Una cosa es ganar y otra no perder
Hemos comentado el revolcón europeo con el estruendoso triunfo de la derecha en las elecciones legislativas europeas, con dos extremos. El desbarajuste francés con Emmanuel Macron apresurándose a disolver la Asamblea Nacional y convocando a elecciones legislativas en pleno verano, bajo el calor y población desperdigada por vacaciones, y lo que tarda, mucho en esa España que aunque tenga el bolsillo a la derecha con un Feijóo desangelado, un Abascal atascado y una Isabel Díaz Ayuso a la que aún le falta, y el corazón a la izquierda con un Sánchez al cual poco le importa desarticular a España y ocultar a su esposa y a su hermano investigados con tal de seguir en el poder. Y Portugal, donde parece que el socialismo marcha con la calma y la buena educación portuguesas.
No se trata tánto del triunfo de la derecha, como del fracaso de la izquierda que no es tanto conciencia de los partidos por sí mismos como de la reacción de los electores contra de gobiernos que los mantienen con elevados impuestos, sacrificios –como con la tradicional agricultura francesa- para favorecer a países africanos y otras lejanías, y la tolerancia de muchos Estados, especialmente Francia, en favor de una inmigración –especialmente africana y musulmana- que ocupa calles, espacios y puestos bajos de trabajo pero que no sólo no viven como europeos ni están dispuestos a irse transformando en europeos de rica ni baja cuna, ya Paris, por ejemplo, parece más una ciudad islámica y africana que el Paris de siempre.
Ls reacción conservadora –en realidad de rescate de lo europeo- fue por todo ello más fuerte en Francia que en el resto de la UE, pero crece en todas partes. Macron ha demostrado ser un mandatario demasiado complaciente, los alemanes se sienten demasiado cerca de las distorsiones y el poder de Vladimir Pulin, el Sholz alemán parece blanco al frente de la socialdemocracia germana y los demás países por el estilo, además de la reciente decepción de la Presidente van der Leyen, conservadora que evade encabezar el proeuropeismo y tras ser ratificada en la Presidencia de la Unón Europa pacta con el socialismo.
Inglaterra anda por su cuenta y riesgo tras el brexit, pero los ingleses mantienen cierto tradicionalismo, en Portugal nada se mueve y en España, aunque Vox gana tres escaños, el Partido Popular parece demasiado pacíficamente manejado por el poco conservador gallego Feijóo y parece más cercano al PSOE que a la derecha. Pero en España, que tiene graves problemas económicos y sociales, emerge en conservador nuevo y joven, Albiste (es un apodo) que parece irse incluso por encima de Vox, que aunque logró tres nuevos diputados se vio un tanto desangelado, veremos.
En todo caso, aunque el socialismo europeo ha perdido pero se mantiene, se están produciendo cambios y salen sobresalientes dos grandes mujeres líderes de la derecha, la italiana Giorgia Meloni y la francesa Marine Le Pen –la cual competirá por la Presidencia pero llevará como acompañante para Primer Ministro a un conservador de 28 años.
Ya veremos cuál será el camino de socialistas persistentes como el alemán Scholz, el decepcionante francés Emmanuel Macron y el descarado catalán y amigo del madurismo, Joseph Borrell, voz del PSOE en el Parlamento Europeo y obediente al Pedro Sánchez que ampara a su esposa y su hermano denunciados ante la justicia y no le importa dividir a España con tal de seguir en el poder, al menos mientras el Partido Popular sea socialistamente dirigido por el débil Feijóo.
Falta ver si pueden detener la reacción de los pueblos europeos.