Nadal en Carúpano y Río Caribe
Carúpano y Río Caribe recibieron con beneplácito la visita del embajador de Francia en Venezuela, Romain Nadal, como parte de una gira cultural que realizó por el oriente venezolano, con paradas previas en Puerto La Cruz y Cumaná, donde se encuentran esos excelentes centros de cultura que son las Alianzas Francesas. No olvidemos que la familia del Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, era ancestralmente de origen francés (Ángel Grisanti, Vida ejemplar del Gran Mariscal de Ayacucho, Caracas, 1969).
Con la colaboración de organizaciones de la sociedad civil y de la Asociación Cultural Corsos de Venezuela, y atendido por las autoridades locales, el embajador Nadal y su comitiva visitaron las sedes de los programas de cooperación apoyados por Francia. La diplomacia francesa ha privilegiado la promoción de la cultura como prioridad en sus relaciones internacionales.
Las relaciones entre Francia y Venezuela han sido siempre fraternas y de mutuo beneficio desde la Independencia. En 1834, Francia fue uno de los primeros países que firmó un Tratado de Amistad, Comercio y Navegación con nuestro país. Los libertadores venezolanos y latinoamericanos se fundamentaron en los ideales de la Revolución Francesa y la Revolución Americana, al constituir repúblicas democráticas donde debía prevalecer la libertad, la igualdad la fraternidad (François Delprat y varios autores, Francia y Venezuela en la era de las luces y las revoluciones, Embajada de Francia, Caracas, 2016).
El caraqueño Francisco de Miranda fue héroe de la Primera República Francesa. El Código Civil de Napoleón inspiró a Andrés Bello para la redacción del Código Civil de Chile. La primera visita de un presidente francés a Suramérica (Charles De Gaulle) comenzó por Caracas; su homólogo venezolano, el Dr. Raúl Leoni, era hijo de un inmigrante francés de la isla de Córcega (Clemente Leoni) y madre venezolana (Carmen Otero). No perdamos de vista que Arturo Uslar Pietri escribió su novela Las lanzas coloradas en París, donde se radicaron los fundadores del Arte Cinético, Jesús Soto y Carlos Cruz Diez, así como Juvenal Ravelo (Rafael Arraiz Lucca, Arturo Uslar Pietri, Biblioteca Biográfica Venezolana, Caracas, 2006-2007).
No menos significativo fue el peregrinaje del embajador Nadal por los espacios y casas de los laboriosos inmigrantes de Córcega, que se asentaron en la península de Paria, Guayana, los Andes, los estados centro – occidentales y el Zulia, contribuyendo de manera determinante al auge socioeconómico, agroindustrial y exportador de Venezuela durante el siglo XIX y primeras décadas del XX (Luis García Díaz, Breve historia de Carúpano, Caracas, 1997).
La explotación petrolera, la Gran Depresión de los años 30 y el ciclón de 1933 arrasaron con las cosechas y la prosperidad agrícola, comercial y preindustrial de los pobladores hasta nuestros días; pero los descendientes de aquellos pioneros han mantenido el empuje y entusiasmo emprendedor de sus ancestros corsos y venezolanos hasta el siglo XXI (Bartolomé Tavera Acosta, Historia de Carúpano, 1930).
CARÚPANO: LA CASA DEL CABLE FRANCÉS
Fundada por el Obispo español Damián López de Haro en 1647, el embajador Nadal visitó la Casa del Cable Francés, donde operó a partir de 1884 el primer cable submarino de Suramérica, el cual unía al puerto local con Le Havre en Francia, vía Guadalupe y Martinica; actual sede de la Fundación Prosperi y antes de la Fundación Merle. Cerca fundaron la Casa del Cacao, la cual alberga un museo sobre la inmigración corsa, al igual que el Museo Histórico de la ciudad, antigua Casa Massiani. En El Pilar, la hermosa iglesia local fue reconstruida por Quírico Prosperi, oriundo de Brustico, Córcega, quien se instaló en la región y fundó con su hermano Ambrosio la primera empresa epónima en 1882.
Los corsos fueron los fundadores de la Cámara de Comercio de Carúpano y de su tranvía, el cual operó hasta las primeras décadas del siglo XX. Crearon también el Cercle Francais (el Círculo Frances) y la Sociedad Colombina en los años 1880 y 1890. Los hermanos Benedetti se radicaron en la capital del Municipio Bermúdez en aquella época y uno de sus descendientes, el Ing. Oscar Benedetti Pietri, fue el fundador, junto con su paisano riocaribero, Ing. Juan Francisco Otaola Paván, de la empresa Precomprimidos, constructora de los puentes sobre el lago de Maracaibo y el rio Orinoco.
El embajador de Francia se trasladó a la Hacienda San José, fundada por José Vicente Franceschi Vincentelli, oriundo de Pino, Cabo Corso, en 1830. Sus descendientes han mantenido la tradición y sus chocolates epónimos han ganado premios internacionales. Poco a poco su arduo esfuerzo de reconstrucción ha tenido excelentes resultados. Han logrado recuperar el cacao venezolano y producen las calidades Ocumare 61, Ocumare 67, Ocumare 77, Chuao, Guasare, Porcelana, Canoabo y Río Caribe.
El actual Ron Carúpano (hubo una variedad de alta calidad), fundado por León Santelli en 1902 (Destillerie Françoise), no se queda atrás y también ha sido galardonado, entonces y ahora, con premios internacionales, como lo señala el historiador Carlos Viso en su gran obra: El Ron de Carúpano (2004). Otras familias de ascendencia corsa, como los Angeli (Angeli Hermanos), Antoni, Graziani, Deffendini, Lucca, Morandi, Mattei, Oletta, Orsini, Tavera, Vicentelli y Vincentelli han dejado fructífera huella en la agroindustria, las artes, las humanidades, las ciencias, la medicina, la ingeniería y el derecho.
La década de 1890 fue la época de oro de Carúpano y Rio Caribe. Venezuela llegó a ser el segundo exportador mundial de cacao de alta calidad, como lo atestigua J.M. Siso Martínez en su historia de Venezuela. La producción de café (norte de Monagas), caña de azúcar y ron fueron los otros rubros productivos. Entre las casas comerciales fundadas por inmigrantes corsos y también venezolanos, mencionemos, además de J. Franceschi & Co. y T. Massiani y Ca., a J. Orsini e Hijos; A. Lucca y Cía.; Juan F. Benedetti; Raffalli Hermanos; Santelli y Vicentelli; J.A. Auberon; Joucla & Cía; Julio Figuera & Cía; J. M. Navarro y Cía.; y Gerónimo Cerisola, entre otras (Rafael Cartay, La Construcción de la Modernidad. El caso de Carúpano: 1886-1900. ULA, 1990).
RIO CARIBE: PATRIMONIO CULTURAL DE VENEZUELA
El embajador Nadal se trasladó más tarde a Río Caribe, Patrimonio Cultural de Venezuela. La capital del Municipio Arismendi fue fundada por Diego de Brito en 1715; este había comenzado su construcción en 1647 (Ángel Grisanti, Rio Caribe y Chacaracuar – Bosquejo histórico, 1968). La comitiva francesa visitó la sede del Proyecto Paria, dirigido por Carlos Guerra Otero, cuya misión es el rescate de la cultura y la producción del cacao. El cacao Río Caribe figuró en la Bolsa de Nueva York por elevada calidad en los tiempos de la prosperidad agroexportadora de Paria. Los historiadores apuntan que en la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del XX, salían por los puertos de Carúpano y Río Caribe, entre el 70% y el 90% del cacao exportado por Venezuela.
La iglesia de San Miguel Arcángel de Río Caribe (1717), en la confluencia de las hermosas plazas Bolívar y Miranda, es un sitio de necesario peregrinar, como también lo es el Hotel Mar Caribe, antigua casa de comercio de Ángel Andrés Franceschi, oriundo de Nonza, Cabo Corso, quien se asentó en el otrora pujante pueblo agropecuario en 1827. Ángel Andrés contrajo matrimonio con la venezolana Eladia de Jesús Ortega y Cedeño de Alba, hija de Lorenzo Ortega y de la Cova. En la casa de la niña Eladia en la calle Rivero, una placa conmemorativa reseña la celebración de la reunión entre los Libertadores de Oriente, Santiago Mariño, y de Occidente, Simón Bolívar, en 1816.
En la capital del Municipio Arismendi, se residenciaron entre 1830 y 1900, varios de los pioneros corsos, como Domingo Mateo Luciani Orsini y sus sosbrinos Pedro, Francisco, Noel y Santos, oriundos de Pino, Cabo Corso (este último regresó a su Córcega natal). Igualmente, Andrés Pietri Bonifacio (Ersa) y Gerónimo Pietri (Centuri) (la hija del segundo, Catalina Pietri Franceschi, casó con el primero y fueron los padres del Doctor y General Juan Pietri, nacido en Río Caribe en 1849 (Luis F. Calvani, centenario del Dr. y Gral Juan Pietri, Caracas, 1950). Descendientes de Andrés y Catalina son los riocariberos Luis Gerónimo, Alejandro y Andrés Pietri Méndez, y la hija de este, Alicia Pietri de Caldera, fundadora del Museo de los Niños y esposa del presidente Rafael Caldera.
Vicente Grisanti Filipetti (Nonza) y Erasmo Calvani (Meria) y sus descendientes contrajeron nupcias con jóvenes paisanas y de otras honorables familias locales, como los Arismendi, Fígallo, Ghersi, Paván, Otaola, Rogliani, Lairet, Luigi, Loero, Urgellés, Rauseo, Brito, Ortega, Oliveros, Fermín, Gómez, Villarroel, Rodríguez, Figueroa, Guerra y Suniaga, por mencionar sólo algunas. De ascendencia corsa son también los Antonorsi, Corsi y Felce. La sede de la Alcaldía fue la casa de la familia Venturini Calvani.
Entre las principales estructuras civiles de la ciudad, se encuentra el Liceo de educación secundaria Carlos Francisco Grisanti Franceshi, notable jurista de la UCV, Individuo de Número de las Academias de la Historia y de Ciencias Políticas, presidente de la antigua Corte Federal y de Casación (Corte Suprema) y del Congreso Nacional, canciller a.i, y ministro de Venezuela en los Estados Unidos y el Vaticano. La casa de Noel Luciani, nacido en Pino, Cabo Corso, en 1869, fue cedida en comodato a la parroquia y hoy es un museo histórico y religioso. Su hija, Lucrecia Luciani Franceschi, contrajo nupcias (1915) con Jesús Emilio Grisanti, quienes son los abuelos de este articulista.
No cabe duda de que la gira del embajador Romain Nadal al oriente venezolano, y en particular a Carúpano y Río Caribe, contribuirá a estrechar aún más los lazos históricos, culturales y familiares entre Francia, Córcega y Venezuela. ¡Enhorabuena, Señor Embajador!
@lxgrisanti