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Muñecas del Narcotráfico

La vanidad y la soberbia son compañeras inseparables en la vida de las familias mafiosas, pecados capitales éstos, que en definitiva arrastran a los capos hacia estrepitosas caídas, pero siempre quedan sus hijos y familiares más allegados para disfrutar del heredado botín de origen criminal.
Decía el actor que interpretaba al legendario policía estadounidense Eliot Ness al final de cada episodio que: “el crimen no paga”, pero esta es una verdad a medias, muchos criminales escapan de la justicia como perfectos magnates, sobre todo aquellos que se cobijan bajo el manto de la política y de regímenes forajidos.
Vemos a menudo a través de reseñas periodísticas sobre la vida ostentosa de los capos y sus familiares cercanos: Caballos de paso, animales exóticos, autos lujosos, armas de colección, aviones, mansiones y bellas mujeres, son parte de los juguetes que acompañan a todo criminal que se precie de ser, capo del narcotráfico.
Mucho de los capitales de los narcotraficantes están ocultos en Paraísos Fiscales o mantenidos a través de testaferros y es difícil seguirles la pista. Esta circunstancia permite que en muchos casos, cuando caen los grandes capos, hijos y familiares cercanos, sean en definitiva quienes disfrutan de los bienes y riquezas provenientes de las actividades delictivas.
Existen emblemáticas muestras de capos dados de baja, cuyas hijas han devenido en las llamadas “Muñecas del Narcotráfico”, que andan restregándole en la cara a todo el mundo que “el crimen si paga”.
Conocidos son los casos de Melisa Plancarte, hija de Enrique “Kike” Plancarte capo de los Caballeros Templarios; Yasira Esmeralda Torres hija del capo Manuel Torres Félix alias M1 del Cartel de Sinaloa; Alexandra Rodríguez Mondragón, hija del capo Gilberto Rodríguez Orejuela del Cartel de Cali.
Las “Muñecas del narcotráfico” han vivido entre lujos y todas alegan haber obtenido sus fortunas por medios “LICITOS”, pero pocos se tragan ese sapo, sin embargo la soberbia y vanidad heredada de sus progenitores las hacen retar al mundo, bajo un total manto de impunidad.
En Venezuela también tienen a su “Muñeca del narcotráfico”. Se trata de la hija del Capo del Cartel de los Soles, Diosdado Cabello, el hombre que concentra todo el poder económico y político de la llamada Revolución Socialista del Siglo XXI.
La hija de Cabello ha saltado a la fama por sus desplantes y su discurso ramplón comunista, promueve la patria socialista a través de medios oficialistas, mientras pasea sus excentricidades de ricachona con total impunidad, ante una Venezuela cada vez más pobre y decadente.
En los Estados Unidos han aprobado una ley para congelar cuentas bancarias, confiscar bienes y suspender visas a los criminales del régimen chavista y sus familiares cercanos, pero esto no será suficiente, pues seguramente, parte importante de sus riquezas mal habidas, ya reposan en puertos seguros en algunos de los cincuenta “paraísos fiscales” regados por el mundo, lejos del escrutinio de las autoridades competentes.
Lo cierto es que mientras no se tomen medidas de carácter mundial para confiscar riquezas de los capos, sus familias y testaferros; el narcotráfico y la corrupción seguirán campantes, tomando mayor fuerza en el tiempo y seguirán existiendo las llamadas “Muñecas del Narcotráfico”
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