Opinión Nacional

Huele a cacho quemado

Esta popular frase de mi época juvenil se usaba cuando queríamos significar que las «paras paras» usadas juguetonamente para quemar los brazo o piernas de nuestros compañeros de juego ya estaban caliente, pues en efecto luego de frotadas producían ese olor. En la vida ordinaria, cuando decíamos que había el olor, fabuladamente significábamos que algo andaba mal o a alguien lo quemarían.

Así estamos con las cosas del gobierno actual durante esta conflictiva semana.

Hay real para todo, pero no tenemos ahora para pagar el precio actualizado de la gasolina con la inflación acumulada, luego de diez años (Chávez dixit).

También tenemos dinero de sobra, como para pasar la marabunta de la crisis ( cuando menos tres años), pero a PDVSA nadie, óigase bien, nadie, le quiere prestar reales. Si tu vecino no paga, le cortan la luz, le quitan el agua, la embargan el carro y encima le prestas, bien tonto eres si pretendes luego cobrarle lo prestado. Sobran palabras para explicar esta parábola.

Sigue existiendo dinero para todos pero vamos a suspender la contratación colectiva de quienes están en el sector de empresas públicas. Es que acaso los trabajadores de este país se volvieron tontos o necios, si ha sido el gobierno quien los insta a suscribir contratos y reclamar reivindicaciones contra la empresa privada, ¿existe razón alguna para que no lo hagan con la empresa del Estado con la cual trabajan?
Todo marcha a la perfección, pero no hay seguridad jurídica, ni ha aparecido ni se tienen noticias de un correcto y ejemplar ciudadano quien maneja una entidad financiera y fue raptado o secuestrado de manera vil, en despoblado y a pleno día. Las autoridades absolutamente silentes ¿Cuáles autoridades?
Se han mejorado los servicios públicos fedatarios de registro y notarías, ahora están adscritos a la eficiente oficina ministerial de Interiores, donde Alzami, o Alzame bien o mal, no hay problema que no resuelva, pero líbrate Dios de que te nieguen el registro de un documento, pues ni siquiera el ilimitado tiempo que tiene quien dice nos manda para seguir en el gobierno será suficiente para que veamos ese documento registrado ¿Y la propiedad amparada por ese título qué? ¿Es acaso otro modo de presionar para quitarnos nuestras propiedades?
Finalmente, porque no quiero seguirlos fastidiando hoy, se ha reinventado el proceso de descentralización, en plena vigencia constitucional en nuestro país. Basta para descentralizar, dejarse centralizar, pues buen centralizador será quien quite la descentralización. Finalmente no hay gobierno que no sea centralizado porque no le da la gana de centralizar. Esos fueron los claros razonamientos de los miembros de la asamblea descentralizada que cuida por nuestros intereses no centralizados.

De la justicia, finalmente no hablemos, en ese sí que quien dice nos manda inventó la perinola sin palito. Antes no había justicia, porque no habían sedes adecuadas, se hacían largas colas y uno no tenía acceso a la justicia.

Ahora sí nos acomodaron las cosas, siguen habiendo colas interminables, no se pueden ver si no los expedientes que les da la gana a los funcionarios de información, y cuando por fin pide el que le dejaron solicitar, entonces no aparece.

Eso sí, nadie podrá negar que en Venezuela ahora sí hay justicia oral, con inmediatez absoluta, claro no pretenda ver al Juez sino una pantalla, donde no sale nada ni cuando está solucionado su caso, o quien ni cuando dictará el fallo. En las colas, ahora más largas, pero con destino específico a la oficina de información donde no se informa, pega él sol, pero también eso está arreglado con la importación mediante el sistema de trueques convenido con el amigo Lula y sus empresas en Venezuela, donde nos cambian refinerías, por unos sombreritos tipo paraguas que denominan «cucas caldas» que no arreglan el problema de insolación, pero se ven muy bonitos y tienen nombre cherchero.

Por eso digo, que huele a cacho quemado. Hasta un ex militarzote, también ex integrante de gabinete le acaba de preguntar a sus ex-pares, en reciente artículo, si tenían pantalones o les habían cambiado el uniforme por falditas escocesas, en fin, algo huele a quemado y cuidado y no llega el olor al de la pólvora que no al de las inofensivas para-paras.

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