El EditorialOpinión
¿Y ahora qué?
Estamos llegando a una encrucijada, y los caminos que se abren parecen llevar al mismo derrotero. El gobierno está empeñado en seguir la ruta de imponerse a como de lugar para perpetuar en el poder a la revolución. Pareciera que para ellos la situación del país no es crítica y que todo se resolverá cuando el Maná caiga del cielo en forma de euros -ya no dólares- que vendrán del Petro y del Dicom. Lo que sucede es que las circunstancias son lo que son y no hay gobierno que las pueda modificar si persiste en hacer lo mismo que ha hecho y siga alimentando las causas que la han alimentado.
Solo un golpe de timón, que permita cambiar el rumbo, y una gran alianza nacional pueden sacarnos de este huracán que va destruyendo todo sin compasión.
La salida electoral que sería la válvula necesaria para bajar la presión no funcionará porque el adelanto de los comicios y la ausencia de garantías que permitan que sean transparentes, no harán sino agravar aún más la situación, y frente a ella, la respuesta más probable es que la oposición tenga que actuar de manera firme y denunciar la ilegitimidad del proceso y llamar políticamente a una abstención generalizada como forma de protesta, que por lo demás es lo que exige la comunidad internacional después de que el gobierno se negó a aceptar las condiciones presentadas en Santo Domingo por los cancilleres, que exigían que las elecciones se realizaran en el segundo semestre de este año y con garantías muy amplias que, entre otras, incluían el voto de los venezolanos en el exterior.