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Menudeo y marginal

Este régimen que nos destruye no tiene atisbo de decencia ni de cordura al dirigirse a los ciudadanos de Venezuela. Una muestra, que no es la peor, la encontramos en el nuevo régimen de tratamiento del comercio de ese anhelado y necesario bien, el dólar estadounidense.

En primer lugar debemos analizar el uso de la expresión “marginal” en las operaciones que se describen. Para un lector cuidadoso, se le envía un mensaje ladino. Se quiere dar la impresión de que el volúmen de operaciones que se cobijará en esas prescripciones es casi despreciable, tal como suponen que es el venezolano.

En segundo lugar y con mayor profundidad, analizaremos el empleo de la palabra “menudeo”. Además de que no deja de ser una expresión del desprecio hacia los concurrentes, se le atribuye a esas operaciones una característica que no tienen. Imaginemos la limitante de compra diaria de trescientos dólares norteamericanos. Si los calculamos a la tasa comunicada por el BCV de 172 bolívares por dólar, estaremos llegando a la conclusión de que el comprador requiere de la “módica” cantidad de CINCUENTA Y UN MIL SEISCIENTOS bolívares, en algún momento denominados “fuertes”, para adquirir esos tres billetes, lease, más de nueve veces el salario mínimo mensual para la fecha. Y si les parece poco, tres veces y media el precio de la cesta básica alimentaria con la que el régimen dice que come una familia de cinco personas.

Como contraparte, es útil recordar que trescientos dólares no es una cantidad importante para un ciudadano de cualquier país del globo. Con trescientos dólares se pueden adquirir bienes de consumo diario para una semana de una familia compuesta por padre, madre y tres hijos, pero no alcanzan para comprar ningún bien duradero…quizás una plancha eléctrica.

No podemos despreciar la oportunidad de referirnos al precio de la cesta básica alimentaria.

Para nadie es secreto que las autoridades del BCV y sus carnales del INE han realizado una serie de maromas para manipular, de la manera más vil, los indicadores económicos de la nación. Y al hacerlo, desconocen que le eliminan su “comparabilidad”. Al realizar esas maromas financieras limitan la posibilidad de compararlas a los tiempos transcurridos después de la modificación del criterio.

Pero resulta que los precios que toma el BCV para analizar el precio de la cesta básica alimentaria son tomados en los sitios de venta que el propio régimen controla y donde, causado por las restricciones cambiarias y otras barbaridades, todo el mundo sabe que también se ocasiona esa nueva enfermedad que recibe el oprobioso nombre de bachaqueo. Y la ciudadanía sabe que los bachaqueros multiplican los precios de compra por un factor que varía entre TRES y DIEZ. Igual que lo permite el régimen cuando vende dólares a seis treinta y quienes tienen la dicha de obtenerlos, los comercian a ciento setenta…o más. En este caso, el factor de comecialización es de más de veintisiete veces.

Como vemos, además del desprecio y la burla, nos encontramos con una economía imposible de entender y mucho menos de actuar en ella.

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@rafael862

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