Capriles, usted fué Presidente
Muchas personas se me han acercado para que manifieste mis ideas sobre este momento tan doloroso para la democracia de Venezuela, de Latinoamérica y el mundo, ante los resultados electorales del pasado domingo.
No tengo vínculos con ninguno de los dos candidatos y como es de suponer de todo demócrata, guardo profundas distancias con el totalitarismo mal maquillado de Hugo Chávez.
Por lo tanto, mis ideas no pueden llegarle a ninguno de los dos, si no es por esta vía pública. Valga para todo el pueblo venezolano y el demócrata del mundo, este mensaje.
Puedo hablar de democracia, de política, de elecciones y de Estado, no sólo por formación académica, por mis escritos, discursos y testimonios públicos a lo largo de 52 años de vida política, sino porque quienes me conocen, saben que tuve el privilegio de haber nacido y haber sido criado por personas no solamente, curtidas dentro de aquella Acción Democrática de lucha democrática y antidictatorial, de clandestinidades, cárceles y exilio, además, tuve el honor y la fortuna de haber sido el hijo político y afectivo del presidente Rómulo Betancourt, otro padre que la vida me regaló, él mismo escribió que su matrimonio con mi madre no había hecho mas que facilitar el encuentro que, en cualquier otra circunstancia, habría igualmente desembocado en una relación que lo convirtió para mi, además de un extraordinario amigo, en mi maestro y guía en disciplinas, para ambos, fundamentales: el Estado, la política y la democracia.
A Henrique Capriles le di mi apoyo en estas elecciones, por cuanto representó una alternativa democrática, frente al modelo totalitario y comunista de Hugo Chávez. No voté por él en las elecciones primarias, pero más allá de que no comulgue con algunos aspectos de la visión, que se intuye, tiene del Estado y su papel, hago un absoluto reconocimiento a su talante democrático, honestidad, alto tenor humano y enorme capacidad de activismo. Indiscutiblemente que su campaña electoral nos retrotrae a los años previos del altamente discutible “marketing político”, que tanto énfasis hace en los medios de comunicación, en vez de trabajar “puerta a puerta”. Todos tenemos que darle nuestro más profundo reconocimiento a su esfuerzo electoral.
El sábado 6 de octubre, víspera de las elecciones, no podía dejar pasar el momento, para estimular a los venezolanos a votar en tan vital fecha, por lo que acepté la invitación de mis queridos amigos de la ciudadana asociación civil “Primer Poder”, a hacer una pequeña carta que presentara un ensayo “El Silencio de los Buenos”(que pueden ubicar en mi blog : http://pararescatarelporvenir.blogspot.com) el cual les recomiendo leer. Allí verán, las verdades de una etapa vital de nuestras historia en donde nacen los próceres de nuestra democracia y sus grandes obras de beneficio colectivo, así como conocerán las diferencias entre candidatos o mandatarios que sólo llegaron a la Presidencia versus estadistas que multiplicaron a la Presidencia y el país.
Algunas de mis palabras fueron: “… este 7 de octubre, en el momento de elegir un destino, ustedes van a verse ubicados en alguna de las fechas históricas que se mencionan en este ensayo; pudiendo así confirmar que la historia no son fechas, sino actos de hombres que en alguna fecha crearon un nuevo destino.”.
Quiero establecer como base de este mensaje a las últimas palabras del párrafo anterior: “…la historia no son fechas, sino actos de hombres que en alguna fecha crearon un nuevo destino.”. Bajo el régimen de Hugo Chávez, ni las circunstancias políticas, ni electorales, ni estatales, son las normales de una democracia. Por lo tanto, al asistir a unas elecciones tan desiguales, no se está concurriendo a un acto democrático, sólo se reconoce el triunfo del “eterno” ganador.
La contienda del 7/O no fue entre dos candidatos, ni dos ideologías, ni dos partidos. La contienda fue entre el dictador de un estado totalitario gobernante y el Presidente electo de un estado democrático en oposición. He aquí el problema. Ud. Sr. Capriles con las elecciones primarias de febrero, no se ubicó a la cabeza de un estado democrático o como el máximo representante de un sistema democrático, civilizador, progresista y pacífico, sino que solamente asumió el simple rol de candidato en unas supuestas elecciones democráticas y así, con una muy pasiva actitud, el mismo 7/O aceptó el resultado de un estado totalitario. Ese fue su “Plan B”, aceptar la derrota.
Apenas hace unos días, públicamente aceptó el abuso desmedido del estado totalitario que era de su conocimiento, como lo es de todos. Su intento de derrotar a este régimen por la vía electoral es noble, por lo pacifista; pero sabiendo reconocer la dificultad obvia de su triunfo ante el monumental ventajismo de su contrincante, su “Plan A” era su derrota y por ello –esa noche- ha debido estar preparado para asestar el mayor “golpe mediático” contra el régimen, y aprovechar la mayor audiencia en medios que iba a tener al momento en que Ud. hablara, como el “derrotado”. Justo allí, Ud. iba a decir un mensaje que llegaría a quienes nadie ha podido llegarle en todos estos 14 años, para no sólo representar a la libertad y al progreso, sino también a Ud., al Presidente de la Venezuela de la paz, la democracia y el progreso, ante la gran posibilidad de la desaparición física de Hugo Chávez.
Permítanme explicarlo. Henrique Capriles Radonsky, dejó de ser el Presidente de la democracia, al perder la oportunidad de oro para, no solo mantener aglutinada a toda la oposición, sino para multiplicar tal grupo, mediante la exposición de nuestros reclamos, frente a un auditorio que como nunca antes Chávez le había permitido tener en un momento de tanta expectativa como lo fue su posición ante los resultados. Sus palabras hubiesen herido sensiblemente a la “fortaleza” de Hugo Chávez, ante quienes están narcotizados con sus propagandas, pero que sufren todas las calamidades que aquí se mencionan. Ellos también son venezolanos. Víctimas de la misma miseria patrocinada por este régimen que les obliga a aceptar chantaje, la coacción y el soborno.
Mi respetado señor Capriles, el simplemente haber aceptado los resultados y el haber tratado de consolar a los 6 millones y medio de derrotados, pudo haber sido una parte trivial de lo que se debía decir, pero le insisto en una Venezuela democrática, no en esta colonia de la Cuba castrista.
Su débil “mensaje”, ante quienes esperábamos escuchar la voz del reclamo que a Ud. le fue asignado en las elecciones primarias, rompió la vital unión de los al menos seis millones y medio de votos que lo respaldaron. Hoy, entre frustraciones y confusiones bastante bien fundadas, se cuestiona al resultado electoral y se divide a esa millonada de votos en bandos que por tan trivial actitud suya hasta piensan en abstenerse de votar en diciembre; y peor aún, en el momento en que toda Venezuela estaba pegada a los televisores, no le llegaron todos los reclamos que sufrimos todos los venezolanos, a quienes solamente reciben los edulcorados mensajes que dibujan a un país de maravillas con fantasías mediáticas de la red de medios de comunicación sumisa ante el régimen (y hablo de no menos del 70% de la audiencia). Lamentablemente, Ud. perdió ese momento histórico. Un momento que le hubiera confirmado como el valiente luchador de nuestras necesidades e ideales. Ud. no estaba allí para solamente ganar o perder, sino para defender nuestras necesidades e ideales. Ese es el papel de un estadista y no el de un candidato a una alcaldía o gobernación, que reconoce su derrota y trata de secar lágrimas ajenas. El momento era para defender a un modelo democrático, a un país completamente destruido.
Para no crear especulaciones que puedan invitar a malentendidos, permítame Sr. Capriles exponerle un simple ejemplo de lo que un equipo de expertos políticos le hubiera recomendado decir, en tan crucial e irrepetible momento (al menos a la vista de los próximos seis años).
“Pueblo de Venezuela, ciudadanos demócratas de Venezuela y el mundo:
El Consejo Nacional Electoral, conformado mayoritariamente por militantes del partido de gobierno, ha publicado oficialmente su primer boletín sobre los resultados de la elección que ha convocado a todo nuestro país en el día de hoy.
Tales cifras de este organismo comicial anticipan la victoria del candidato a la reelección y actual mandatario, comandante Hugo Chávez Frías, lo cual acepto de manera provisional, hasta tanto no se verifiquen los conteos, se diluciden eventuales reclamaciones y se oficialicen los totales.
Soy un demócrata que cree en las elecciones y si bien he decidido participar en estas, debo acusar una serie de fallas en el sistema electoral que sugiero sean revisadas y corregidas para evitar especulaciones dañinas a la vida democrática y pacífica del país. Nuestro equipo electoral hará la revisión de los resultados del CNE y conforme se pronuncien, se harán las sugerencias del caso. Mientras tanto, considero que es imprescindible por el bienestar del país que pacíficamente vayamos a nuestros hogares, para mañana continuar con nuestros deberes cotidianos.
Si tal como se perfilan los números, yo pierdo con demostrados resultados, no duden que democráticamente aceptaré mi derrota. Sin embargo, de haber denuncias de irregularidades sin respuesta apegada a las normas legales, apelaré constitucional y pacíficamente ante las instituciones nacionales y de ser necesario internacionales, para que se enmienden los errores y se subsanen las irregularidades.
No puedo dejar pasar esta oportunidad para decirle al pueblo de Venezuela, que en su totalidad me sintoniza en este momento (algo que los medios del régimen no me permitieron hacer durante mi campaña electoral), la mención de algunos puntos que quiero reclamar en este momento ante Ud. comandante Hugo Chávez, como el presunto vencedor y renovado presidente del país.
Quienes han votado por mí, lo han hecho buscando grandes mejorías en problemas que han surgido o han ido empeorando a lo largo de estos catorce años de su mandato.
La inseguridad es la más alta de nuestro continente, siendo los sectores populares los que ponen la mayor cantidad de muertos diariamente. Las cifras ya compiten con las de la Guerra de Independencia, en los mismos 14 años, son más de 160 mil familias las que sufren el luto, muchas de la cuales confiaron en Ud. para tener una mejor calidad de vida y sin embargo encontraron la muerte.
El sistema judicial y penitenciario está en un perfecto caos, ello contribuyendo al fortalecimiento de las organizaciones criminales y al aumento de la criminalidad.
La presencia de grupos terroristas en territorio nacional, más el incremento del narcotráfico nos presentan ante el mundo como un país narco-complaciente, al punto de estar infiltrado dentro de las fuerzas de seguridad pública.
Con su régimen hemos perdido la independencia que tanta sangre le costó a Bolívar y los cientos de miles de héroes que lucharon contra aquel Imperio “extranjero” y hoy somos súbditos de un rey en Cuba, quien emplaza a sus comandantes y funcionarios para dar órdenes a nuestros militares y funcionarios públicos; ello sin mencionar la diversión de vitales fondos para nuestro desarrollo a países asociados al Imperio Castro-Cubano.
La inflación nos atormenta en niveles que los programas de asistencia popular no logran calmar; el desempleo se esconde con misiones, pero no ofrece libertad a quienes quieren buscar opciones de mejores ingresos en un abierto mercado laboral, ya no quedan empresas que puedan absorber tal cantidad de personal; las expropiaciones por causa de utilidad pública que contempla nuestro ordenamiento legal han sido realizadas de manera arbitraria, injusta y completamente dañina para el aparato productor nacional convirtiéndose en meras confiscaciones; al punto de haber creado la enorme dependencia de importaciones, que a mucha mano de obra benefician, en otros países. Los conflictos sindicales abruman a las organizaciones estatales por la falta de cumplimiento de los compromisos y pagos; los empleados públicos se sienten humillados al verse obligados a pagar réditos al partido oficial e igualmente a asistir a eventos del mismo partido.
Los servicios públicos están sufriendo el peor deterioro de nuestra historia; y pensar que tuvimos los mejores de todo el continente, en cuanto a vías terrestres, puertos aeropuertos, centrales hidroeléctricas para exportar energía a otros países, acueductos y embalses en cantidades suficientes como para crear grandes desarrollos habitacionales populares con todas sus comodidades.
La vivienda construida en los cuarenta años de democracia civil, había alcanzado a casi millón y medio de unidades, mientras que Ud. hasta el 2011 ha construido apenas algo más que 300.000.
PDVSA, la responsable de haber pagado al estado más del 70% de su ingreso, es hoy la que debe pedir al Banco Central ayuda para subsistir, en franco abandono de sus instalaciones, la producción petrolera ha caído a menos de las dos terceras partes y dependemos de la gasolina importada para mover al país.
Solamente con decirle que durante el siglo XX, a pesar de los vicios que todos reclamamos a esos gobiernos, fue cuando se construyó toda la infraestructura que hoy podemos usar para nuestra civilidad y que lo que Ud. ha gastado en catorce años es más del triple de todo lo gastado en 100 años, no es sino para exigirle a Ud. que haga un cambio muy profundo, porque los resultados de su gestión son devastadores.
Ahora bien, permítanme hablarle a mis seguidores. Tenemos el ideal de construir una Venezuela próspera, pacífica y con igualdad de oportunidades para todos. Nunca vamos a abandonar ese ideal. Hecho por el cual, seguiré estando en oposición a este régimen y a todos los regímenes que impidan el sano y pacífico desarrollo de la democracia y del mejoramiento de nuestras condiciones de vida.
Por ahora los objetivos no han sido conseguidos. ¡Vivan la democracia y el progreso!”
Espero que con estas palabras haya quedado bien clara la diferencia entre un buen candidato y un estadista; para decirle que son estos últimos quienes realizan los actos que se marcan en la Historia. En estos momentos trascendentales las “salidas” exigen formulas excepcionales.
Lo más probable es que de haber pronunciado ese discurso, el régimen le hubiese querido meter preso o someter a juicio por algún tipo de forjado delito, pero eso Ud. ya lo vivió, así como lo vivieron miles de héroes hasta 1958. Probablemente el mismo escándalo hubiera promovido su mensaje y me atrevo a asegurar que se hubiera ganado la admiración de no menos del 90% de los venezolanos. Las verdades que todos sufrimos lo defenderían de las mentiras del régimen. El momento pedía valor para defender ideales.
Señor “Ex Presidente” Capriles, como candidato hay que felicitarlo pero “…la historia no son fechas, sino actos de hombres que en alguna fecha crearon un nuevo destino.”.