“En Cuba la transición también se ha echado andar”
A veces el mediodía a las faldas del Ávila queda sumido en el silencio. Alguien podría atravesar las calles y avenidas que bordean el llamado pulmón de la ciudad, sin posibilidad de toparse con la gente. Sólo el agite que genera la sede donde despacha María Corina Machado permite alterar esa tranquilidad suspendida que gravita en su alrededor.
Ella es un torbellino. Su pasión por el país acaba diluyéndose en la vida cotidiana como un río caudaloso que desemboca en el mar. Justo cuando iniciamos esta conversación, Raúl Castro toma la pantalla del televisor para anunciar el deshielo, ante el asombro en la sala donde periodistas venezolanos y extranjeros aguardan para entrevistar a esta recia mujer, cuyo optimismo se ha convertido en una categoría del alma.
“La transición también llegó a Cuba”, comenta la dirigente fundadora de la agrupación Vente Venezuela, mientras el hermano de Fidel agradece el gesto de Barack Obama de reestablecer relaciones diplomáticas y comerciales entre ambos países. Para quienes esperaban que María Corina Machado coincidiera con algunos exiliados recalcitrantes de la calle 8 en Miami, tendrán ahora que revisar la lista de denuestos que a diario le arrojan a esta caraqueña desde la radio y la televisión gubernamental, en los cuales la tildan de apátrida, agente del capitalismo o de la CIA, y a quien le han inventado toda suerte de acusaciones que terminan por estrellarse en el muro de la infamia.
–Por lo visto, Estados Unidos acaba de anunciar la apertura de relaciones con Cuba. ¿Le parece un hecho positivo?
–Por supuesto. Ello demuestra que los cubanos ya asumieron lo que nosotros hemos estado transmitiendo: que este régimen terminó, porque fracasó y que la transición en Venezuela comenzó. Los cubanos lo saben. Por eso los Castro se apuran para aceptar la propuesta de Obama. Se trata de un momento histórico, no para los Castro sino para el pueblo cubano, y que sin dudas tendrá consecuencias en América Latina.
–¿Usted también deseaba que pusieran fin al embargo a Cuba?
–Sí, porque el gran ganador de esta acción es el pueblo cubano. Queda claro además lo insostenible del régimen castrista. Y ante el fracaso en todos los sentidos del régimen venezolano, no les queda a esos gobernantes que buscar otras fronteras. Ellos, mejor que nadie, saben que comunismo y hambre son sinónimos, y que bajo estos regímenes es la gente la que padece las consecuencias, porque los que manejan las empresas del Estado, tanto en Cuba como en Venezuela, son los que tienen acceso a los dólares preferenciales y son los que se enriquecen. El comunismo ha llevado siempre esa enorme contradicción: la corrupción de unos pocos y el hambre de las mayorías. En Venezuela es peor porque se trata de una degradación económica y moral. Un país petrolero cuyos gobernantes no supieron aprovechar las riquezas que el petróleo genera, y al final del camino ¿qué ve la gente? Una élite del gobierno que se ha enriquecido con el robo de lo que les pertenece a los venezolanos.
–Está por concluir un año conflictivo y se asoma 2015, que los analistas advierten será peor. ¿Está María Corina Machado preparada para estos escenarios o tiene lista la maleta para pedir asilo?
–Lo que viene para Venezuela es la transición, la reconstrucción del país. El 2014 fue el año del despertar, cuando el pueblo venezolano asumió con conciencia su responsabilidad en la transformación de la sociedad. Es cierto, para el 2015 se agudiza aún más el dolor y la angustia que vivimos cada uno de nosotros. Insisto, la transición viene y está a la vuelta de la esquina. Este país no está dormido, sino que permanece silencioso, como un volcán a punto de estallar.
–Se refiere al futuro con optimismo, pero la realidad actual es que 72 estudiantes permanecen encarcelados por protestar y un centenar de ciudadanos están en condición de presos políticos o sometidos a un régimen de presentación en los tribunales.
–Porque se trata de un régimen que está en su fase terminal, en su última etapa, y que coincide con lo que hemos llamado la fase de transición. Cuando un régimen como este se desmorona, lo único que le queda para aferrarse al poder es la censura, la persecución, las detenciones incluso de tuiteros, y hasta de la tortura para infundir el miedo. Eso es lo que estamos viendo en estos momentos: lo peor de lo peor. Pero es una señal inequívoca de su profunda desesperación, porque es el punto de su mayor ilegitimidad.
–Quienes apoyan estos razonamientos ¿actúan solos, al margen de la gente?
–No, al contrario. Esto es o que clama la gente en la calle. Esta semana estuve en las Minas de Baruta, Catia, La Vega, en Catia La Mar, y la gente se nos acerca con desesperación, pero también con esperanza. Yo camino las calles de las barriadas caraqueñas y del interior, y la gente lo dice con sus palabras y hasta en sus miradas. Eso se vio cuando acudí a la Fiscalía. Los familiares de los estudiantes presos y la gente de la calle me rodearon en un gesto de solidaridad, con palabras de esperanzas. Son venezolanos que están desperados. Gente que te dice “hasta cuándo” o “esto no se aguanta”. Son venezolanos que tienen una conciencia de lo que esta gente nos ha dejado como país. Y no me refiero solamente a lo económico, social e institucional. Me refiero a la degradación moral. Esto es responsabilidad directa de Maduro y de su régimen. Las madres perciben que existe una descomposición moral y que es hora del reencuentro de los venezolanos, de los hermanos, como siempre hemos sido, pero que es necesario que esa gente salga del poder.
Por eso te digo que viene una etapa muy ardua, basado en el trabajo de los ciudadanos. Estamos preparados para eso. Como diputada, como mamá, como venezolana. Tal y como está preparado nuestro pueblo. Yo coincido con el pueblo venezolano. Nos han tratado de dividir entre ricos y pobres; entre derecha e izquierda; entre civiles y militares, y no lo lograron. La única división que percibe el pueblo es la de los sinvergüenzas, esa minoría que está en el poder, y el pueblo chavista o no chavista, que está pasando trabajo con la inflación y la inseguridad. Eso es lo que yo llamo el milagro venezolano.
–¿Un milagro divino?
–No. No se trata de un milagro venido del cielo, sino del trabajo de la gente. Con su trabajo, tesón y su paciencia, yo digo que es un milagro porque la gente de afuera nos ve casi que con lástima, con tristeza. Ven a un país devastado por unos pocos que dirigen este régimen. Pero cuando esta Venezuela resurja de su quietud, van a decir ¡guao! Van a preguntar ¿qué pasó aquí?, y yo les digo, esto es la convicción, porque sembramos esta energía creadora, de gente que quiere hacer cosas: el músico, el trabajador, el artesano, la gente humilde, algunos de los cuales se van con el corazón partido y quieren volver. Ese poder viene de esos venezolanos que tienen que levantarse temprano, hacer colas para comprar leche, harina, jabón. Una señora me decía: “si yo trabajo para mis hijos ¿por qué nunca puedo dar lo que yo quiero darle?”. Yo digo que esta humillación se ha convertido en indignación.
–El gobierno con usted parece haber tenido la consideración que que no tuvo con Leopoldo López. ¿Aprendieron esa lección o piensan reservarse su detención para más tarde?
–Esa consideración es entrecomillas, porque ellos han tenido más de 15 años atacándome para destruir mi honor, mi reputación. Se han metido con mis familiares, con mis hijos; se han metido en sus computadora, han dicho horrores a mis hijos, que son menores de edad y deberían estar amparados por las leyes. ¿Qué crees tú que sintieron mis hijos cuando me cayeron a golpes y a patadas en la Asamblea Nacional? Entonces, ¿es eso consideración? Estos tipos grabaron tres horas de una conversación privada con el historiador Carrera Damas y la convirtieron en minutos de destrucción de mi reputación. Y ese día era el cumpleaños de mi hijo. Ellos se han metido en nuestras vidas, en nuestros cuartos, en nuestras neveras. Agarraron mi número de celular y lo repartieron a todos ellos, para que me llamaran de madrugada y me insultaran. Me amenazan con matar a mis hijos
–¿Aún cuando cambió el número de teléfono?
–No lo cambié. Estas son las batallas que uno debe librar. Yo tengo 30 años con ese teléfono y no lo cambio. Es por eso que yo digo que este régimen fracasó. Están perdidos, lo saben y solo les queda insultarnos en una cadena de radio y televisión, mientras nosotros estamos tan seguros y tranquilos con nuestra conciencia.
–Usted fue la diputada más votada y ahora que se acerca una nueva elección parlamentaria, el gobierno se empeña en convertirla de nuevo en la diputada con más votos. ¿Sabe el gobierno en verdad qué hacer con María Corina Machado?
–No se qué pretenden hacer conmigo, pero lo que puedo decir es que todo lo que han intentado hacer en mi contra ha fracasado, porque sencillamente están desconectados de la gente, del país, del chavista que se me acerca para darme su respaldo porque no cree en las mentiras que inventan desde arriba, en el poder. Ellos creen que una madre se quedará callada si la vida de sus hijos y de su familia está en riesgo. Hablan de Venezuela como si fuera un cuartel. Puros Estados Mayores. Estado Mayor para atacar la chikungunya; Estado Mayor para combatir la escasez; Estado Mayor para cerrar comercios. Señores, Venezuela no es un cuartel.
–¿Está sola en esta tarea o es compartida por la Mesa de la Unidad Democrática?
–Claro, la MUD es plural; tiene diferentes puntos de vista, con lo cual lo hace un organismo democrático, porque hay diferentes puntos de vista en cuanto a la estrategia, pero el fin es el mismo: poner fin a este régimen que ha devastado el país. Hay gente que sostiene que Maduro debe gobernar hasta el 2019. Yo pienso que debe salir ya, quiero que Maduro renuncie. Esa posición en la MUD se respeta.
–¿Usted cree que renuncie, porque usted se lo pida?
–Bueno, así pensaba uno de muchos dictadores en América Latina, que creíamos que serían eternos; pero mira lo que pasó con Pinochet, Somoza, Fujimori. La historia lo ha comprobado con esos dictadores. Desde luego que Maduro prefiere no renunciar, pero él se da cuenta que el pueblo quiere que lo haga, incluso sus propios seguidores claman su salida. El 80% de los venezolanos quiere que Maduro se vaya porque lo ven como el responsable directo de todas estas calamidades que estamos viviendo. Los venezolanos saben que esto no va a cambiar, sino que va a empeorar, si continúa ese presidente en el poder.
María Corina por dentro
–Vayamos a fondo de María Corina Machado ¿Cuál es la primera sensación que tiene al levantarse? ¿Pesimismo, temor, incertidumbre?
–Me levanto siempre con el entusiasmo por hacer cosas. Quiero que el día tenga más horas.
–¿Qué es lo que más le conmueve de la gente que se encuentra en la calle?
–Cuando siento esa mirada de dolor, de angustia, de desesperación; pero lo que más me conmueve es cuando me dicen: confío en ti. Eso me llega al alma.
–¿Ha tenido alguna experiencia con funcionarios del gobierno que se le hayan acercado para abrazarla y decirle al oído que siga adelante?
–Me ocurre todos los días. No sólo chavista, sino policías, activistas de los barrios, que me dicen que en el fondo están conmigo.
–De usted se ha dicho que es rica de cuna, y un chavista en VTV dijo a manera de chiste que detrás de las carabelas de Cristóbal Colón, venían las naves de los Machado. ¿Qué responde cuando le echan en cara esa condición?
–Le doy gracias a Dios de haber tenido la familia que me dio. Nuestros padres han trabajado por este país. Sus ejemplos son signos de crecimiento, de grandeza, de que nuestro país siga adelante. Mi papá es mi referente y mamá siempre dice: quienes más tenemos en la vida, más tenemos que dar; de allí la conciencia de nosotros porque amamos Venezuela y decidimos trabajar por nuestro país.
–A usted se le ha preguntado si tiene miedo y siempre ha respondido que no; pero es natural que un político tenga miedo porque debe confrontar a quienes ejercen el poder. ¿Qué clase de miedo es el suyo?
–Yo no tengo miedo. Tengo terror de que siga esta destrucción del país. Por ello mi esfuerzo por salir de todo esto de forma democrática.
–¿Llora con frecuencia?
–La última vez que lo hice fue cuando mi hija se graduó ingeniera.