“Joker 2: Folie à deux”:  Un desafío a las puertas de la percepción

En 2019 el director Todd Phillips presentó “Joker”, una obra disruptiva, retadora, crítica y con excelente interpretación de Joaquin Phoenix que fue, en su todo, ovacionada, premiada y que marcó un antes y después en la manera de abordar a un personaje de comics y, sobre todo de DC en lo que parecía ser una obra de un solo acto. No fue así.

 Cuando se anunció la secuela germinaron las dudas sobre su necesidad, pertinencia y, más que todo, posible impacto al intentar superar a la original. La incertidumbre creció con el anuncio de Lady Gaga como Harley Quinn y el uso de la fórmula de un musical para desarrollar la historia del juicio de Arthur Fleck y el encuentro con su media naranja.

“Joker 2” ha ido generando polémica entre especialistas y fans, para muchos, una decepción, para otros, una apuesta artística y arriesgada y es que Todd Phillips ha realizado una película aún más desafiante que la original. Su guión es mucho más introspectivo, más pasional, es la lucha de la sombra interna de Arthur y su combate adicional con el mundo exterior.

Según Carl Jung, todos tenemos una sombra, una cara oculta que contiene nuestros deseos más ocultos, nuestras pasiones, nuestro yo inconsciente contenido con un “maquillaje” racional con el que nos mostramos ante la sociedad y es con esta premisa que “Joker 2” nos muestra la montaña rusa emocional del protagonista; su dolor, rabia, decepción y el maltrato que sigue sufriendo por parte del sistema de salud y de cárceles.

Pero no nos equivoquemos, Arthur no es mártir de Disney, es un personaje que dejó de ser víctima para ser victimario y que se enmarca en lo que Fernando Savater llamaría un personaje “malo” y “maldito”. Su maldición fue la forma en la que fue tratado por su entorno, algo que no eligió, pero que fue moldeando su personalidad, pero que, lejos de llevarlo por un camino de superación, le mostró la senda del mal que tomó y lo llevó a convertirse en el Joker.

Punto a destacar es el nuevo tono de la crítica social presente en el film, en el que notamos como Arthur, un criminal acusado de 5 asesinatos es una personalidad de los medios, adorado por una legión de fanáticos quienes piden su liberación y liderazgo en una puesta en escena que nos podría hacer reflexionar sobre estos personajes a quienes la sociedad les ha otorgado el título de “Influencers” sin reparar en la veracidad, pertinencia, oportunidad y carácter positivo o negativo de sus mensajes.

¿Es mala? No, la cinta cumple con todos los términos de una producción de gala para el cine: cinematografía excelente, sonido, diseño y magistrales actuaciones de Joaquin Phoenix y de Lady Gaga, quienes nos revelan el rostro de la locura para dos.

¿Me gustará? Allí radica la pregunta imposible para cualquier crítico responsable porque la percepción del arte es subjetiva, se basa en nuestras propias experiencias y hace que podamos aceptar o rechazar la propuesta y, como dijimos antes, “Joker 2” es una obra de arte, experimental, dura, desafiante y eso hará que muchos la acepten y, para otros, solo sea una obra fallida.

Para quien escribe, la película es un cierre definitivo presentado en una producción que el director hizo a su manera, con sus términos y que, tal vez, hasta por obligación contractual, pero como todo un honorable Samurái, se enfrentó al enemigo en sus propios modos.

Sobre “Joker 2: Folie à deux” sí podemos decir que es inolvidable, no les dejará indiferentes, les hará hablar de ella y les tendrá un buen rato pensando en esas sutiles señas que nos deja de manera imperceptible en cada acto musical y en su final porque independientemente de gustos, la película logra la comunión con el espectador, el mensaje llega, te incomoda, te hace pensar y se queda, toca las puertas de nuestra percepción, no para purificarlas, como escribió William Blake, sino para sacudirlas de arriba a abajo.