¿Quién es el verdugo del ISIS?

Un lobo solitario, un estudiante tranquilo, un chico callado, trabajador. ¿Qué personalidad se esconde detrás de Jihadi John, el verdugo del ISIS, que aparece en videos decapitando a cuchillo a rehenes occidentales? ¿Qué lleva a un hombre a hacer algo así? La cadena BBC entrevistó a su maestra de escuela y un combatiente que se lo cruzó en Siria, en un intento por encontrar las respuestas, ahora que las autoridades británicas acaban de identificarlo como Mohamed Emwazi y revelaron su rostro sin su atemorizante capucha negra.

Como alumno, «no implicaba una gran preocupación», recuerda Jo Shuter, directora de la escuela en el noroeste de Londres, Quintin Kynaston Academy.

Otros dos alumnos de esa misma escuela también se unieron a la yihad en Siria y en Somalia.

«No estoy preparada para decir cuándo se radicalizaron. Lo único que puedo decir, con la mano en el corazón, es que no teníamos idea de algo así. Si hubiésemos sabido habríamos hecho algo. Nunca hubo una señal de que alguno de estos chicos –tal como yo los conocí– se hubiese radicalizado cuando estaban en la escuela», dice Shuter, que recuerda a Emwazi como un chico «callado y razonablemente trabajador», con los típicos problemas de los alumnos adolescentes.

«Tenía algunas cuestiones con el hecho de ser víctima de bullying, y tratamos con este tema, y para cuando llegó a sexto año, era –bajo todo propósito– un joven con aspiraciones y muy trabajador, que fue a la universidad que quería ir», resume y agrega: «No puedo decirlo con mayor énfasis: no era una gran preocupación para nosotros».

Enterarse de que ese chico se había convertido en un decapitador de rehenes la dejó en estado de shock. «No puedo describir el horror que sentí», admite. «Incluso ahora cuando veo las noticias y escucho su nombre se me eriza la piel porque es algo tan alejado a lo que yo conocí, también son tan horrendas y chocantes las cosas que ha hecho», describe.

Emwazi, hoy de 27 años, nacionalizado británico, nació en Kuwait en 1988 y se trasladó al Reino Unido en 1994, estudió informática en la Universidad de Westminster, en Londres, antes de radicalizarse y viajar en 2013 a Siria para unirse al Estado Islámico. A diferencia de otros yihadistas británicos del ISIS, Emwazi inmediatamente quiso aparecer en los videos de decapitaciones, cuenta un combatiente que lo vio llegar y que ahora relata esos hechos a la BBC de manera anónima.

Abu Ayman, como se hace llamar la fuente, abandonó el ISIS y decidió comunicarse con la BBC. Contó que muchos combatientes extranjeros, incluidos británicos, se concentraron en la ciudad de Atmeh, en el norte de Siria.

El joven dijo que Emwazi le pareció «uno de los más raros» del grupo. «Era frío. No quería hablar mucho. Ni siquiera se sumaba a las plegarias», explicó la fuente a la BBC.

«Sólo oraba con sus amigos, los otros hermanos británicos oraban con nosotros, pero él era muy extraño», continuó. Ayman contó además que Emwazi se aislaba del grupo y ni siquiera quería tener contacto con los combatientes británicos».

El joven agregó que el ISIS cuenta con «psicólogos profesionales».

«Ellos saben a quién elegir de los combatientes y cómo hacerlos famosos. Pero no hay nada especial acerca de John el Yihadista, cualquiera se podría haber convertido en él», subrayó.

Ayman dijo también que «los emires dan órdenes, y en recompensa te dan una promoción».

«Muchos hermanos se sumaron al ISIS para acceder a armas nuevas, a pistolas lujosas, para manejar mejores jeeps y pavonearse», destacó el joven.

Ayman admitió que decidió dejar el grupo cuando fue ordenado asesinar a una mujer y a su hijo.

Tras ser preguntado qué piensan sus ex compañeros de «John el Yihadista», el informante contó: «Algunos lo adoran. Otros se sumaron al ISIS después de verlo en videos y admirar lo que hacía, lo consideran un ejemplo».

«El ISIS juega con él como con un piano. Es una celebridad que atrae a nuestros hermanos musulmanes en Europa», continuó.

Este fin de semana, el ex ministro del Interior, el conservador David Davis, consideró que las agencias de Inteligencia británicas contaban con una estrategia antiterrorista «totalmente fallida». «Los servicios de seguridad permitieron que extremistas como Emwazi fueran dejados a su libre albedrío para hacer todo el mal que quisieran», dijo el parlamentario.