, de la que extrajo en esta última campaña el logro milagroso de verla más ilusionada que nunca, y que se cumpliera el sueño de la proverbial conducta democrática del déspota, de las que le habló Teodoro a la presidenta chilena Michelle Bachelet, creyendo que el sujeto iba a entregarse “mansito”.
Fue tan sensible ese fenómeno mediático del “camino fácil”, que hasta en la emigración, se entusiasmaron y resignaron a él, votando por el liderazgo mas conformista y más adecuado a las exigencias del mantenimiento del status quo chavista, en lo que va de los 14 años de oprobio transcurridos, vistos de conjunto.
Quienes quieran discutir en serio sobre si tenemos o no destino, si es que de verdad Chávez logró quitarse de la nuca el aliento de “la pelona”, que era con la que contaban y siguen contando muchos, tarde o temprano deberá juzgarse sin ningún tipo de apasionamientos propios de fans por vedettes mediáticas, o del marketing súper adinerado, el tema del techo que se impone a sí misma una clase media, que fabrica una adhesión a estos liderazgos con los que dibuja su propio país de sueños Disney, sin percatarse que el país real, el de la chancleta, es aquel de Juan Bimba que AD y Betancourt supo interpretar y no sus sueños tras el lopecismo, medinismo, perez-jimenismo, Uslarismo, desarrollismo y calderismo, en buena parte de su historia, hasta que COPEI se adequisó con Luis Herrera.
Sin embargo y para no abrir simultáneamente flancos de discusiones históricas, solo quiero dejar la constatación que para reorientar el país, el clientelismo carabobeño fracasó en 1998-99, el zuliano en 2006 y ahora el del Este caraqueño en 2012. El único que realmente peleó fue el del liderazgo mirandino de Enrique Mendoza, que fracasó también pero por lo menos peleó (2001-2004) y Chávez inhabilitó… con una innegable visión de perspectiva del mediano plazo…
A todos sigue teniéndoles la cabuya muy corta y la gran interrogante es si aprovecha estas elecciones de Diciembre y Abril para descarburarlos a todos, porque se anima a “radicalizar” su propio “reparto comunal” que implica el desempleo de las clientelas descentralizadas.
Así les de mucha rabia a algunos, aquí lo que hay que discutir es sobre los disparates cometidos en el periodo 2001-2004, pero que concentran la experiencia de mayor decisión y coraje colectivo, para querer sacar este régimen despótico.
Y esto lo afirmo con la plena convicción que las grandes luchas volverán a plantearse sus grandes objetivos y retomarán el hilo histórico de 2001-2004 de las grandes movilizaciones con los sindicatos obreros, partidos, empresarios y de la sociedad civil a la cabeza.
Chávez ha podido mantener a raya la oposición a sus designios, porque ha podido lidiar con un liderazgo de clase media acomodada más bien dispuesto a la cohabitación resignada, con esa mentalidad de rehenes que nos caracteriza en los procesos electorales, que tanto resultado le dan al dictador, que seguro lamenta que no sean semestrales, siempre y cuando confíen en su CNE, sagrado e inapelable, lo que fue firmado y ratificado al día siguiente del sipotazo, por nuestros próceres del discursito melifluo de cuentadantes.
Ha llegado la hora de reestructurar un frente político de lucha, con su eje en las organizaciones políticas, sindicales y cívicas de arraigo popular, que pelean en el día a día, al margen de los calendarios electorales.
Los segmentos atrincherados en la política del marketing electoral de cálculos mediáticos, con tanto tributo al mensaje anodino y acomodaticio del clientelismo y a las resignaciones sobre la eternidad del chavismo como eje de la institucionalidad que “algo nos tira”, seguro seguirán presentes allí, como expresión lógica de su ontología social, que busca mantenerse o trepar, pero estos no serán los decisivos en la etapa de crisis que está impepinablemente cantada en la perspectiva inmediata.
Discutamos entonces si, por ejemplo, puede ser Acción Democrática por su profundo arraigo popular e histórico, otra vez el instrumento privilegiado para concertar ese nuevo eje de la oposición política efectiva, que utiliza el sistema electoral fraudulento de Chávez, hasta donde siga justificándose, dadas las ilusiones de la gente, pero que sobre todo deberá generar una implacable pelea por los derechos económicos, laborales, democráticos, jurídicos, etc, que tenderán a ser cada vez mas menoscabados por la dictadura.
Este, ni ningún despotismo abandona sus privilegios y sus “triquiñuelas”, hay que derrotarle en las calles, como en 2001-2004, cuando arrinconábamos al régimen aunque nuestros disparates le permitieron imponer “la negociación y el acuerdo” de Carter- Gaviria-Coordinadora, que aun padecemos por su ideología de colaboración política, que hasta produjo a los que todavía hoy solo ven “burusas” y “triquiñuelas” en los macabros desmanes del régimen.