Política 2.0
Recientemente, Rafael Mourad ha publicado «Guía básica para entender la política 2.0 / 100 ideas y 34 recomendaciones». Se trata de la conjunción de Internet y la política, algo inevitable, orientada en esta ocasión a las campañas electorales. Y agradezco mucho la solicitud de prologar una obra digital que está gratuitamente al alcance de todo internauta (*), pues la red de redes se ha convertido en una herramienta de gran alcance y utilidad. Desde hace mucho tiempo ya, hemos accedido con modestia a las que todavía pueden considerarse nuevas tecnologías.
Hemos seguido muy cercanamente la trayectoria profesional de Mourad, quien nos ha dispensado frecuentemente su amable cooperación al coincidir con una determinada perspectiva de interpretación del mundo y de las cosas. Precursor no sólo del empleo de Internet, sino de su aprovechamiento en un campo tan noble como la política, ha innovado en buena medida la reflexión y la práctica de un conjunto de herramientas que día a día, por el concurso de millones de usuarios, alcanza una sorprendente actualización.
En esta ocasión, nos complace prologar un ensayo de extremada sencillez pedagógica que, al comprender – sobre todo – a los más novicios, no teme en recomendar recursos que se encuentran a la mano de todos, como la ya célebre Wikipedia. Sencillez no reñida con la profundidad necesaria, cuya vocación didáctica enuncia la calidad de sus próximos títulos.
Más de las veces reina la confusión en torno a la utilización de Internet para fines políticos, independientemente de los prejuicios que obran en la materia, sintetizados en el fenómeno de la antipolítica. Digamos, por ejemplo, que la política en Internet no se agota en el mundo virtual, sino que cobra importancia y trascendencia al prolongarse o pasar al mundo real, o que el acceso a sus ventajas no depende enteramente de los supuestos especialistas que desean usufructuarla exclusivamente, pretendiendo frenar su inevitable democratización.
Hay consecuencias políticas de enorme impacto para la vida ciudadana, pues, hacer política en Internet es hacer política ciudadana, centrada en la persona humana que actúa, razona y se emociona con los teclados u otros artilugios tecnológicos. Una de esas consecuencias, citada por Mourad, consiste en la desintermediación, horizontalidad y transparencia cada vez mayor de las relaciones políticas que se entiendan en una vivencia y en un contexto ciudadanos.
Personalidades y partidos políticos, cuentan con la posibilidad de reconstruir las redes sociales que antes le dieron fundamento y, hoy más que nunca, las requerimos para darle el vigor que la esperanza democrática necesita para convertirse en una realidad. Los movimientos políticos cuentan con Internet como una excelente oportunidad para reencontrarse con algo más que los usuarios de ocasión, pues se trata – en última instancia – de comunidades ciudadanas que sienten y padecen, necesitan de la interpretación y de la representación, en una dinámica de participación sin precedentes.
Insiste el autor en que debemos educarnos para la red, sin que ella signifique sustituir las relaciones personales. Observación acertada cuando se trata – precisamente – del reencuentro de todos en una Venezuela de libertad, democracia, desarrollo económico y justicia social.
Finalmente, observemos las ventajas de la red de redes para una modalidad proselitista no convencional: las cibercampañas que implican y comprometen, como ocurre en la vida real, a equipos cada vez más amplios para descartar la idea de una suerte de solitaria jugada de laboratorio electrónico. Y, permítanme acotar, la naturaleza decididamente democrática que supone el uso de las nuevas tecnologías al generar el reto de una continua interpelación sobre lo que hacemos y lo que pensamos en el marco de la «ecología gris», como la llamó Paul Virilio.
Usuarios desde hace muchos años de la red de redes, celebramos la aparición de un manual que nos convencerá que no todo es misterioso en Internet. Y – en definitiva – también existe la ciudadanía capaz de dominarlo para acrecentar las posibilidades democráticas.