¿Mejor que no ganamos!
La justificación de esta timorata iniciativa radica en que el pobrecito de Capriles – Henriquito pues – se iba a encontrar con una situación muy adversa, de grandes conflictividades y de mucha penuria. Por esas razones, lo mejor que pudo pasarle al pobre muchachito es que no ganara las elecciones.
Henrique – mi tocayo con H -, por el contrario, ha entendido claramente la realidad del país y emulando a Joe South habría cantado que después de electo jamás sería capaz de ofrecer un jardín de rosas. O como Churchill también habría ofrecido “sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor» (blood, toil, tears and sweat) como lo hizo Sir Winston ante la Casa de los Comunes , el 13 de mayo de 1940, tras reemplazar a Neville Chamberlain como primer ministro, en el contexto de la batalla de Francia, ocho meses después de haber comenzado la Segunda Guerra Mundial, cuando las fuerzas aliadas estaban experimentando continuas y denigrantes derrotas frente a la Alemania nazi.
Ojala que esta oposición blandengue y acomodadiza no continúe propalando en sus bodas, bautizos, primeras comuniones y cumpleaños celebrados a todo dar, esta traidora opinión que desmotiva a los que queremos hacer país a pesar de las más hostiles y adversas circunstancias.
Ojala hubiéramos ganado el 70 para demostrar fehacientemente, de verdad que:
¡Así, así, así, es que se gobierna!