Se acorta el tiempo de decisión
Tanto en Venezuela como en el resto del mundo es evidente que el Consejo Nacional Electoral (CNE), en lugar de facilitar las condiciones para la participación en las elecciones y el registro electoral, impone una serie de obstáculos. Estos obstáculos serían inexistentes si el organismo fuera imparcial y no estuviera sujeto al control del poder ejecutivo.
Según han anunciado voceros del régimen, el plazo para determinar quién podría ser el candidato de la oposición democrática vence el martes, mientras que ellos mismos establecen un plazo adicional que expira el 20 de abril, limitando la selección a aquellos que ya han sido «aprobados». Esta inflexibilidad, que seguramente no se observa en ningún organismo electoral de países democráticos, deja a la oposición en una situación difícil. Si no permiten la inscripción de Corina Yoris, se ven obligados a elegir entre los candidatos que prefiera Maduro o Edmundo González, o a evaluar si entre los 10 ya inscritos hay alguno en el cual puedan confiar realmente para liderar un cambio genuino y no simplemente acomodarse con el régimen.
La otra opción es evidenciar que no se está cumpliendo con el Acuerdo de Barbados y, por lo tanto, lo que está ocurriendo no garantiza unas elecciones libres y competitivas.
Estamos en momentos muy complicados en los que se juega o avanzar hacia un proceso de transición democrática o continuar con más de lo mismo.