Praga, una de las ciudades más bellas del mundo
Praga, la capital de la República Checa y de la Antigua Bohemia es, sin duda alguna, una de las ciudades más bellas que existen. Ubicada al borde del rio Moldava, su casco histórico es Patrimonio Histórico de la Humanidad.
A pesar de haber sufrido las invasiones nazis y soviéticas por uno de esos azares de la historia, la ciudad nunca fue destruida.
En 1968 estalló la llamada Primavera de Praga, un intento de reforma al osificado comunismo soviético que fue severamente reprimido por los tanques del Pacto de Varsovia.
1988: Gorbachov renunció a la doctrina Brezhnev y les dio a los países del Este la libertad para determinar su propio modelo de socialismo. Con la caída del muro de Berlin, en 1989, Praga decidió abandonar –para siempre– el socialismo.
La impresión que tiene una persona al visitar, por primera vez a Praga es la de adentrarse en una especie de cuento de hadas en el que uno espera que aparezcan personajes del pasado. No se puede olvidar que en ese lugar, Mozart compuso algunas de sus más bellas obras.
Más que describir los diferentes sitios de Praga, lo cual haremos, lo que quisiéramos transmitir en una imagen es la fascinación que genera en cualquier persona sensible el conjunto mismo de la antigua ciudad.
Entre los múltiples sitios que hay que ver en un recorrido, están las 6 sinagogas del barrio judío, las cuales no fueron destruidas por la barbarie nazi. Entre estas, la más famosa es Pinkas, fundada en 1479; en sus paredes están inscritos los nombres de los 77.297 judíos checoeslovacos asesinados por los nazis.
También es impactante ver el cementerio judío –fundado en el siglo XV–, en el que hay visibles cerca de 12.000 tumbas y se estima que hay enterrados más de 100.000 judíos.
Entre los lugares que es indispensable visitar están: la plaza de la ciudad vieja.
El puente de Carlos, que es tal vez el sitio más famoso de la ciudad, en el que podrán contemplar sus 30 estatuas.
Otra joya es el reloj astronómico medieval, que se encuentra en la pared sur del viejo ayuntamiento.
Como un excelente ejemplo de arquitectura barroca, hay que visitar el Palacio de Trojá.
La catedral de Praga.
El antiguo palacio real, hoy sede de la presidencia de la República.
Y no puede faltar la visita a El Loreto de Praga, importante lugar de peregrinación mariana en el que hay una réplica de la casa donde tuvo lugar la Asunción de la Virgen María.
Pero evidentemente un viaje a Praga no estará completo sin una visita exhaustiva al Castillo, construido en el siglo IX y que ha sido la sede de los reyes de Bohemia, de los emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico, presidentes de Checoslovaquia y de la República Checa.
Praga es famosa por sus pastelerías y cafés, siempre abarrotados de gente.
Pero si alguna actividad es fundamental es la música y bien vale la pena ir al Teatro de la Ópera, donde no será extraño ver y escuchar algunas de las obras de Mozart.
Otro lugar fantástico en su exacta acepción es El Teatro Negro de Praga, un escenario totalmente diferente que se basa en la incapacidad del ojo humano de distinguir negro sobre negro. Objetos iluminados, artículos fosforescentes o personajes flotando son algunos de los elementos que hacen especial este arte.
En Praga se come, por lo general, muy bien, aunque lo mejor es la comida de caza. Entre los restaurantes con mayor reputación que cuentan con las estrella Michelin está el Alcron.
Entre los Hoteles de la ciudad vale la pena el tradicional Grand Hotel de Praga que está ubicado frente al reloj astronómico y se puede ir caminando a todos los lugares más importantes de la ciudad.
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