A cuidarse de acechanzas políticas
Ante lo que pareciera no tener explicación, vale agotar la alternativa más racional. Esta se logra, naturalmente, partiendo del hecho figurado por el aforismo que afirma que “(…) nada es más racional que aceptar que lo cuestionado o propuesto, no puede explicarse totalmente.
Los misterios de la política en su praxis, conducen casi siempre a verse ante situaciones de esta índole. O sea, sus complicaciones descriptiva y operativa, llevan a advertir que su figuración comporta un ofuscamiento en su presentación que hace de su explicación un tinglado dialéctico. Lo cual induce a preferir cualquier otra situación que, en el plano de la lógica y la dialéctica, luce convincente. Y desde luego, procedente por dónde pueda estimarse.
El problema en el enfoque de la política
Eso es lo que hace que el ejercicio de la política, se valga de cuanta excusa, engaño o evasiva pueda sostenerse, para lograr el objetivo pretendido. Situación ésta que, a manera de histriónico escenario, se acostumbra representar. Ello, con el malicioso propósito de actuar apegado al conveniente, acomodadizo y abusado “proselitismo”. Por cierto, esta técnica es bastante utilizada como buen recurso de manipulación propio de procesos político-electorales.
Sobre todo, de procesos político-electorales signados por la excesiva polarización que caracteriza tiempos políticos exacerbados por la furia de factores político-partidistas conscientes del fracaso que le tiene destinado la historia política.
Los procesos de ganar elecciones, aunque proveen de mayores ventajas a quienes configuran la estructura de gobierno que detenta el poder político, casi siempre abusiva y tramposamente, las realidades asoman -muchas veces- exaltadas excepciones. Las mismas, responden a dinámicas de distinta naturaleza, guiadas por diferentes criterios de eficacia en contextos muy diversos. Además, contextos protagonizados por actores y agentes bien diferenciados por cuanto actúan en condición de representantes de bandos contrarios.
En tiempos electorales
En la plenitud de los tiempos electorales, las disputas políticas dan cuenta de las ideologías que cada actor reivindica a través de su discurso. Pero también, por la manera de hacerse comprender ante la sensibilidad ciudadana. Igualmente, en el modo de motivar conciencia al sembrar expectativas coincidentes con los clamores de la población votante.
En consecuencia, esas movilizaciones revelan lo que esconde cada discurso. O lo que exalta cada liderazgo. Es ahí cuando asoman diferencias que resultan fácilmente comprendidas. Aunque al mismo tiempo, se internalizan emocional y racionalmente. Así es como se fraguan las garantías que soportan el triunfo de la opción política que mayor arraigo habrá cultivado.
Sin embargo, la historia política reciente refiere prácticas de gobierno que por causa de la incoherencia de desarticuladas y contradictorias presunciones políticas, han destrozado sus bases de sustentación política.
Obvias complicaciones
La situación arriba explicada, induce al ejercicio del poder político a mostrar obnubilación al momento de tener que demostrar capacidad de gobierno y el proyecto de gobierno que sustentó la apuesta por alcanzar la necesaria gobernabilidad del sistema político.
Cuando algunas de estas infaltables variables dejan ver síntomas de marcada anomia política, téngalo por seguro que en lo sucesivo la palestra pública se verá atestada por problemas relacionados con muestras de ineficiencia burocrática, desinformación con propósitos maliciosos, incoherencia en decisiones tomadas y la indolencia asumida ante la agudización de problemas de todo género.
Al término de la disertación
Entonces, esos gobiernos de mala estirpe, siempre dados a mañas, perjurios y disimulos como recursos políticos, se entregan a la tarea de instituir un extraña y sutil distracción. Pero que sirva al régimen político para engañar y formalizar el modelo de gestión que mejor podrá calzar con los intereses y necesidades político-coyunturales. Así el ciudadano no podrá saber lo que en verdad ocurre “detrás del telón”.
Así que, en tiempos electorales en los que aquellos gobiernos de retorcida horma tienen el manejo de las mayores ventajas posibles que les permite la manipulación colectiva y la concentración abusiva del poder, a cuidarse de acechanzas políticas.