“La Sustancia”: El terror del castigo por el paso del tiempo
“La sustancia” es una obra potente, dura, intensa, agotadora
Uno de los debates de los últimos tiempos en la industria del cine es el trato a las protagonistas que han superado los cincuenta años y que son tratadas como segundas opciones o ni siquiera son consideradas para papeles por simplemente seguir el paso natural de la vida, envejecer.
Con esta denuncia real se presenta “La Sustancia” donde conocemos a Lizzie Sparkle (Demi Moore) una estrella que al cumplir 50 años es dejada de lado por el estudio y, tras dedicar su vida al trabajo siente que no le quedan opciones para avanzar, pero todo cambia cuando un laboratorio le ofrece un componente capaz de “sacar su mejor versión” y es cuando ella descubrirá a Sue.
Con esta premisa, la directora Coralie Fargeat nos presenta un film que a momentos parece ser una versión de “El retrato de Dorian Gray” y “La muerte le sienta bien”, pero que avanza con ritmo firme y constante mostrando el dilema que viven las mujeres en la industria cinematográfica, no solo por su edad, sino por el acoso y tratos degradantes que son ampliamente conocidos, todo en una obra que se sirve del suspenso, drama y terror para coronar el film.
Por si fuera poco, “La sustancia” explora la falta de autoestima, el odio propio y las ansias de no ser quienes somos al paso del tiempo, de volver a “tiempos mejores” en una suerte de autodesprecio que agrega capaz psicológicas sumamente interesantes a la película.
Demi Moore nos muestra una de sus mejores interpretaciones en el rol principal con intensidad, fuerza y juego de lenguaje físico maravilloso mientras que Margaret Qualley se muestra increíble en su actuación complementando a perfección la parte estelar del film con una fuerza y frescura maravillosas.
La fotografía de “La sustancia” es un delicioso homenaje a grandes realizadores del cine como Tarantino y Kubrick entre otros, pero que lejos de ser una impostura de la directora, se vuelven sus herramientas para generar su propio diálogo audiovisual con un uso maravilloso de las luces, los lentes cinematográficos y la profundidad de campo como herramientas para complementar a esta película que ganó el mejor guion en el Festival de Cine de Venecia.
“La sustancia” es una obra potente, dura, intensa, agotadora y que a ratos pareciera interminable, pero todo obedece a la idea artística de Coralie Fargeat que se permite dar una cachetada a la industria cinematográfica mostrando, con el talento de Demi Moore, que el tiempo no necesariamente degrada el talento y que para que nos quieran, debemos aceptarnos y querernos nosotros primero.