Entretenimiento

Manuel Felipe Sierra: “La radio seguirá siendo importante”

Las emisoras de radio fueron los primeros medios masivos de comunicación social. Se pensó en su momento que destronaría al cine y luego por la televisión. Ninguna de las dos cosas ocurrió.

La radio, el cine y la televisión, y ahora con Internet y las redes sociales, siguen cohabitando en un mundo ávido de información, diversión y entretenimiento.

En Venezuela la radio comercial se inició en 1930 con Radio Caracas Radio (RCR). Radio Difusora Venezuela fue la segunda emisora en el país, al salir aire en 1932.
Conversamos esta semana con Manuel Felipe Sierra, periodista, escritor y analista, quien tiene a su cargo la dirección de esta histórica emisora.

Sierra nos habló del presente, pasado y futuro, así como de los problemas y retos de la radiodifusión venezolana.

¿Cómo está la industria de la radio en Venezuela?

—Igual que como está el tema de las comunicaciones en general en Venezuela. Claro, desde dos puntos de vista. Está el mundo de la radio, que es objeto también de las restricciones, de las limitaciones, que afectan a la comunicación.

En el caso de los medios radioeléctricos, de la radio y la televisión, por supuesto ese tipo de restricción es más severa, porque son concesiones del Estado y además existe una ley de Conatel que, de aplicarse en todos sus términos, podría resultar muy severa y afectar más allá, de lo que ha hecho, el desenvolvimiento de la radio y la televisión.

Luego está el otro problema sensible, que es la caída del mercado publicitario. (La radio) son medios que se alimentan fundamentalmente de la publicidad. La situación económica del país, entre otras consecuencias, ha desmontado el mercado publicitario. Los anunciantes han caído. Es lógico, no hay productos que vender. No hay nuevos inversionistas y los clientes naturales de estos medios, como son la banca y corporaciones digitales, también han reestructurado sus inversiones. Esto ha afectado el ingreso a al industria de la radio y la televisión.

Los medios radioeléctricos viven en estos momentos una situación bastante complicada y difícil.

—¿Cómo responden los radioyentes?

—Sigue siendo de una gran lealtad. Incluso, estas mismas complicaciones que se perciben en materia de comunicación, de restricciones de la información, de mecanismos de censura y de autocensura, todo esto hace que el público se refugie mucho en aquellos espacios de la radio y la televisión por la propia naturaleza de ambos medios. Hacen posible que expresen sus opiniones donde existe un mecanismo de interacción mucho más dinámico que en otros medios.

El público si creo que es absolutamente consecuente con los medios. Ahora, está el otro tema que es económico.

Los medios de alguna manera se han segmentado en su contenido. Está también el otro tema que son las nuevas redes sociales, que obligan a la radio a interactuar y vincularse a ella. Que sirvan de complemento de los que es la transmisión radial y de la televisión tradicional.

Todos estos son cambios que se están generando con la rapidez que caracteriza el mundo digital. Pero son cambios que al final, implican una mayor participación del público, de la gente.

—¿La gente ve de manera excluyente las redes sociales y los medios tradicionales?

—Tiene mayor alcance la combinación de la radio tradicional con las redes sociales, que la radio de Internet. Pero hay que tener también mucho cuidado con el tema las redes sociales. Cuando se habla de redes sociales, en el caso de Twitter y Facebook, entre otras, esa es una comunicación impune e irresponsable, porque la puede ejercer toda persona que tenga acceso a un celular.

Es distinto de esa comunicación de persona a persona, la que se da de manera masiva y que circula a través de Internet, a la que a través de la red circula de los medios.

—¿Por qué?

—Lo que circula a través de los medios es filtrado. Es distinto. No es lo mismo un tuit, que tenga a mano la factura de una emisora o uno que sea enviado por una persona desde una esquina a partir de lo quiera. Hay que saber distinguir en el manejo de las redes sociales, aquella que es una comunicación normal, legítima, de una persona a lo que es la información oficial, que es la noticia, que como toda, tiene el aval de un medio, de una emisora, televisora o un periódico. Que se supone que ha sido sometida al tratamiento periodístico adecuado. Es decir, que se comprobó, que se ha tratado, y que cumple con todos los que son los elementos fundamentales de la noticia.

Hay que distinguir en las redes sociales, aquella información que viene de medios y la que es producto de las personas, que tienen todo el derecho a hacerlo, pero que no pueden asumirse como una noticia confiable, ni enteramente seria.

—Y las radios comunitarias

—Hay otro elemento muy propio de Venezuela. Es como en el país, inclusive tiene que ver con la nueva ley de Conatel, han florecido para no decir que han emergido, las nuevas estaciones que se llaman comunitarias. Ahí no ha habido el control necesario. No sólo proliferan con mucha fuerza en términos de competencia en el espectro de radioeléctrico, sino que sin que puedan hacerlo (porque legalmente no pueden) se convierten en comercializadoras en algunos casos. Eso establece también una competencia desleal con las radios y televisoras legalizadas.

Por su puesto que, por su propia naturaleza, este tipo de estaciones establecen unas tarifas y unas negociaciones con clientes que debilitan y envilecen lo que es la relación comercial normal entre la radio, la televisión y sus clientes.

—Su programa de todas la mañana de micrófonos abiertos en Radio Venezuela 790AM, la gente llama para denunciar y preguntar. En ese contexto legal que existe ahora, ¿cómo se manejan con esos micrófonos abiertos?

—En primer lugar, hay una audiencia muy consecuente. En el sentido de personas que llaman, que prácticamente lo conciben como una intervención, como si fueran unos profesionales. Uno maneja su agenda, el tipo de pregunta, la manera de interrogar a los invitados, pero en general hay el riesgo que siempre alguien diga cosas inconvenientes, más allá de lo que se pueda decir y que incumplan la ley o violenten el sentido elemental de la decencia, del respeto de las personas. Eso es responsabilidad del moderador; en eso si hay que tener mucho cuidado.

Una característica que tiene “Venezuela al día”, es que nosotros no filtramos información. No hay un control previo de la llamada. Una vez identificada la persona, sale al aire, pero siempre con el cuidado que haga sus denuncias y preguntas, pero con el lenguaje que se corresponde. Evitando las ofensas, los planteamientos que uno rápidamente entiende están fuera de la realidad o buscan un propósito distinto a comunicarse o interactuar.

En el caso nuestro, la audiencia es muy fiel y nos ayuda mucho. Trasmiten informaciones, hacen una labor de reporteros voluntarios. También nos sirve para tener una pulso de la realidad, de lo que está ocurriendo.

En el caso de nuestro programa matutino “Venezuela al Día”, que tiene un alcance nacional con 12 emisoras AM digitalizadas que cubre el 80% del territorio nacional, eso se amplía. Tenemos una visión mucho más extensa de cosas que están ocurriendo en el país.

Esa interacción con el radioyente nos da esa mayor visión de la situación del país. Sobre todo en la mañana, que es muy importante, porque seguimos la actividad periodística en otros medios, pero esa nos da como un feeling de cómo van las cosas ese día en el país.

—En los años 40 toda la programación de la radio era en vivo. No había grabación. Los grandes artistas de la época daban conciertos en los auditorios de las emisoras. ¿Cómo evolucionaron?

—Tenían auditorio. Eso era una característica de las emisoras. Eso se llamaba antes microteatro. Las radios tenían para la presentación de sus musicales estos microteatros o anfiteatros. La mayoría de las emisoras tenían sus orquestas. A los programas asistía el público, que participan de concursos. Esa también fue una característica de la radio de los años 40 y 50.

Eso desapareció prácticamente con la televisión. Y después con las grabaciones, con la transformación de la industria discográfica por una parte y la radio ya grabando. Eso abarató la producción e hizo más ágil el trabajo de los profesionales de las emisoras. Esa fue una época muy importante de la radio.

Radio Venezuela, que es Radio Difusora Venezuela, es la segunda emisora que se fundó en el país. La primera es Radio Caracas Radio, Broadcasting Caracas, y dos años después (1932) nace Radio Difusora Venezuela, hace 83 años. Cubrió toda esa etapa, que incluyó también a las radionovelas. Hemos sido testigos de estos cambios.

—Cuando el 1% ve televisión, el 99% está oyendo radio. ¿No regresarán las radionovelas?

—Es un problema de tiempo. El público de la radionovela, que después fue de las telenovelas, son las amas de casa. En esa época las radionovelas comenzaban a las 8 de la mañana y las mujeres no trabajaban en la calle, como ahora. Se quedaban en la casa. Acompañaban mucho las labores del hogar. En la noche, también la gente estaba en sus hogares. Había programas cómicos que oía la familia. Eso evolucionó a la televisión con las telenovelas. Como sabemos comienzan en la noche y siguen siendo en buena medida el plato fuerte de los canales comerciales.

En Venezuela tuvo una repercusión muy importante, desde los años 50 hasta hace poco. Llegó a inclusive a presentar al país como el líder en producción de telenovela y el patrón de formato de las telenovelas para otros países. Tal es el caso de la telenovela novela colombiana, se copiaron. En tanto la brasilera es más cinematográfica. La de Venezuela viene más del teatro.
Eso es una etapa que pasó.

—¿Cuál es el futuro de la radio en Venezuela?

En el mundo entero… es un medio que es indispensable por su propia naturaleza, por su rapidez, porque ha evolucionado mucho. Hay que entender que cumple otro papel. La audiencia de la radio supera a la de la televisión, pero es que son muchas. Se diversifica la audiencia, eso también es otro de los pasos de la radio, que ocurrió en los años 80 cuando se segmentó con la aparición de las FM.

Las AM tienen mayor alcance, pero las emisoras de FM ganan en sonido y tienen menos alcance.

Se ha vivido un proceso de cambio muy rápido y de interconexión de todos los medios. No hay uno por encima de otro, sino todos son complementarios. La radio seguirá siendo muy importante.

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