La duda y la traición
Dijo el gobernante Nicolás Maduro, durante el acto de aniversario de la Guardia Nacional, que “dudar es traición”.
La duda es falta de certeza. En la edad media la duda se pagaba con la cárcel o la muerte. Galileo estuvo cerca de enfrentar la pena de muerte por atreverse a sostener que la tierra y otros planetas giraban alrededor del sol, contrario a la doctrina religiosa del momento, por lo que fue señalado de hereje.
La creación de la imprenta, la revolución protestante, la ilustración y el pensamiento científico, paulatinamente descriminalizaron la duda, y, por el contrario, se estimuló la inquietud que se aleja de los dogmas y que es base del progreso.
Las elecciones en Venezuela pretenden resolverse como un asunto de fe. Bajo la lógica oficial lo que diga el CNE es “santa palabra”, no importa que no haya evidencia. Dudar es traicionar y se paga caro, como lo supo Galileo.
La traición es relativa. Los ciudadanos, que son la base de la soberanía expresada en la Constitución, tienen dudas naturales y esperan no ser traicionados, aunque todos conocen la verdad y por ella murió Cristo.