Sudáfrica: Un ejemplo de desgaste político
La perpetuación en el poder genera desgaste, alimentada por la creencia de que se gobierna para siempre, pero lo peor es la seguridad de que nada ni nadie sancionará la desbordada corrupción. Esto es precisamente lo que le ha sucedido al Congreso Nacional Africano (ANC), el partido político sudafricano que llevó al poder a Nelson Mandela.
En las elecciones de la semana pasada, el partido no logró obtener el porcentaje necesario para formar gobierno, algo que no había ocurrido desde 1994, es decir, tras 30 años en el poder. Este hecho es un buen signo para este importante país africano, ya que demuestra que la democracia puede empoderar a los ciudadanos y permitirles exigir cuentas a sus líderes. En estas elecciones participaron 51 partidos políticos, lo que facilitará la formación de acuerdos más cercanos a los deseos reales de los ciudadanos, algo que generalmente no ocurre en países dominados por el bipartidismo.
La principal causa del declive del ANC radica en la enorme corrupción de sus últimos presidentes. Este resultado electoral permite a Sudáfrica desarrollar mejores mecanismos para controlar al todavía mayoritario partido político y, tal vez, obligue al ANC a realizar los cambios necesarios para volver a gobernar. De lo contrario, podría sufrir el mismo destino que el PRI en México o el peronismo en Argentina.