La importancia de Petro y Lula
A medida que el antagonismo crece en la campaña electoral, cada vez más polarizada entre el candidato que aspira a permanecer en el poder a toda costa y la fuerza popular que busca el cambio representado por el binomio María Corina Machado y Edmundo González Urrutia, aumentan los riesgos de que los que se sienten solos en las calles se salgan de los cauces electorales.
Consciente de esa posibilidad, el presidente Petro, aparentemente respaldado por Lula y tal vez por otros, llama a la concordia, la reconciliación y la paz en Venezuela, y lo hace de manera inequívoca a través de las palabras del canciller Murillo.
Ya no insisten en la figura de un plebiscito, que no existe en nuestro ordenamiento jurídico, sino tal vez en la de un referéndum, que garantice que los vencidos en las elecciones no serán perseguidos y se les otorgarán las garantías personales y políticas necesarias.
Esta propuesta, que según la prensa española ya estaría en manos del presidente Maduro, es una salida no solo necesaria sino esencial para poder llegar, en relativa paz, hasta el 28 de julio, pero que requiere de acciones complementarias que deben ser ratificadas por todos los actores involucrados en el Acuerdo de Barbados.
Venezuela no es Nicaragua y el modelo adoptado por ese país no resolvería la situación, ya que allí lo que existe es algo parecido al Tirano Banderas de Valle Inclán, cuya mejor expresión, hasta ahora, ha sido la dictadura de Anastasio Somoza.
Los tiempos han cambiado y Venezuela está inmersa en un continente que ha luchado mucho por erradicar las dictaduras folclóricas que subsistieron durante el siglo XX.
