Mundo Empresarial

Ávila Burger: comida rápida con calidad gourmet

En cuatro años, Ávila Burger se ha posicionado como una de las franquicias más sólidas de Venezuela. Actualmente tiene nueve restaurantes en cuatro ciudades del país y un proyecto de expansión que incluye la apertura de otros cinco, de los cuales, tres abrirán antes de finalizar el 2015.

A pesar de que en ocasiones pueda parecer que las condiciones del país no son las más idóneas para el emprendimiento, los dueños de la empresa que ya cuenta con tres franquicias, demostraron que si se aprovechan las oportunidades, es posible abrirse paso en un mercado que los últimos años ha visto una disminución en su oferta.

Jorge Arredondo, gerente general del restaurante, conversó con Analítica.com y explicó cómo fueron los inicios de su empresa y de qué manera han logrado esquivar problemas como la escasez para mantener el negocio a flote.

Aunque no se descarta la internacionalización, no es un proyecto que forme parte de los planes inmediatos. En lugar de eso, en el mediano plazo se prevé abrir restaurantes en Puerto Ordaz, Puerto La Cruz, Valencia y Mérida.

Cuéntenos un poco de su historia. ¿Cómo se les ocurrió este concepto de negocio?

Comenzamos en un pequeño espacio en el Hotel Ávila, en el 2008. En aquél momento nos dieron la concesión para explotar el área del grill del hotel, que era de 9 metros cuadrados. A mi socia Carolina y a mí se nos ocurrió vender hamburguesas en ese espacio, porque es una comida que siempre nos ha gustado.

En un principio, nos asesoramos con el chef del hotel, quien nos ayudó con la preparación de algunas recetas. Después de eso, tuvimos que ponerle un nombre a nuestro negocio y fue Ávila Grill. ¿Por qué? Pues, porque estábamos en el hotel Ávila y, además, siempre nos ha encantado el cerro que lleva el mismo nombre, todavía hoy subimos con frecuencia a hacer ejercicio allí.

En aquél momento, ese negocio fue simplemente un hobbie, porque nosotros ya teníamos una empresa de consultoría en franquicias. Aún así, nuestras hamburguesas eran tan buenas que muy pronto comenzó a correrse la voz y en poco tiempo tuvimos una clientela abultada. Un día, Nacho, uno de los actuales socios, escuchó una entrevista radial que me hicieron sobre el negocio y me contactó para proponerme trasladar nuestro puesto de hamburguesas a un espacio en La Cuadra Gatronómica, donde funcionaba un restaurante de sushi que era de él y que estaba a punto de cerrar.

Fue necesario crear todo un concepto de negocio con postres, ensaladas, todo. Ya no era solo vender hamburguesas, era algo que iba más allá. Y así fue como nació el primer restaurant de Ávila Burger, el cual inauguramos el 18 de enero de 2011.

¿Tenías algún tipo de experiencia previa?

Sólo era un gordito que le gusta comer rico. Más nada.

¿Y cómo consiguieron el financiamiento inicial?

Cuando montamos Ávila Grill, la asesoría del chef del hotel nos hizo realizar la primera inversión de comprar las cosas necesarias para arrancar. Cuando nos mudamos para el restaurante, utilizamos esos mismos utensilios, más los que tenía Nacho en el de sushi. No nos hizo falta gastar más dinero.

En lo único que sí tuvimos que invertir fue en la remodelación para adecuar el local: tuvimos que quitar todo lo que era del sushi para amoldarlo a lo que teníamos pensado, un ambiente de restaurante americano.

La parte positiva es solo éramos dos personas y debido al éxito del proyecto ahora somos cinco socios. Y una vez que abrimos el primer local, tuvimos una aceptación tan buena, que al año ya estábamos inaugurando el segundo.

¿Abrieron el negocio con concepto franquicia?

Sí. Nuestro segundo restaurante (Paseo El Hatillo) lo abrimos el 18 de abril de 2012 y desde el primer día, se montó en los mismos niveles que el primero. Actualmente ya tenemos nueve restaurantes, de los cuales tres son franquicias.

¿Qué sienten que han logrado?

Darle un espacio al caraqueño donde sea posible tener una experiencia chévere: se puede comer una hamburguesa gourmet, tomar un vinito, un tinto de verano o una cervecita, disfrutar en familia, de un ambiente con una música actual, tomarse una merengada. En fin, escaparse un poquito del ambiente del día a día.

Además, ofrecemos trabajo a 30 personas por restaurante, generamos empleo a empresas en el país a través de la creación de proveedores. En este sentido, hay personas que empezaron con nosotros de manera muy artesanal y se han profesionalizado y le han dado a la red una estructura muy interesante.

¿Qué les falta por lograr?

Una constante profesionalización del equipo. Darles cursos de atención al cliente y profesionalización de la cocina. Inculcarle valores a las personas, que sepan que el esfuerzo es siempre bien recompensado.

Queremos que cada restaurant sea como la Venezuela posible. Que la gente cuando entre aquí este feliz y contenta. Que no se encuentra con el típico “No hay”. Conseguir eso es una lucha titánica. Además, queremos que los mesoneros ofrezcan un buen trato, un buen servicio. Eso representa un seguimiento importante, hay que estar ahí.

También nos falta expandirnos y crecer más, pero aquí, en nuestro país. En Venezuela mucha gente se está yendo, pero nosotros apostamos 100% en ella. No tengo un plan B o plan C.

¿Qué obstáculos han vencido en el camino?

La inseguridad. Eso es lo primero. Después el tema de la escasez, los costos, precios justos, marco jurídico, y lo que vive todo empresario venezolano.

La parte positiva es que los venezolanos tenemos en nuestro ADN la información que nos hace falta para romper esas barreras. De alguna manera, creo que hacemos milagros.

¿Y cuál es la mayor alegría?

Que los chamos que trabajan con nosotros estén contentos siempre. El éxito del negocio yo lo veo reflejado en el personal. Por supuesto, hay muchos momentos de celebración por razones varias, pero no hay nada mejor que ellos te digan que lo están pasando bien.

¿De qué manera manejan la crisis para seguir desarrollando el negocio?

Venezuela ahorita no es atractivo para ninguna marca extranjera. Dicen: “Ese tema que está allá, que se lo calen los venezolanos”. Pues yo respondo que nosotros somos venezolanos y tenemos que posicionarnos muy bien. Tenemos que aprovechar que nadie está entrando para abarcar el mercado. El hecho de que una persona vaya a un restaurante es parte del esparcimiento, comer afuera te saca de la rutina. Entonces esa es la oportunidad que vemos en la crisis.

¿Cómo están haciendo para conseguir los ingredientes necesarios para la preparación de sus alimentos?

Magia. Ese es el secreto. Por ahora tenemos un proveedor A, B, C, D, E, F, G y cuando todos ellos nos fallan, acudimos a los automercados.

Cuando nada de eso funciona para conseguir algún ingrediente que necesitemos, por lo menos sabemos que hicimos todos los esfuerzos. Ahorita estamos tratando de buscar productos que no sean difíciles de conseguir o que no dependan de una importación: hacer merengadas de choco-banana, por ejemplo, que llevan chocolate y banana. A veces hay que adaptarse a la crisis.

¿Esa adaptación a la crisis los ha llevado a disminuir tamaños o reducir porciones?

No hemos reducido porciones. En lugar de eso, preferimos no ofrecer lo que no tenemos. Yo prefiero no vender, a vender algo de mala calidad.

¿Cuáles son sus objetivos principales para el 2015?

Sobrevivir. En un país normal te diría que mi objetivo es la expansión. Aunque, de hecho, sí vamos a hacerlo. Por lo menos hay tres seguros para este año. Sin embargo, nuestro objetivo principal es cuidar a nuestro cliente. Si no hay clientes, no hay negocio.

¿Dónde visualizas el negocio dentro de 5 años?

No sé. Todavía no me he adelantado tanto. Me gustaría que cada ciudad principal del país tenga un Ávila Burger y, si todo está bien de aquí a allá, sí me gustaría hablar de esa expansión internacional. Llevar ese Ávila hacia otros países. No a los venezolanos que están en otros países, sino dar a conocer lo bonito que tenemos hacia un nuevo mercado en otros países.

Como emprendedor, ¿qué sientes que le aportas a tus empleados?

Yo creo que aprendo más de ellos, que ellos de mí. Uno tiene que liderar con el ejemplo. Nosotros nos repartimos las guardias para trabajar con ellos. Entonces atendemos mesas con ellos, cortamos cebollas con ellos. Trabajar con los muchachos, sudar con ellos, te hace crecer mucho y te enriquece más de lo que eventualmente podrías enseñarles.

Como emprendedor, ¿qué sientes que aportas al país?

Generamos empleo. Y queremos ser la antítesis de lo que está pasando en Venezuela. Hay que predicar con el ejemplo. Si vienes de una casa en la que practicas valores, pues tienes que hacerlo aquí también, tratar de predicar esos valores a los chamos, que se han perdido desde hace más de 15 años en este país.

¿Qué mensaje le darías a alguna persona que esté pensando en emprender algún negocio, pero no se atreva a arrancar?

Lo que decíamos en la universidad: “Hombre cobarde no tiene mujer bonita”. Más allá de la típica frase trillada que dice que hay que perseguir sus sueños, les diría que Venezuela, a pesar de todo el panorama gris, y a pesar de las cosas negativas que se vislumbran para ella, todavía sigue siendo un país de oportunidades. Simplemente hay que aprender a adaptarse un poquito. Por ejemplo, con el tema de la escasez son varias las marcas que han surgido y que anteriormente se desconocían completamente. En los países del sur pasó también.

Hay que ver las oportunidades: el pesimista mira el vaso medio vacío, el optimista lo ve medio lleno, pero el emprendedor va y busca más agua. Ese es el tema.

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