El Editorial

¿Quién puede decidir qué consumimos?

El espinoso tema del control biométrico que pretende imponer el Gobierno para resolver la escasez es un ejemplo de tratar de resolver algo sin entender las causas que lo originan.

Mientras no terminen de entender que las causas de la escasez no están solo en la malicia de la gente sino en una errada política económica basada en controles permanentes que generan distorsiones de tal nivel que no existirá mecanismo que logrará resolverla.

Los controles, si no son puntuales y como medidas de emergencia, son la causa que  permite que prosperen  mercados negros de toda índole, incluso estos ocurrieron en situaciones históricas,  y con consecuencias tan peligrosas para la propia vida,  en estados totalitarios como la Alemania nazi y el Comunismo soviético.

Creer que, con operativos en la frontera y  la prohibición de exportar bienes de la canasta básica se va a resolver la escasez es como un sueño en una noche de verano. Porque donde hay grandes beneficios siempre habrá quienes traten de lograrlos al costo que sea.

La solución está en atacar las causas.

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Un comentario

  1. Cada decisión que toma el presidente Maduro en materia económica nos va empujando al precipicio y no hay nada ni nadie que le pueda poner freno a esta especie de locura que se ha posesionado en la cabeza del primer mandatario. Es evidente que ni esta preparado para el cargo ni tampoco están muy cuerdos los que lo rodean y asesoran.

    La ciudadanía vive en un estado permanente de angustia y desesperación al no poder conseguir lo indispensable para medio sobrevivir en medio de este caos. Si no es una medicina es una refacción ; y sino, ni un pinche dólar que venden libremente en las calles de cualquier ciudad latinoamericana, con el agravante que salvo Colombia, ya nadie quiere aceptar el defenestrado »bolívar fuerte».

    Cada día inventan con nombres extraños los mecanismos para solicitar las divisas indispensables para cualquier actividad económica que en cualquier otro país es algo normal ; y es que, quien puede entender que en este país que abandonó la producción nacional y se transformó en importador nato de mercancías, no tenga las divisas necesarias para importarlas. Eso no lo entiende nadie.

    Hemos llegado al punto que el bolívar es como el peso cubano, solo para consumo interno pero además, tampoco puedes comprar algo que realmente quieras sino es llevando una camionada de papel moneda porque es tal la depreciación de nuestro signo monetario, que vale mas el papel en que esta impreso que su verdadero valor real que ya no tiene poder de compra. Y el problema se sigue agravando de un día para otro y en cuestión de horas.

    Amenazados de embargo, aislados del mundo real, vendiendo nuestros activos, con nuestra principal industria convertida en chatarra, dependiendo de las multinacionales para que extraigan nuestro petroleo pesado y cuanta otra desgracia nos queden por suceder, ahora nos salen con eso del »control biométrico » que suena mas a cosa cibernética que algo que nos resuelva el problema de la escasez en tiempo real.

    En la practica eso es como tatuarle un número en el brazo al consumidor al mejor estilo de los nazis en los campos de concentración y llevar al consumidor a niveles de subsistencia mínimos, mediante un racionamiento cada día mas severo de las calorías indispensables para mantenerse sanos y vivos. La pobreza crece exponencialmente y el contrabando de extracción también. Nadie realmente pareciera interesado en abortar ese tipo de corrupción y todo indica que es en el floreciente »mercado negro» donde se puede satisfacer parte de las necesidades pagando unos precios inaccesibles para el común de la gente. Ahí si funciona el » libre mercado » y la ley de la oferta y la demanda.

    El experimento revolucionario podrá continuar avanzando hasta donde se lo permitamos ; y es que si este modelo de expoliación y de distrofia económica continúa, algo muy grave nos espera a la vuelta de la esquina. De no retomar el modelo universal capitalista con todo y sus defectos, terminaremos por matarnos los unos a los otros. Puede que ya sea algo tarde, pero debemos intentarlo.

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