El Editorial

Para unir hay que ceder

Los partidos que integran la unidad democrática son, por sí mismos, pequeños y hasta insignificantes; sin embargo, unidos son una fuerza significativa.

El PSUV lucía como la ballena del espectro político nacional, pero después de las elecciones internas luce más como una escuálida sardina.

Las opciones para sustituir el esperpento político y económico que mal gobierna este país desde hace 15 años dependen, en gran parte, de una alternativa democrática sólida, unida y sobre todo con ideas claras para resolver las crisis que nos agobian.

Pero mientras los pequeños partidos que integran la MUD no entiendan que es necesario ceder para unir, no lograrán crear una plataforma sólida y unitaria que resulte creíble para la gran mayoría de los venezolanos.

La tarea impostergable es poner de lado los personalísimos estériles y enfrentar al gobierno no con retórica vana sino con propuestas concretas de soluciones para una situación económica, política y social que está llevando a Venezuela a un naufragio seguro.

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2 comentarios

  1. La democracia es un sistema abierto, flexible, perfectible, sujeto a revisión y que se fundamenta en la negociación. Sin estos elementos y un alto grado de tolerancia no es posible avanzar en ninguna dirección. Es el caso de la MUD y es el caso del PSUV. Ambos se han encerrado sobre si mismos y se han negado la posibilidad de encontrarse para poder superar esta crisis que nos esta llevando al presente desastre y que nos coloca en el disparadero de sobrevivir o desaparecer.

    Esta visto que este »experimento» socialista no funciona y es que la mejor prueba de ello son estos quince años de involución e ir de un desastre a otro sin poder avanzar un solo centímetro. Ya creemos que es mas que suficiente y que la pertinencia de las observaciones planteadas en el EDITORIAL de hoy sean tomadas en cuenta, pues expresan el sentir y la convicción de la inmensa mayoría del país, incluidos los chavistas sensatos que tampoco ya pueden aguantar por mas tiempo esta situación.

    El país ha retrocedido ante nuestros ojos a unos niveles tales que pareciera estuviésemos en las antípodas del desarrollo, como si un gigantesco maremoto se hubiese devorado tierras y hombres, y la capacidad de sentir o pensar nunca hubiesen existido. Muchos estamos cansados de tanta diatriba, de tanta falta de sentido común y el no ver por ningún lado deseo alguno de rectificación. Lo obvio no se aborda y si se hace es de mala manera y con el mal sano deseo de destruir al contrario sin consideraciones de ningún tipo. Así, ningún sistema social y político puede funcionar y convierte la anomia en un problema estructural que se eterniza en el tiempo cuando precisamente es el tiempo lo que no nos sobra.

    Solo cuando nos estallan los escándalos en la cara es cuando tomamos consciencia por milésimas de segundo del pantanal en el que nos encontramos, para casi de inmediato regresar a una »rutina» como si no hubiese pasado nada. Muy pocos se detienen a pensar y reflexionar sobre la situación, eternizando un »Macondo» encerrado sobre su propia realidad y donde todo lo demás no existiese. Eso no es normal, es suicida y le pone fin a toda posibilidad de cambio y avance.

    Algunos pensamos que a veces las bases populares son las que suelen darnos las respuestas que las élites son incapaces de ver o entender. Señalan el camino dentro de su sabiduría ancestral con esa inteligencia natural de todo pueblo que se niega a morir y por ello lucha para continuar existiendo en el día a día ; pero llega un momento en que hasta eso no es suficiente, y entonces surge la anarquía y el caos donde el imperio del mas fuerte impone su ley. Nosotros nos estamos aproximando peligrosamente a ese punto de no retorno y luego las consecuencias no deseadas nos dirán lo que hay que hacer cuando ya no hay remedio posible.

    Como bien plantea el EDITORIAL de hoy, necesitamos urgentemente soluciones prácticas y concretas, el deponer actitudes negativas y destructivas, o se consolidará la real posibilidad de hacer de la UNIDAD un imposible y con ello, el fin de nuestra propia historia. Somos tan estúpidos como para no poder entender esto ?…

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