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«Sugerimos al Comité despreocuparse»

Tal fue la respuesta del Ministerio Público ante el Comité contra la Tortura (CAT) de la ONU, al ser confrontado la semana pasada sobre el injusto y arbitrario proceso en contra de la juez Afiuni, en ocasión de la interpelación a Venezuela por atropellos de todo tipo a los derechos humanos, en casos acumulados desde 2002. Una respuesta que provocó la reacción del Comité: «Esto es muy grave, porque afecta al sistema judicial y al Estado de derecho. En otro país, eso habría provocado terremotos».

A partir de informes de la Coalición de Organizaciones del Foro por la Vida, Amnistía Internacional y otros, una lluvia de dardos en forma de preguntas cayó desde el CAT hacia la delegación del Estado venezolano: represión contra las manifestaciones, maltrato a mujeres, colectivos armados, militarización de la sociedad, situación de las cárceles y retenes, presos políticos, fueron temas abordados sin clemencia.

«Hay alegaciones de que durante los disturbios de febrero hubo más de 3.000 detenciones, y que estas personas fueron desnudadas, amenazadas de violación, no se les permitió acceso a médico, abogado o familia, y más. ¿Qué salvaguardas se aplicaron para prevenir la tortura?».

En cuanto a presos políticos: «El aislamiento es una forma de tortura», «los exámenes médico-forenses no se realizaron en muchos casos a pesar de haberse presentado la situación ante tribunales en casos de maltratos y torturas». Y agrego por mi cuenta: excrementos y orines derramados sobre ellos, al mejor estilo de Nereo Pacheco (J. V. Gómez) o el Negro Sanz (M. Pérez Jiménez).

«Con respecto a los colectivos, grupos armados fuera de la ley, que tal vez actúan en conexión con agentes de la ley y el orden, ¿prevén el desmantelamiento de esas fuerzas?». «¿En Venezuela hay un estado de excepción que justifique la intervención del Ejército y las Milicias Bolivarianas en funciones de la seguridad ciudadana? Son preguntas que ya hicimos y como no obtenemos respuestas, seguiremos haciendo».

El tema de las prisiones es «de gran preocupación. Como ejemplo Tocorón, con capacidad para 700 personas, al día de hoy hacina 7 mil; es algo gravísimo». «¿Cuál es el origen de las armas en manos de presos?».

«¿Por qué siendo el Estado Venezolano parte del Consejo de Derechos Humanos y del Consejo de Seguridad no ha invitado al país a los Relatores sobre Torturas, Independencia de Jueces, o Protección de Defensores de Derechos Humanos?».

A estas exigencias el jefe de la delegación venezolana respondió de manera genérica que «la Revolución Bolivariana es garante absoluta del disfrute de los derechos humanos de todas y todos». Una mentira más que, creen ellos, se han de tragar los recios miembros del CAT, como si este proceso se llevara a cabo en la sede del complaciente TSJ y no en Ginebra, al amparo de la ONU.

En próximos días conoceremos las conclusiones del CAT que, esperamos, estén acordes con la gravedad de las fundamentadas denuncias presentadas ante ese tribunal internacional.

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