La redondez del cuadrado
Tanto como se ha especulado sobre la “cuadratura del círculo”, podría pensarse en la cabida dialéctica de algún argumento válido tener algún sentido en la brevedad de este espacio. Así se animaría la posibilidad de debatir en torno a lo paradójico de esquematizar mentalmente la presunta “redondez del cuadrado”. Aunque la intención implícita de la disertación, podría desembocar en algún tema que trate las rarezas que han contagiado al mundo en lo que va de siglo XXI.
Podría comenzar esta disertación, provocada por la censura que las realidades incitan. Tal como lo pinta cada embrollo en el que se ve inmersa la ciudadanía ante cuanto zaperoco protagoniza.
Un propósito elocuente
No obstante, los problemas que caben en este espacio de conversación imaginaria con quien pueda pensar lo mismo, invita pues a potenciar la creatividad a partir de la cual es posible la construcción de ideas que podrían ser fuente de inspiración. Para explorar, por ejemplo, las bases de realidades que han comenzado a exigir estrategias que apuesten a la corrección de tantos errores humanos cometidos. Muchos, sólo por causa del afán del ser humano en saciar el hambre provocado por retorcidas avaricias. Entre las cuales, destaca la del poder visto como mecanismo de posesión y posición.
Sin embargo, tan escabroso tema pudiera ser confuso considerando las variables que ocupan el terreno en el que se asienta la espistemología que bien sustenta temáticas de esta índole. Así podría cualquier interesado en montarse en el vehículo de la deontología o de la axiología. Pero en dirección a cuestionar los tantos desparpajos que se encuentran al recorrer el trazado que corresponde al destino particular de cada quien. Tanto como sea posible. Y para lo cual, debe aprovecharse de la resistencia intelectual que puede disponerse para entonces llegar a la meta en buen tiempo.
El desafío planteado por la redondez
Uno de los contratiempos que estropearían la travesía, se relaciona con la primera urgencia capaz de detener la marcha del vehículo. He ahí el desafío planteado al ir tras la redondez del cuadrado.
La situación empeoraría, si acaso esa urgencia (la redondez) se sobrepone a las exigencias que suelen disfrazarse de circunstancias para así engañar a quienes no advierten el camuflaje de las exigencias (el cuadrado). Precisamente, con la intención de confundir al sujeto más irreverente o por atrevido que sea, con el manido cuento de mal poner todo el ambiente que rodea la situación. (la confusión como estrategia).
Por eso, la situación en la cual el sujeto permanece algún momento, incluso por razones fuera del control propio, luce dibujada, como el paroxismo de la banalidad (el engaño como elemento de la estrategia).
Y es ahí, cuando las urgencias se arrojan contra la voluntad del sujeto impidiéndole actuar según el sano y debido juicio que bien debe lucir quien deje atraparse por la situación. O porque se halla incurso en el problema. Es el mismo problema que cunde las realidades en las que sobreviven la impotencia y la debilidad. Pero que estas al actuar en complicidad con la soberbia, el egoísmo y la envidia, pierden el poder necesario, además capaz de convertir lo obtuso y la conformidad de dejar que el miedo abata la consciencia, en perspicacia, astucia e inteligencia. Es ahí cuando el sujeto cae en la trampa de la situación. (la redondez lo insume en sus infinitas marañas tejidas en la obesidad de su forma concéntrica).
Disputa entre formas geométricas
Es el problema que traba cualquier esfuerzo en dar con la solución de las infinitas ecuaciones que son representativas de cuantos enredos o avatares surgen de cualquier solitaria esquina u oscuro rincón.
Es el pretexto narrativo para hablar de la exigencia que plantea el problema de resolver la cuadratura del círculo.
O como esta disertación refiere al aludir a la “redondez del cuadrado” como temática de ingreso al problema humano de enfrentar la incertidumbre escondida bajo formas imprevisibles.
Al cierre
Aunque las arriba comentadas alusiones, son situaciones que sólo caben en la imaginación de quien así las dibuje con el lápiz del pensamiento, cuestión sencilla de construir, son ejemplos de las dificultades que, por igual, son capaces de someter a cualquiera a la pesadilla de arrinconar la sagacidad y la habilidad que provee la inteligencia en conjunto con la bonhomía, a la indolencia de la autoridad caracterizada por la pérfida ofuscación.
O porque lleva a actuar al sujeto involucrado en el problema, de manera desenfrenada y ausente de la resiliencia, ante cada dificultad vivencial que lo atemoriza inhibiéndolo de las capacidades y potencialidades que residen en la creatividad humana.
De ahí que esta disertación, al intentar tender la invitación de viajar entre constructos imaginarios, adoptó la idea de intitular: la redondez del cuadrado.