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Prohibido olvidar

Aunque usted no lo crea, el Granma, para beneplácito de todos, se pone las pilas y trata de ser más oportuno en la batalla política que debe librar en las nuevas condiciones creadas a partir del 17 de diciembre pasado, con el anuncio de la apertura de negociaciones para el restablecimiento de las relaciones entre Washington y La Habana.

El articulo de Freddy Pérez Cabrera a pocos días de culminada la Cumbre de las Américas, titulado “Prohibido olvidar” así lo demuestra, sobre todo, en lo tocante a que no debemos relegar nuestra historia de lucha, aunque no debo pasar la oportunidad para decirle que toda la historia, y no solo recordar parte de ella.

Pérez Cabrera justifica su artículo bajo el entendido “en que algunos hablan de borrones y cuentas nuevas, de pasar página y de historias pasadas que no convienen recordar” sayón que, quizás sin proponérselo, encaja candorosamente a los tirios y a troyanos.

Para calzar sus ideas no puede faltar el Apóstol que él cita mal cuando dijo “de amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias nuevas”. Martí no habla de amar los errores pasados, ni de permitirle a tales valores y errores andar hurgando a cada instante en nuestra política. No solo pensaban los hombres en el pasado.

Pero si de Martí se trata, es tan inmenso, que a veces nos cuesta trabajo citarlo, porque, leyendo el artículo de marras, me vienen a la mente: “No hay fraternidad más temible en las Repúblicas que la de los militares”, “Siempre es desgraciar la libertad que la libertad sea un partido”, Es necesario ser prospero para ser bueno”, “De hombres que no pueden vivir por si, sino apegados a un caudillo que los favorece, usa y mal usa, no se hacen pueblos respetables y duraderos”, “Sobre las castas no se han alzado nunca más que naciones destinadas a la esclavitud”, El dogma que vive de autoridad muere de critica”, “Cambiar de dueño no es ser libre”, “Esclavo es todo aquel que trabaja para otro que tiene dominio de él”, “Un pueblo inteligente no puede ser fanático”, “Las mismas palabras fatigan”, y pudiera poner aquí un asterisco que diga; ver sus obras completas, pero solo quiero terminar citando su idea relativa a que: “Todo poder amplia y prolongadamente ejercido degenera en casta. Con la casta, vienen los intereses, las altas posiciones, los miedos de perderlas, las intrigas para sostenerlas. Las castas se entre buscan y se hombrean unas a otras”.

Cuando citamos a Martí es como si quedáramos descalificados, porque usualmente nos quedamos en la frase o el proverbio, cuando lo que se trata es de hablar de la vida en toda su extensión, sobre todo del presente que es lo único existente y del futuro que está por venir. El pasado está muerto y por un acto de la mente se resucita, con una imagen poética se le da aparente vida, pero no es más que vidas y acciones que yacen en el pasado y no podemos permitir que venga a decidir sobre nuestro presente.

Siempre debemos estar vigilantes entre la frontera existente entre usar y manipular nuestro patrimonio ideológico, o vestir nuestro lenguaje para convencer y no para hallar la verdad, porque a nadie conviene la desmemoria y necesariamente hay que pasar la página o nos quedamos viviendo en el pasado. Todo ser humano que se precie de serlo quiere vivir más prospero y feliz que ayer y todo obstáculo que se oponga a esa aspiración debe ser derribado.

Las carencias que se convierten en brechas ideológicas no se tapan con barro, sino con más verdad, con más cultura, con más libertad y con más democracia. Confiar nuestras fortalezas al pasado es negar los valores del presente, ahora y aquí es donde tenemos que ser fuertes, abiertos e inteligentes, no hay que olvidar para ello, sino dar el justo valor que tiene la historia hecha para que la por hacer sea más valiosa y para alcanzar mejores y mayores cuotas de justicia social.

Hay que preocuparse cuando el enemigo comienza a atacarnos con verdades. Témele al enemigo cuando comienza a tener razón. El hecho de que nuestra Revolución haya alcanzado cuotas de justicia social nunca antes logradas en nuestra sociedad no implica que hayamos alcanzado, por las razones que fuesen, la libertad y democracia que nos merecemos. La lucha no solo es por la economía: economía fuerte y desarrollada sin humanismo es neoliberalismo.

La tarea no es que el pasado nos una, ni unirnos por nuestro pasado. La unión que se necesita es para fortalecer el presente y construir el futuro de nuestra nación. No es memoria o desmemoria la coyuntura decisiva, sino construir para nuestro pueblo en este presente un futuro mejor.

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