¿Qué delito cometió «el pelucón»?
Entre las extravagancias a las que nos pretenden acostumbrar están la de que quien comete un verdadero delito y no es condenado y la del inocente que es indiciado.
Un delito tipificado en el código penal es la escucha, no autorizada por un juez, de las conversaciones privadas entre dos individuos y aún más delictivo es hacerla del conocimiento público. Eso es ahora la praxis cotidiana en este país al revés.
¿La pregunta que se hace cualquier ser sensato es dónde, en qué artículo de cuál ley está tipificado que una conversación entre dos ciudadanos venezolanos, sobre eventuales escenarios económicos para enfrentar la crisis que actualmente apabulla a Venezuela, pueda ser considerado delictivo?
Delictivo es que públicamente el Presidente de la República instruya al poder judicial para poner preso a alguien por un crimen que no existe en ninguna norma del código penal y, además amenace con la presunta existencia -ya que no los hay- de encerrar en 400 calabozos a opositores que se atrevan a desconocer resultados electorales promulgados por el régimen.
Retornar al estado de derecho no es un capricho sino una necesidad para que una sociedad funcione y prospere dentro del marco de las leyes. El poder ejecutivo dejó de ser omnímodo después de las revoluciones americanas y francesa y esa es una garantía no sólo de la igualdad y de la fraternidad, sino sobre todo del progreso en paz.
Ciertamente, presunción de delito no lo hay por ninguna parte y menos si se analiza el contenido de una conversación privada que no fue más allá de pedir la opinión de un economista en el extranjero y que parece inclinado a aplicar de nuevo el ´´paquete neoliberal´´ de CAP, en el supuesto de que la oposición llegase a ser gobierno en un momento dado. Y eso, si un nuevo gobierno se lo solicitase al FMI, pero primero tendría que ser gobierno y eso está todavía por verse y , no pasa de ser una especulación, deseo o presunción, pero nada mas. Y es que en el fondo lo que se pretende es que el señor Mendoza se vaya del país para expropiar las empresas del Grupo Polar y controlar esa parte importante de la industria de alimentos. Deseo que desde la época del ex Caudillo, siempre ha estado presente y ahora, parece llegado el momento.
Lo cierto es que al margen de lo que digan las encuestas, gobierno y oposición ya están frente a frente y han pasado al plano de una lucha descarnada y definitiva faltando pocas semanas para el acto electoral del 6D. Los analistas internacionales no la ven fácil para la oposición y el gobierno ha montado toda una estrategia para no perder, de manera que ese 31% que anda sin definirse en torno a votar o no, representa un obstáculo para las aspiraciones opositoras y algo que, desde el punto de vista de la abstención, sí constituye un problema muy serio para el alcanzar el control de la Asamblea Nacional. Han resurgido con fuerza los niveles de incertidumbre y de nuevo se puede afirmar que cualquier cosa puede pasar, pero de perder la oposición, las consecuencias serán muy graves para el país y hasta se pudiese llegar a un tipo de confrontación no – deseada.
Sin garantías jurídicas ni Estado de Derecho se va a unas parlamentarias con las manos atadas. Solo si se vence el miedo a la derrota y todos vamos a votar, tendremos una posibilidad razonable de triunfar, aunque sea de una manera modesta y estando conscientes que los problemas a partir de hay, apenas van a comenzar, pues no es nada fácil luchar contra todos los poderes del Estado al servicio de una dictadura que cada día que pasa, va dejando atrás las últimas formalidades democráticas que le quedan. Esta es una lucha de largo liento donde el que se rinda primero, lo pierde todo. De entrada, el primer paso es ir a VOTAR EL 6D, luego, ya veremos.
Para que en Venezuela vuelva a existir el Estado de Derecho, hay que salir del chavismo delincuencial que adueñó de todos los poderes del Estado.